Apollo 13: Houston, tuvimos un problema… y lo convertimos en leyenda.

Apollo 13: Houston, tuvimos un problema… y lo convertimos en leyenda.

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El 7 de agosto de 2025 falleció Jim Lovell, histórico comandante de la misión Apollo 13, a los 97 años en Lake Forest, Illinois. Su muerte representa una despedida emotiva para uno de los pilares de la exploración espacial estadounidense, cuya vida simboliza liderazgo, ingenio y coraje frente al peligro.

El preámbulo de la misión

Lovell no era ajeno al espacio. Antes de Apollo 13, participó como piloto de Gemini 7 y Gemini 12, y como piloto del módulo de comando en Apollo 8, la primera misión tripulada que orbitó la Luna. Su experiencia contribuyó a sentar las bases para el alunizaje definitivo de Apollo 11, pese a que el destino tenía preparada para él otra misión decisiva.

El 11 de abril de 1970, Apollo 13 despegó con la intención de realizar el tercer alunizaje estadounidense. Todo marchaba normalmente hasta que, dos días después, una explosión en un tanque de oxígeno del módulo de servicio cambió radicalmente la misión. A 320,000 km de la Tierra, el equipo enfrentó una emergencia extrema, perdiendo energía, calor y oxígeno.

Una improvisación histórica

Conocido hoy como “el fracaso exitoso” (successful failure), el rescate de Apollo 13 se convirtió en el paradigma del trabajo en equipo y la improvisación en condiciones extremas.

El equipo en Tierra y los tripulantes —Lovell, Jack Swigert y Fred Haise— improvisaron, por ejemplo, un adaptador de dióxido de carbono usando materiales disponibles. Se redujo al mínimo el consumo energético y se usó el módulo lunar como cápsula de salvamento para mantener la vida afrontando frío, escasez de agua y falta de energía eléctrica.

El famoso mensaje y su interpretación

Durante la crisis, la frase que pasaría a la historia fue pronunciada por Swigert: “Ah, Houston, we’ve had a problem”. La película de 1995 Apollo 13, protagonizada por Tom Hanks como Lovell, popularizó la versión “Houston, we have a problem”, más dramática y resonante.

El regreso y el legado

apollo 13

A pesar de las críticas o del deseo inicial de que se olvidara pronto, NASA reconoció que la misión fue, en palabras de Lovell, “un gran éxito en la capacidad de personas para convertir una catástrofe segura en una recuperación triunfal”.

La tripulación tropieza con la Luna indirectamente; jamás alunizan, pero su órbita de retorno y aterrizaje en el océano Pacífico el 17 de abril de 1970 fueron triunfales.

Jim Lovell: su vida después del espacio

Lovell se retiró de la Marina y de NASA en 1973, liderando posteriormente empresas en sectores tan diversos como transporte marítimo y telecomunicaciones. Junto a Jeffrey Kluger, escribió Lost Moon, el libro que inspiró la película (Apollo 13).

Era también conocido por su humor y temple. Fue apodado “Smilin’ Jim” por su sonrisa fácil y su carácter afable, incluso en momentos tensos. Tras su muerte, NASA lo conmemoró como inspiración para futuras misiones Artemisa, destacando cómo su coraje “convirtió lo que pudo haber sido una tragedia en una oportunidad de aprendizaje enorme”.

Curiosidades que inspiran

  • Récord de amaneceres: Lovell fue el primer humano en ver más sacudidos amaneceres desde el espacio —269 amaneceres captados— un récord durante décadas.
  • Crater lunar: Existe un cráter en la cara oculta de la Luna que lleva su nombre (Crater Lovell), honor reservado para los que marcan la historia espacial.
  • Factura cómica: Grumman, fabricante del módulo lunar, envió una broma de factura a North American Rockwell por “remolcar” el CSM a la Luna y de vuelta: 400,001 millas a $1 cada una, más cargos diversos, con descuentos y un total fingido de unos $312,421.24 .

Una vida al servicio del coraje

Jim Lovell no conquistó la Luna físicamente, pero sí se convirtió en símbolo de valentía, ingenio y resiliencia. Enfrentó lo inesperado con Elocuencia y temple. Fue pionero, narrador, empresario… y ejemplo eterno de cómo, en el vacío insospechado del cosmos, la mente humana puede brillar más que nunca.

Su fallecimiento es una ocasión para recordar ese vuelo dramático de Apollo 13 no como un fallido intento, sino como una oda a la inventiva humana. Porque el verdadero triunfo no siempre está en alcanzar el destino, sino en cómo sobrevivimos los que navegamos hacia él.

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