¿Estás sentado ahora mismo mientras lees esto? ¿Cómo están tus piernas? ¿Las tienes cruzadas? ¿Lo haces sin siquiera pensarlo?
Cruzar las piernas es una postura común y aparentemente inofensiva que muchos adoptamos de manera casi automática al sentarnos. Ya sea en la oficina, en una reunión o simplemente relajándonos en casa, esta posición parece ser cómoda y hasta elegante. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si es realmente bueno para tu salud?
Según Adam Taylor, un crack de la anatomía y director del Centro de Aprendizaje de Anatomía Clínica de la Universidad de Lancaster, cruzar las piernas al sentarnos puede tener efectos en nuestra salud. ¿Qué tan malo es?
Un estudio publicado en la década de los 90 describía que «alrededor del 62% de las personas cruza la pierna derecha, el 26% la izquierda, y el 12% restante no tiene preferencia». Este dato refleja cómo el cruce de piernas es más que un hábito; es una postura en la que la mayoría de nosotros nos sentimos cómodos. Pero, ¿qué dice la ciencia actual al respecto?
¿Es perjudicial a nivel ortopédico?
Según el Dr. Fernando Corbi, especialista en cirugía ortopédica y traumatología del Hospital Vithas Valencia explica:
«Cruzar las piernas no es perjudicial para la salud a nivel ortopédico, ya que no genera estrés significativo sobre las articulaciones».
Comparado con actividades de alto impacto como correr, este gesto es completamente inocuo. Corbi lo considera «un mito», descartando la idea de que pueda causar problemas musculoesqueléticos.
¿Y a nivel cardiovascular?
Aquí es donde surgen matices interesantes. El Dr. Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), aclara que, en términos generales, cruzar las piernas no representa un riesgo cardiovascular significativo para la mayoría de las personas. Sin embargo, sí advierte que existen excepciones en casos específicos:
1. Personas con problemas venosos o varices
En individuos con predisposición genética a enfermedades venosas o que ya sufren de varices, el cruce de piernas podría agravar la situación. Las venas, a diferencia de las arterias, tienen paredes más delgadas y menos tono muscular, lo que las hace más vulnerables a las compresiones externas.
2. Posturas prolongadas
Mantener las piernas cruzadas durante largos períodos podría dificultar el retorno venoso, ya que la sangre en las venas de las piernas tiene que vencer la gravedad para regresar al corazón. Este efecto, sin embargo, es poco probable en la mayoría de los casos porque, naturalmente, cambiamos de postura con cierta frecuencia.
Cómo funciona nuestro sistema circulatorio
El sistema circulatorio consta de arterias y venas que desempeñan roles diferentes:
• Las arterias, con paredes gruesas y musculosas, llevan la sangre del corazón a los tejidos periféricos y no se ven afectadas por compresiones suaves como las que genera el cruce de piernas.
• Las venas, más frágiles, devuelven la sangre al corazón. Su tarea es más compleja, especialmente en las piernas, ya que deben trabajar contra la gravedad. Esto las hace susceptibles a problemas como varices o insuficiencia venosa, sobre todo en personas con predisposición genética o que permanecen mucho tiempo inmóviles.
Efectos de cruzar las piernas a largo plazo
Problemas de circulación: Cuando cruzas las piernas, especialmente a la altura de las rodillas, la presión sobre las venas aumenta. Esto puede dificultar el flujo sanguíneo y, con el tiempo, contribuir a la aparición de várices o incluso trombosis en casos extremos.
Dolor lumbar y mala postura: Cruzar las piernas desequilibra la pelvis y puede generar tensión en la zona lumbar. Esto no solo provoca dolor de espalda, sino que también afecta tu postura, haciendo que te encorves más y generando molestias en el cuello y los hombros.
Presión arterial temporalmente elevada: ¿Sabías que cruzar las piernas puede aumentar tu presión arterial? Esto ocurre porque la posición comprime los vasos sanguíneos, obligando al corazón a trabajar más para bombear la sangre. Aunque es un efecto temporal, si lo haces constantemente, podría tener repercusiones a largo plazo.
Daño en los nervios: Mantener las piernas cruzadas por mucho tiempo puede comprimir el nervio peroneo, ubicado detrás de la rodilla. Esto puede causar adormecimiento, hormigueo e incluso debilidad muscular en las piernas.
Desbalance pélvico: Cruzar las piernas de manera habitual puede generar un desequilibrio en la pelvis, lo que a su vez afecta la alineación de la columna vertebral. Esto no solo causa dolor, sino que también puede aumentar el riesgo de problemas articulares a largo plazo.
Impacto en las articulaciones: La presión constante sobre las rodillas y caderas puede desgastar las articulaciones, especialmente si ya tienes predisposición a problemas como la artritis.
Conclusión: un mito con matices
Cruzar las piernas no es perjudicial para la mayoría de las personas y, en general, no tiene consecuencias significativas ni a nivel ortopédico ni cardiovascular. Sin embargo, quienes tienen problemas venosos deberían prestar atención a sus posturas y evitar mantener las piernas cruzadas durante períodos prolongados.
Este hábito cotidiano, como cualquier otro gesto, debe entenderse dentro del contexto de nuestra salud general y nuestros hábitos de movimiento. Así que, si te gusta cruzar las piernas al sentarte, no te preocupes demasiado: tu cuerpo está diseñado para moverse y adaptarse.
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