David Gilmour para un buen rato: la perfección hecha música

David Gilmour para un buen rato: la perfección hecha música

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David Gilmour, el legendario guitarrista de Pink Floyd vuelve a acaparar la atención de sus fans. Con “The Luck and Strange Concerts”, su segundo álbum oficial en vivo, no solo reafirma su legado sino que ofrece una experiencia sonora que, a mi juicio, supera cualquier expectativa.

 Por: Jacobo Celnik*

*Escritor, editor, docente, asesor editorial y periodista colombiano. Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2023. Ha publicado 11 libros, entre ellos: Melómanos: Historias de una obsesión (2020), El pintor de Auschwitz (2021), y Guerra y Paz en Irlanda del Norte. FB, IG y Spotify: @jacobocelnik  Podcast Sonidos del Mundo 

Despojado de cualquier tipo de fanatismo (aunque quienes me conocen saben el amor profundo que siento por la obra de Gilmour y Pink Floyd), debo decir que este nuevo álbum en vivo, del célebre guitarrista británico (su segundo oficial), es la perfección hecha música.

Puede sonar exagerado, incluso apasionado, sí, es arte y de eso se trata. Sin embargo, este disco de David Gilmour produce tantas sensaciones positivas que los adjetivos se quedan cortos.

Tiene que ver con la calidad musical de Gilmour, los arreglos, las versiones, las interpretaciones, y una banda que funciona “como un relojito suizo”: impecables, afinados,  sin excederse más allá de lo que cada canción exige; compenetrados a la perfección con el concepto floydiano de su música (atmosferas profundas que vienen desde los teclados, sonidos dulces e hipnotizantes de una guitarra líquida y melódica, efectos de sonido por doquier, coros que engalanan cada nota, sincronicidad inmaculada con la obra original; algo que no sucede con la propuesta en vivo del exbajista del grupo que aún vive de cargar los ladrillos sobrantes de The Wall.

David Gilmour: El verdadero viaje por el universo ‘floydiano/gilmouriano’

Desde el primer corte “5Am”, que viene de su disco Rattle That Lock (2015), y la hermosa instrumental “Black Cat”, que abre su más reciente álbum en estudio, el preludio instrumental nos prepara para una experiencia inigualable, que va in crescendo en la medida que pasan las canciones.

David Gilmour sabe que “no debe tirar toda la carne en el asador”, así que de a poco nos va metiendo en una experiencia sensorial inigualable.

El verdadero viaje por el universo ‘floydiano/gilmouriano’ comienza con “Luck and Strange”, ese corte que quedó de unas sesiones de 2007 junto a Rick Wright y que fue el punto de partida para su quinto álbum en estudio, lanzado en septiembre de 2024.

Ahora bien, 11 de las 23 canciones de este álbum doble corresponden al universo de Pink Floyd como “Sorrow”, “High Hopes” (memorable como suele ser en vivo), “Whish You Were Here”, “Fat Old Sun”, “Time” o “Comfortably Numb”. Mientas que 12 cortes vienen de los álbumes Rattle that Lock y Luck and Strange.

No deja de sorprender que rara vez David Gilmour revisita en vivo temas de sus dos primeros discos, aunque del maravilloso On An Island tampoco aparece una sola canción en este segundo disco oficial en vivo, sin contar lo que se ha lanzado en DVD entre 2001 y 2015.

A diferencia del set elegido para el Live in Gdánsk (2008), donde el énfasis estaba en los temas de Pink Floyd (seguramente las presencias de Wright y Manzanera incidieron en eso), en este álbum doble las protagonistas son las canciones de su sobra en solitario.

La anterior es una apuesta arriesgada para un músico que seguramente sabe que su público espera escuchar los “hits” ‘floydianos’, pero su propuesta en vivo es tan perfectamente concebida que no hace falta echar mano de “Another Brick in the Wall”, “Money”, “Shine On” o Run Like Hell para ofrecerle a su público una experiencia inolvidable.

Quizás hace 15 años tenía sentido hacerlo, pero hoy Gilmour no necesita corroborar o demostrar con sus “cañonazos” que su obra en solitario es tan grande como The Division Bell.

No puedo terminar esta reseña sin elogiar la frescura que Gilmour y su banda le han dado a algunos temas de Pink Floyd, que suenan mejor que en otras entregas en vivo.

“Wish You Were Here”, por ejemplo, resulta magnífica gracias a un toque folk (parece un tema de Roy Harper) y un órgano que le da un aire diferente.

Por otro lado “Marooned” y “Fat Old Sun” (con un solo magistral de guitarra al final), son las dos grandes sorpresas del set, y adquieren una fuerza mucho más sólida que en sus versiones originales.

Lo anterior tiene que ver con la sincronía y el talento de los tres guitarristas que se complementan de forma especial con el trío femenino de coristas y unos teclados que ensanchan el sonido y le hacen justicia absoluta al legado de Wright.

El cierre del concierto, antecedido de un homenaje a Wright en “Coming Back to Life” y “A Boat Lies Waiting”, junto a tres cortes de Luck and Strange (“Dark and Velvet Nights”, “Sings” y “Scattered”), no podía ser mejor con la inmortal e insuperable “Comfotably Numb”, y un solo de guitarra que con los años suena mejor y mejor.

Al lanzamiento de este álbum doble en CD (también salió en LP), se suma la edición en Blu-ray de la presentación en Roma (Live at the Circus Maximus), que augura una experiencia visual impactante, como suele suceder con las presentaciones de Gilmour.

Los invito a escuchar The Luck and Strange Concerts. Es una declaración artística de quien ha trascendido su propio mito. Porque además David Gilmour no busca demostrar nada: ya lo dijo todo con su guitarra! Simplemente nos invita a escuchar, a sentir, cada nota más pura, cada acorde más humano. Y ahí radica su magia: el eco eterno de Pink Floyd resonando en el alma.

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