Cabrón, chispa y casual

Por: Eddy Warman
Columna de opinión:

Cabrón, chispa y casual

Por: Eddy Warman
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Cabrón, chispa y casual

Por: Eddy Warman
“Hasta la vista, García Luna”

“Hasta la vista, García Luna”

¡Silencio! ¡La Corte del Distrito Este de Nueva York se ha pronunciado!

Una vez más, el juez Brian Cogan, a quien “no le tiembla la mano” para golpear el mazo -recordemos que hace cinco años “le metió gol” de cadena perpetua a «El Chapo» Guzmán-, ha hecho justicia.

Una vez más, los hechos, no las palabras (porque esas se las lleva el viento), demuestran que la corrupción, el narcotráfico y la doble vida de la clase política latinoamericana, debe continuar siendo castigada. Así es: nuestro poder judicial es tan mediocre, y es tan difícil llevar a los criminales ante el estrado, que debemos confiar esta tarea a la potencia más cercana, para que dicte sentencia.

¡Qué joyita nos salió Genaro García Luna! Fue declarado culpable de tres delitos por posesión, distribución e importación de cocaína; uno por participar en una empresa criminal continua (delincuencia organizada, para ser más precisos); y otro, por dar declaraciones falsas a las autoridades, es decir, por mentir a las autoridades. Un buen ejemplo “a no seguir.”

García Luna, el ex “superpolicía”, el ex Secretario de Seguridad Pública de México durante el mandato de Felipe Calderón (de hecho, fue la mano derecha de Felipe Calderón); el ex director de la Agencia Federal de Investigación de México durante el mandato de Vicente Fox, fue sentenciado a 38 años y 8 meses de prisión cerca a Washington D.C. Además, el juez Cogan se olió que García Luna tiene “dinero escondido” y  le impuso una multa de dos millones de dólares. No creyó en los

Aún no lo puedo creer. ¡Es que García Luna portó la banda del zar antidrogas de Felipe Calderón!  Qué ironía que un funcionario público de alto nivel, que estuvo en el centro del combate al narcotráfico; que se encargaba de supervisar las políticas y acciones del gobierno en la lucha contra este yugo; que investiga rutas, métodos de operación de los cárteles y tendencias en el consumo de drogas; que asesora al propio gobierno y se apoya de organismos internacionales para combatir el tráfico de sustancias ilícitas, haya tenido la desfachatez de dejarse corromper, de abusar de su poder, y de la confianza, para obtener beneficios personales, económicos, políticos, sociales y no sé qué más; y pasarse “al otro lado de la cancha.” Ese lado oscuro, criminal, ilegal,  siniestro, devastador, dantesco, que tanto dolor y muerte ha traído a México desde hace décadas. Porque el juez Cogan castigó drásticamente a García Luna por favorecer y colaborar con el Cartel de Sinaloa durante dos décadas. Esa era la cereza que le faltaba al pastel. Que García Luna tuviera las manos untadas de muerte.

Como buen periodista, escucho todas las partes, aunque estoy feliz de que se le hayan dictado una sentencia histórica y ejemplar. Cada vez más, se sienta precedente contra los funcionarios corruptos. ¡“Para que lo piensen dos veces”, queridos políticos latinoamericanos!

Abro paréntesis: ¡es que ni el mismo Pablo Escobar, el hombre más peligroso del mundo, quería que se lo llevaran (en su caso, lo extraditaran) a una prisión en Estados Unidos! Sabía que son famosas por su dureza y “condiciones difíciles.” Porque una vez adentro, no podía hacer uso de su red poderosa, no podía corromper a nadie. Y lo más importante: porque el sistema judicial americano es implacable con los criminales de alto perfil, en especial con aquellos que son enjuiciados por narcotráfico como Escobar,  y por supuesto, como García Luna.

«Hasta la vista, García Luna»: consecuencias para los narcopolíticos

Ahora sí, conozcamos las partes. La fiscalía pedía cadena perpetua. La defensa, alegaba la pena mínima, es decir, 20 años. El mismo García Luna aseguró al tribunal que él “no había cometido ningún delito”,  que su caso estaba atravesado por “intereses políticos, y pidió que le permitieran volver con su familia.

Excusas, excusas, excusas. Otro “lobo estepario” disfrazado de oveja, con balido entrecortado, tratando ablandar el “corazón de hierro” del juez.  Pero la posición del juez Cogan fue implacable. No fue ni sentencia de por vida, ni sentencia de “paños tibios”.  Aunque sí le “sacó los trapos al sol” y dijo que era igual de matón que El Chapo, pero de una manera “diferente”.

Así que, como dijo “Terminator” “hasta la vista, baby”. “Hasta la vista, García Luna”. Te unes a la lista de narco políticos latinoamericanos sentenciados en el sistema legal estadounidense Como tu amigo el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años de cárcel; o el dictador panameño Manuel Antonio Noriega «cara de piña», condenado a cuatro décadas de prisión.

Me pregunto qué pasará con sus socios, con los de Miami, con lo de las casas rentadas, con los de el sistema de espionaje electrónico PEGASO…

También me cuestiono quién sigue en Mexico. ¿Qué otro político o funcionario caerá?,  ¿cuántos lo alababan y le pedían favores, o hacían negocios con García Luna?, o ¿para cuántos es el ejemplo, ya sean funcionarios y/o políticos actuales o pasados? «Escúchalo, Juan, pero que lo oiga Pedro».

Esperemos qué tiene que decir Ismael El Mayo Zambada, capo de capos, del “Terminator” del Cartel de Sinaloa, capturado a finales de julio de este año. Seguro García Luna le dejó “el banquillo bien caliente”.

¿Y Maduro para cuándo, juez Cogan?

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