Ya me imagino en Sephora a chavitas y chavitos pidiéndoles a sus papás en Navidad la rutina de skin care Rini, y de pasadita, el nuevo iPhone 17 Pro. Rini es una nueva línea de skin care infantil creada por la actriz y empresaria canadiense Shay Mitchell (reconocida por sus papeles en series como Pretty Little Liars, You y Dollface).
Mitchell promueve Rini como “una forma de autocuidado”; ya me imagino a niñ@s de 10 años, convertidos en influencers, recomendando sus mascarillas… ¡Y eso que este es tan solo el primer producto del portafolio completo que seguramente va a lanzar en los próximos días! Esto ha “sacudido el polvo” en redes sociales.
La actriz dice que se inspiró en sus hijas para crear Rini, en su curiosidad cuando se “preparan para las fiestas de cumpleaños, maquillaje de disfraces”, y en el deseo de ellas de querer hacer “lo que hace mamá con sus mascarillas”. Este “autocuidado” que defiende lo disfraza como “divertido, suave y seguro”. ¿Qué tanto podrá “reparar” en la piel de una niña una mascarilla de aloe vera? ¿Acaso es un “dulce momento entre madre e hija” para acercarse más?
Cuando tienes 10 años y vas a Sephora
Lo anterior me recuerda una historia con una de mis hijas. Cuando tenía diez años y medio, quería maquillarse para ir a su graduación de sexto de primaria y no sabía qué comprar. Así que la llevé, creo que al Liverpool, a la zona de cosméticos, y la señorita de una de las marcas le dijo: “yo te maquillo”. Le puso tantas cosas en la cara que parecía “señora de 20 años”.
Por supuesto, le dije a la señorita que se lo quitara de inmediato y que mejor le enseñara cómo usar productos sencillos y simples, acordes a su edad.
Y bueno, desde que las mamás o los papás llevamos a l@s niñ@s a las tiendas, empieza el desastre…
Volviendo al tema: esta actriz ve sus mascarillas como “un hermoso momento para compartir con tu niñ@ y fomentar el amor propio, que comienza con uno mismo”. También dice que la gente insegura es la primera que opina y debate que “esto” es superficial, que todo viene de casa —tanto la autoestima como amarse y cuidarse.
Estoy de acuerdo con lo último que opina Mitchell: que la autoestima, el amor propio y el autocuidado vienen de casa. También de que si solo es protector y humectante está bien, y considerando que puede generar alergia el uso extremo, pero eso no quita que este caso se sume al bombardeo de marketing de belleza que ahora le apunta al segmento de los niños (aunque la actriz diga que apunta al segmento de “wellness familiar”… ¡si eso ni existe!; porque si ven a la niña modelo de Rini, no tiene más de diez años). Hoy son mascarillas y maquillaje (como el que intentaron vender a mi hija); mañana, ¿se operarán los senos o las pompas a los siete años?
¿Hasta dónde estará permitido que los sectores beauty y estético penetre el mercado e impacte segmentos que antes no atacaba? ¿Rellenos de ácido hialurónico en labios en vez de pastel y velas?
En Sephora me encuentro preadolescentes comprando rutinas de skin care que valen miles de pesos y que fueron diseñadas para pieles maduras, quizás por miedo a envejecer… cuando cumplan 20.
Queridas amigas, hijas, nietas, hermanas, primas, sobrinas… El marketing de la belleza está borrando la autenticidad de lo natural para estandarizar a niñas, adolescentes y mujeres, y que todas se parezcan a “las Kardashian.”
Platón decía que “la belleza es el esplendor de la verdad”; Hume opinaba que “está en el ojo de quien la mira”; Kant planteaba que “no depende de deseos ni de utilidad”…Ningún estándar puede capturar la belleza: no hay “belleza ideal” ni “patrones perfectos”. La belleza se refleja cuando el estado del alma se manifiesta, y no depende en absoluto de una rutina de skin care o de un maquillaje forzado. ¿Se entiende que no hay una sola verdad sobre lo que es la belleza?
Señorita Mitchell: deje a l@s niñ@s ser niñ@s. Esta “explotación” del segmento infantil es ilógico e innecesario para la salud física y mental de los pequeños, porque les crea inseguridades para luego sembrarles nuevas necesidades. La infancia ya se ha perdido demasiado como para que ahora fuercen a l@s niñ@s a actuar como adultos, antes de que tengan consciencia de su edad. Ya tendrán muchos años para rutinas de skin care, maquillaje, cirugías…
No incentivemos preocupaciones estéticas a una edad en la que se debe estar pensando en otra cosa (en estudiar, por ejemplo, en hacer ejercicio). Contrario a lo que esta empresaria piensa, esto no fomenta “hábitos de autocuidado” desde la infancia, es la forma de introducir consumismo vinculado a la apariencia, y que los padres paguen y paguen. De nuevo aparece esa delgada línea entre enseñar rutinas saludables y promover estándares de belleza de adultos en un público infantil.
Quizá soy yo el anticuado por seguir creyendo que la infancia debería oler a juego y diversión, no a sérum de vitamina C. Tal vez deba actualizarme y aceptar que l@s niñ@s ahora coleccionan pasos de su rutina nocturna; que el reto no es aprender a amarrarse las agujetas, sino aprender a aplicarse retinol.
En una de esas, hasta termino agradeciendo a Shay Mitchell por enseñarme que la verdadera esencia del amor propio no es una buena relación entre padres e hijos, sino una mascarilla de aloe que, según ella, “lo repara todo”.

