La relación entre Estados Unidos, México y Canadá ha sido una de las más dinámicas y complejas en la historia reciente. Sin embargo, en la actualidad, esta sociedad enfrenta desafíos significativos debido a las políticas y amenazas emitidas por la administración del presidente Donald Trump, poniendo en riesgo una colaboración que ha demostrado ser beneficiosa para las tres naciones.
Por: Dr. Héctor Cárdenas Suárez*
*Presidente del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, profesor de la práctica de las políticas públicas, Universidad de California Berkeley, presidente de The Ergo Group.
Una historia de relaciones complejas
Antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, las interacciones entre estos países eran limitadas y, en ocasiones, tensas.
Estados Unidos y México mantenían una relación que el autor Alan Riding caracterizó como una entre “vecinos distantes”, marcada por conflictos y desacuerdos, malos entendidos, un nacionalismo mexicano que dificultaba la cooperación, y fuertes discrepancias respecto a las políticas estadounidenses en América Latina durante las décadas de 1960, 1970 y 1980.
Acciones como la «Operación Espalda Mojada» en 1954, que resultó en la deportación masiva de trabajadores mexicanos, el cierre de la frontera al inicio de la “guerra contra las drogas” del presidente Nixon en 1969 y subsecuentes diferencias por la lucha contra el narcotráfico, generaron desconfianza y tensiones entre ambos países. Por su parte, la relación entre Canadá y México era prácticamente inexistente en términos comerciales y políticos.
En contraste, Canadá y Estados Unidos eran aliados cercanos, siendo el primero uno de los aliados más confiables de Estados Unidos en conflictos internacionales y en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Transformación con el TLCAN
La implementación del TLCAN en 1994 marcó un hito en las relaciones trilaterales. Este acuerdo no solo incrementó significativamente el comercio y la inversión entre los tres países, sino que también redefinió la identidad económica de México, orientándola hacia una estrategia de desarrollo basada en exportaciones.
Entre 1993 y 2024, el comercio entre México y Estados Unidos creció casi diez veces, pasando de 88.3 mil millones de dólares a 840 mil millones de dólares. De la misma manera, con Canadá el comercio aumentó casi dieciséis veces en el mismo período, pasando de 3.5 mil millones de dólares a 55 mil millones de dólares.
Además, la inversión extranjera directa (IED) en México se incrementó notablemente, pasando de 4,900 millones de dólares en 1993 a más de 36,000 millones de dólares en 2023. Este crecimiento reflejó una integración económica profunda y beneficiosa para las tres naciones.
El T-MEC: una renovación con desafíos
Durante la primera administración de Trump en 2027, y a pesar de sus amenazas de sacar a Estados Unidos del TLCAN, los tres países lograron negociar un nuevo acuerdo: el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá conocido como T-MEC.
Este tratado, que entró en vigor en 2020, buscó modernizar y reemplazar al TLCAN, incorporando actualizaciones en áreas como el comercio digital, derechos laborales y normas ambientales. Sin embargo, y a pesar de estas mejoras, el T-MEC ha enfrentado críticas y desafíos en su implementación, especialmente en un contexto de políticas proteccionistas y tensiones diplomáticas.
Una coyuntura crítica
En la actualidad, la relación trilateral se encuentra en una encrucijada. La administración Trump primero amenazó con imponer aranceles generales del 25% a Canadá y México, logrando concesiones en materia de seguridad y migración; pero una semana después del acuerdo, ha impuesto aranceles del 25% a las importaciones de aluminio y acero, afectando directamente a Canadá y México, y ha amenazado con medidas similares en otros sectores.
Además, declaraciones sobre la posible anexión de Canadá y la sugerencia de realizar operaciones militares en territorio mexicano contra organizaciones criminales, han generado preocupación e incertidumbre.
Desafíos en las relaciones bilaterales
Previo a la toma de posesión de Trump este 2025, algunos políticos canadienses hicieron declaraciones en el sentido de que era más conveniente para Canadá separarse de México y negociar por separado con los Estados Unidos.
En efecto, en los últimos seis años la relación entre los dos países se ha deteriorado y ello ha debilitado la colaboración en áreas de interés común. Esta falta de cohesión entre los socios norteamericanos podría ser perjudicial en un momento donde la unidad es esencial para enfrentar desafíos compartidos.
La necesidad de una visión compartida
Ante este panorama, es imperativo que las tres naciones reconozcan que sus intereses nacionales vitales son ampliamente coincidentes, y que los siguientes temas son imperativos ya que hay mucho espacio para la cooperación:
Seguridad regional
Garantizar la estabilidad y seguridad en toda América del Norte es fundamental para el bienestar de sus ciudadanos.
Sistema migratorio ordenado
Implementar políticas migratorias que sean humanas, ordenadas y eficientes, respetando los derechos de los migrantes y las necesidades laborales de cada país.
Política energética conjunta
Colaborar en la transición hacia energías limpias y renovables, asegurando la competitividad económica y la sostenibilidad ambiental de la región.
Prosperidad compartida
Fomentar el desarrollo económico inclusivo que brinde oportunidades y mejore la calidad de vida de todos los habitantes de América del Norte.
Liderazgo global
Actuar de manera conjunta en la escena internacional para abordar desafíos globales como el cambio climático, el comercio justo y la defensa de los derechos humanos.
Un llamado a la cooperación
Las amenazas y los aranceles que socavan la competitividad regional no son el camino adecuado. Estas políticas son equivocadas aún desde un punto de vista de lo que el Presidente Trump ha llamado su visión de “América Primero” (America First).
El fortalecimiento de los Estados Unidos, no se logra mediante el debilitamiento de Canadá y México, sino al contrario, fortaleciendo lo que sin duda es la región más dinámica del mundo. Canadá y México tienen la responsabilidad de dialogar con Estados Unidos para resaltar los beneficios de una colaboración estrecha y equitativa.
Es importante reconocer que dentro de Estados Unidos existen aliados que no respaldan las medidas proteccionistas de la administración actual; y que un esfuerzo diplomático conjunto puede ayudar a realinear las políticas hacia una cooperación que fortalezca a los tres países y promueva un futuro próspero y seguro para toda América del Norte.