Era un día cualquiera en Londres, y el joven violonchelista Sheku Kanneh-Mason se preparaba para embarcarse en una aventura que prometía ser épica junto a su hermana Isata, pianista de talento deslumbrante. Los hermanos iban a volar de Cincinnati a Toronto, con un vuelo de conexión en Washington.
Su vuelo original con American Airlines se retrasó y luego se canceló, por lo que decidieron comprar billetes para un nuevo vuelo a Toronto con Air Canada, reservando también un asiento para el el chelo de Sheku, un instrumento que no solo era su compañero musical, sino también un tesoro de más de 3 millones de euros y 300 años de historia. ¿Qué podría salir mal?
La fama de Sheku y su chelo
Antes de que el drama del aeropuerto comenzara, vale la pena mencionar por qué Sheku es famoso. Este prodigio musical no solo ganó el prestigioso concurso BBC Young Musician en 2016 —convirtiéndose en el primer músico de etnia subsahariana en hacerlo—, sino que también deslumbró al mundo al interpretar en la boda del príncipe Harry y Meghan Markle en 2018. Su actuación fue vista por más de dos mil millones de personas, un verdadero récord para cualquier artista. Así que sí, no es cualquier violonchelista; es el tipo que hizo que hasta los miembros de la realeza se detuvieran a escuchar.
La gran conspiración de Air Canada
Al llegar al aeropuerto, los hermanos se sintieron como si estuviera en una película de aventuras. Un héroe con su fiel instrumento a cuestas, listo para conquistar el mundo. Sin embargo, la realidad pronto se convirtió en una comedia de enredos. Después de pasar por el mostrador de Air Canada, donde la amabilidad brillaba por su ausencia, se les informó que el chelo no podía volar.
“¿Perdón? ¿Cómo que no puede volar? ¡Compramos un asiento para él!”, exclamó Sheku, mientras los empleados lo miraban como si estuviera pidiendo que un unicornio le llevara al concierto.
La aerolínea, en su infinita sabiduría, decidió que el chelo era un riesgo potencial.
“¿Y si se pone a tocar solo y causa una conmoción?” Parecía pensar el personal del aeropuerto.
Mientras tanto, Isata intentaba contener la risa ante la absurdidad de la situación.
“Tal vez deberíamos ponerle un cinturón de seguridad y una máscara de oxígeno”, sugirió con sarcasmo.
Air Canada dice en su sitio web que permite a los pasajeros comprar un asiento para su instrumento musical, siempre y cuando no exceda los 162,5 centímetros (64 pulgadas) de altura/largo o 36 kilogramos (80 libras) de peso. Sin embargo, advierte que el número de instrumentos que cada vuelo puede acomodar es limitado.
“Esta es una experiencia frecuente y extremadamente frustrante para Sheku y muchos músicos profesionales con instrumentos que necesitan viajar en la cabina de un avión”
El violonchelo de Kanneh-Mason no es un instrumento común. Fue fabricado por el luthier veneciano Matteo Goffriller hace más de 300 años y fue cedido a Kanneh-Mason en 2021 en calidad de préstamo indefinido. Se cree que su valor es de unos 3 millones de euros (3,1 millones de dólares)
La Espera Infinita
Las horas pasaban y las respuestas eran cada vez más insatisfactorias.
“Lo sentimos, pero las políticas son las políticas”, repetían como un mantra, como si eso justificara la tragedia inminente.
En ese momento, Sheku decidió que era hora de recurrir a las redes sociales. Con su ingenio habitual, escribió sobre su odisea con el chelo:
“¡Atención, mundo! Estoy tratando de volar con mi chelo y Air Canada dice que es más peligroso que un gato con una pistola”.
Los seguidores comenzaron a reírse y a compartir sus propias historias sobre experiencias absurdas con aerolíneas. Era como si todos estuvieran en una convención secreta de víctimas del transporte aéreo. Al final del día, Sheku e Isata se encontraron rodeados por un grupo de fans virtuales que ofrecían apoyo moral y consejos sobre cómo esconder un chelo en una maleta.
La Gran Cancelación
Finalmente, después de horas de espera y discusiones infructuosas, llegó el veredicto: el vuelo fue cancelado.
“Así que… ¿no habrá concierto?”, preguntó Isata con una mezcla de incredulidad y resignación.
Air Canada afirma en su sitio web que los instrumentos musicales pueden tener su propio asiento comprado siempre que cumplan con los requisitos de tamaño, pero el pasajero debe comunicarse con su equipo de reservas tan pronto como haya reservado el vuelo, o al menos 48 horas antes de la salida.
Esta no es la primera vez que el Sr. Kanneh-Mason tiene que lidiar con interrupciones de vuelo debido a las maniobras de su instrumento a través de las fronteras. En septiembre de 2023, denunció a British Airways en las redes sociales después de que le negaran embarcar con su violonchelo a pesar de haber confirmado dos billetes con la aerolínea de antemano.
Reflexiones Finales
Mientras se alejaban del aeropuerto sin su querido chelo y sin concierto, ambos reflexionaron sobre la absurda situación.
“Es increíble que tengamos que luchar para que un instrumento musical viaje con dignidad”, dijo Sheku con ironía. “Quizás deberíamos hacer una campaña: ‘Salvemos al Chelo’”.
En última instancia, esta historia no solo es una crítica mordaz a las políticas restrictivas de las aerolíneas; es una llamada a la acción para que comprendan que los instrumentos musicales son mucho más que simples objetos: son portadores de cultura y emoción.
Así concluyó esta odisea aérea: con un chelo perdido en el limbo burocrático y dos músicos decididos a seguir luchando por su arte… aunque eso signifique tener que volar sin él otra vez.
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