Maye Musk es modelo, nutrióloga, escritora, empresaria, celebridad, ícono de moda… y sí, también es la madre del hombre más rico —y más controversial— del mundo: Elon Musk. Pero reducir a Maye a simplemente “la mamá de” sería como decir que Yoko Ono solo fue «la viuda de John Lennon”, y no la artista conceptual, activista de la paz, pionera del performance y del arte feminista que es. A sus 76 años, Maye no solo desafía la gravedad, sino también el edadismo, el machismo y hasta el algoritmo de Xiaohongshu.
Detrás de su vestido de gala y melena plateada, hay una historia digna de telenovela, la de una esposa maltratada que se convirtió en portada de la revista Sports Illustrated a los 74 años.
Maye nació en Canadá en 1948, pero su historia despega cuando, aún bebé, se muda a Sudáfrica, porque a los 15 ya modelaba y hasta fue finalista en Miss Sudáfrica.
Pronto, se casó con Errol Musk, alias «el Cerdo» —apodo cortesía de sus amigos, por cómo humillaba a Maye en público. Porque no solo fue víctima de abuso emocional y físico, sino que tuvo que escuchar que era “fea, estúpida y aburrida”, cortesía de su marido millonario que, por cierto, se aseguraba de que ella no tuviera un centavo. Es más, hasta el mismo Elon, con apenas cinco años, intentó detener a su padre durante una golpiza que le daba a su madre. Sí, así de fuerte.
Tras divorciarse en 1979, Maye huyó con sus hijos a Canadá. Estuvo en la ruina, sin saber cómo alimentarlos, pero un día decidió dejarse el cabello gris al natural, sin saber que su y mundo cambiaría para siempre, porque todo el mundo la amó. Fue así como a los 50 revivió su carrera de modelaje, a los 70 fue la imagen de la marca de maquillaje CoverGirl; y a los 74 decoró la portada de Sports Illustrated Swimsuit. ¿Quién dijo miedo?
Maye Musk: modelo y nutrióloga con bisturí verbal

Además de romper esquemas en la moda, Maye tiene títulos académicos como nutrióloga y ha publicado varios libros. Su filosofía: ciencia, sentido común y muchas frutas y vegetales. Aunque, cabe decir, que sus declaraciones ante los medios de comunicación y sus posteos en X no siempre son “tan light” como su dieta.
En 2024, incitó al fraude electoral en pleno proceso presidencial estadounidense. “Usa 10 nombres falsos y vota 10 veces”, escribió en X (el antes llamado Twitter, propiedad de su hijo). Y como si no fuera suficiente, al mes siguiente, le lanzó un comentario racista a una periodista vietnamita-estadounidense. A eso le llamamos branding disfuncional.
Claro, eso no impide que defienda a Elon con uñas, dientes y tacones. Lo llama “el genio del mundo” y se ofende si alguien lo llama “rico” o “multimillonario”. Porque, según ella, eso es degradante. (¿Degradante? ¿Ser rico? Dime que eres Musk sin decir que eres Musk.)
La reina madre en China

Pero donde Maye realmente brilla es en China. Mientras Elon hace malabares entre Trump y Xi Jinping, su mamá juega a la diplomacia fashionista. La aman. La adoran. La reverencian. Algunos incluso la llaman “lao pengyou” —vieja amiga— con el mismo respeto que daban a Henry Kissinger.
Cada mes está en algún evento glamoroso en Shanghái o Hangzhou. Desfila para marcas chinas, posa junto a Rihanna y A$AP Rocky, y firma libros como Una mujer tiene un plan, convertido en best seller en tierras orientales. ¿La clave? Maye representa ese nuevo fenómeno de las silver influencers: mujeres mayores que envejecen con gracia, estilo y cero filtros (ni en la cara ni en el discurso).
Tiene 577 mil seguidores en Xiaohongshu, 356 mil en Douyin (el TikTok chino) y 46 mil en Weibo. Sus fans la ven como una sobreviviente que pasó de ama de casa maltratada a supermodelo global. “¡Más emocionante que una peli de Hollywood!”, dijo un fan. Y no le falta razón.
¿Será la siguiente emperatriz del wellness?

Todo apunta a que Maye lanzará su propia marca de bienestar o fitness en China. Y claro, la fórmula es irresistible: resiliencia, elegancia, escándalo ocasional y un apellido que factura millones (de dólares y de clics). Porque como dice Shakira: “las mujeres no lloran, las mujeres facturan”.
En una era donde muchos influencers son olvidados en menos de 24 horas, Maye se reinventa, incomoda, inspira y factura. Porque, al parecer, no hay edad para dominar el mundo… ni para sacar un titulares jugosos.