¿Cuál es la relación entre el joyero Harry Winston y la película Mujer Bonita?

¿Cuál es la relación entre el joyero Harry Winston y la película Mujer Bonita?

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harry winston

En la cultura popular, la influencia de Harry Winston persiste, en especial, en una de las escenas más memorables de Pretty Woman (1990), en donde Edward, interpretado por Richard Gere, le presenta a Vivian (Julia Roberts) un collar de diamantes dentro de una lujosa caja roja. Bueno, ese collar fue nada más y nada menos que confeccionado por este maestro de la joyería, uno de los más famosos de la historia. 

Crédito: Laurence S. Krashes “Harry Winston: A Story Told in Diamonds”

El “rey de los diamantes”, el arquitecto del lujo eterno sinónimo de opulencia y sofisticación de la alta sociedad neoyorquina. La historia del joyero Harry Winston conecta con el coleccionismo, la restauración, el embellecimiento del glamour hollywoodense; y con diamantes legendarios como el Hope. Lujo escénico y alta cultura en su máxima expresión.

Crédito: Fashington Post.

Comparado con el legendario Jean-Baptiste Tavernier (1605–1689) quien fue un comerciante, explorador y gemólogo francés considerado como el primer europeo en documentar extensamente el comercio de diamantes en la India; Harry Winston transformó la joyería moderna con su visión inigualable y pasión implacable por las gemas. De hecho, su legado se mide en el peso cultural e histórico de cada una de las piezas que tuvo el honor de pasar por sus  sus manos.

La leyenda que comenzó con una esmeralda de 25 centavos

La tienda Premier Diamond Company en Nueva York.

Hijo de inmigrantes ucranianos, nació en Nueva York en 1896, y mostró desde muy joven su olfato agudo para las piedras preciosas.

Con apenas 12 años, descubrió una esmeralda de dos quilates en una casa de empeño, la compró por 25 centavos y la vendió por 800 dólares.

Aquel instante no solo marcó el inicio de su carrera, sino que reveló el instinto y el don que lo distinguiría de todos los joyeros de su generación.

En su juventud, Harry se trasladó a Los Ángeles, donde su padre abrió una tienda de joyería. Allí comenzó a vender las piezas de su padre en bares, aprovechando la bonanza de los buscadores de petróleo, quienes frecuentaban estos lugares de ocio. Su habilidad para negociar y su destreza para identificar la calidad lo convirtieron en un joven prodigio.

Cuando regresó a Nueva York, fundó la Premier Diamond Company con apenas 2,000 dólares. Desde el inicio estaba decidido a irrumpir en un mercado dominado por tan solo un puñado de casas joyeras tradicionales.

Su apuesta siempre fue distinta a la de su competencia: Winston comenzó a adquirir joyas heredadas y subastadas, un canal poco explorado, lo que le permitió acceder a piezas extraordinarias con un valor único e insuperable.

Minimalismo millonario: cuando el diamante dicta el diseño

En 1932 fundó Harry Winston, Inc. En donde, en lugar de montar gemas en estilos recargados, Winston prefirió apostarle a diseños que realzaran la pureza de cada roca. Esta filosofía lo convirtió en un revolucionario silencioso que comprendía que la belleza debía hablar por sí misma.

El talento de Harry no se limitaba al diseño. Tenía una visión de negocios afilada, y eso to ayudó a forjar relaciones con los banqueros más poderosos de Nueva York y ofrecer sus servicios a las familias más acaudaladas.

Así que en menos de cinco años, ya manejaba transacciones que superaban el millón de dólares, una cifra descomunal para la década de los 30.

El Hope y “el joyero de las estrellas”

Crédito: Smithsonian Institute.

Fue su obsesión por la perfección lo que lo convirtió en leyenda. Entre las gemas que pasaron por sus manos, se destacan algunas que convirtieron en mitos, como el Star of Independence, el Niarchos, el Star of Sierra Leone, el Briolette of India, el Star of the East, y por supuesto, el famosísimo Hope Diamond, cuya trágica historia no lo amedrentó.

Para quienes no saben, el Hope, una piedra azul profundo de 45.52 quilates, que cree que fue extraída en la India en el siglo XVII, estuvo asociada a la monarquía francesa y a numerosos desastres personales.

Pese a su fama de “maldito”, Winston lo compró en 1949 y lo donó al Instituto Smithsonian de Washington, en 1958 como un regalo al pueblo estadounidense. Este gesto consolidó su reputación como patriota cultural y benefactor.

Asimismo, fue pionero en prestar joyas a celebridades. En 1943 la actriz Jennifer Jones fur la privilegiada de lucirlas en los Premios Óscar, sentando un precedente que las casas de moda siguen practicando el día de hoy. Esa relación con Hollywood le valió a Harry otro título: el de “ el joyero de las estrellas”.

El Star of Sierra, el Star of Independence y la tiara Nur-ul-Ain

Harry también talló la mítica tiara Nur-ul-Ain, encargada para el matrimonio del Sha de Irán, cuyo diamante central rosa es considerado el más grande del mundo en su tipo.

Sus diamantes han cruzado continentes y han posaron en cuellos de la realeza, en las muñecas de maharajás, de actrices, y en vitrinas de museos. De hecho, su casa talló y distribuyó algunos de los diamantes más imponentes del siglo XX como el Star of Sierra Leone, por ejemplo: un diamante aluvial de 969 quilates —el más grande de su tipo—, del que el prodigioso joyero extrajo 17 gemas.

Otro caso fascinante es el del Star of Independence, que fue cortado a partir de un diamante en bruto de 204 quilates para conmemorar el Bicentenario de EE. UU; y luego fue vendido en menos de 24 horas por 4 millones de dólares. Harry también talló la mítica tiara Nur-ul-Ain, encargada para el matrimonio del Sha de Irán, cuyo diamante central rosa es considerado el más grande del mundo en su tipo.

La historia de Harry Winston, el joyero del lujo, está plagada de perfección, riesgo, visión. Gracias a su visión, la joyería ahora es espectáculo y arte que convive entre la política y diplomacia, en tanto sus piezas no solo brillan sino cuentan historias.

Puede que en 1978 Harry Winston, y el liderazgo de su firma, Harry Winston, Inc., haya pasado a su hijo Ronald, quien no heredó un imperio, sino la filosofía de su padre, que es buscar la belleza más allá del lujo. Hoy, la marca sigue siendo sinónimo de sofisticación, elegancia y legado.

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