El resfriado común y la influenza (gripe) son infecciones respiratorias virales que comparten síntomas similares (tos, congestión, dolor de garganta, etc.), por lo que a menudo se confunden. Sin embargo, son causados por diferentes virus: la gripe solo la producen los virus influenza, mientras que el resfriado puede ser provocado por decenas de virus (rinovirus, algunos coronavirus estacionales, para influenza, entre otros).
En general, la influenza es más grave que el resfriado: aparece de golpe con fiebre alta, dolores intensos y gran cansancio, mientras que el resfriado comienza de forma más gradual y suele ser leve. Distinguirlos es importante para aplicar el cuidado correcto.
Síntomas y diferencias clave

La siguiente tabla comparativa muestra los síntomas típicos del resfriado común y de la influenza. Como indica la CDC, la gripe suele iniciar súbitamente y cursa con fiebre alta, dolores musculares intensos, escalofríos y fatiga marcada, mientras que el resfriado aparece progresivamente con fiebre rara o baja y malestar leve. Además, el resfriado provoca más frecuentemente congestión y goteo nasal, estornudos y dolor de garganta, síntomas que en la gripe son menos prominentes o ausentes. La tabla resume estas diferencias típicas:
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Síntoma |
Resfriado común |
Influenza (gripe) |
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Inicio |
Progresivo (días) |
Súbito (horas/días) |
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Fiebre |
Rara o leve (<38 °C) |
Frecuente y alta (>38 °C) |
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Dolores musculares |
Leves |
Intensos |
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Escalofríos |
Poco comunes |
Comunes |
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Fatiga (cansancio) |
Leve o moderado |
Muy intensa |
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Tos |
Leve o moderada (a veces húmeda) |
Fuerte, seca y persistente |
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Congestión nasal |
Muy común (moqueo) |
A veces |
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Estornudos |
Frecuentes |
Pocos |
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Duración típica |
~3–7 días |
~5–10 días |
Por lo tanto, la presencia de fiebre alta con escalofríos, dolor corporal y cansancio extremo sugiere influenza, mientras que el predominio de secreción nasal y estornudos suele indicar un resfriado. En ambos casos puede haber tos y dolor de garganta, pero la gripe tiende a dejar la nariz más despejada y afecta más al pecho. En general, los síntomas del resfriado son más leves y cortos que los de la gripe.
Transmisión y gravedad

Tanto el resfriado como la influenza se transmiten de forma similar: al toser o estornudar liberan gotitas que contienen el virus, y al tocar superficies contaminadas y luego la cara se puede infectar. El periodo de incubación es breve (1–4 días) en ambos casos, con síntomas apareciendo días después de la infección.
La gravedad de estas enfermedades difiere notablemente. El resfriado común, aunque molesto, generalmente es leve y desaparece en pocos días sin causar daño mayor. En cambio, la influenza puede complicarse: con frecuencia provoca neumonía viral o bacteriana, empeora enfermedades crónicas (como asma o diabetes) y, en personas vulnerables, puede llevar a hospitalización o incluso la muerte.
Cada año la gripe causa brotes extensos: cerca de mil millones de casos estacionales, de los cuales 3–5 millones son graves y se registran entre 290 000 y 650 000 muertes relacionadas. Los grupos de mayor riesgo son niños pequeños, embarazadas, ancianos y personas con enfermedades crónicas.
¿Cuándo consultar al médico?

Ante síntomas leves de resfriado o gripe, se recomienda manejo en casa. Sin embargo, se debe buscar atención médica inmediata si aparecen signos de alarma o si la persona pertenece a un grupo vulnerable. Algunos casos que requieren consulta son:
- Dificultad para respirar o sensación de falta de aire.
- Dolor en el pecho intenso o presión torácica.
- Fiebre alta que persiste más de 3–4 días.
- Deshidratación (por ejemplo, poca orina, mareos, sequedad).
- Síntomas muy intensos o que empeoran tras varios días; o síntomas iniciales que mejoran y luego regresan.
- Empeoramiento de una enfermedad crónica (asma, diabetes, cardiopatía, etc.) durante la infección.
Además, las personas en grupos de riesgo deben comunicarse con un profesional incluso ante síntomas leves, porque podrían recibir tratamiento antiviral oportuno en caso de gripe. En niños, ancianos o inmunodeprimidos es recomendable consultar cuando aparecen vómitos persistentes, irritabilidad extrema, confusión, somnolencia intensa o convulsiones.
Importancia de la vacunación contra la influenza

La vacunación anual es la medida preventiva más eficaz contra la gripe. La OMS y la OPS insisten en aplicar la vacuna cada temporada (en general otoño/invierno) porque reduce drásticamente la probabilidad de enfermar o de sufrir complicaciones graves. Se recomienda especialmente a todos los mayores de 6 meses, con prioridad en embarazadas, niños pequeños (6 meses a 5 años), ancianos, personas con enfermedades crónicas y personal de salud. Aunque la vacuna no es 100% efectiva, protege contra los tipos circulantes y disminuye hospitalizaciones y muertes asociadas a la influenza estacional.
Cuidados en casa

Para ambas enfermedades virales, el cuidado domiciliario se basa en aliviar síntomas mientras el cuerpo se recupera. Las recomendaciones generales incluyen:
- Reposo y líquidos en abundancia. Mantenerse hidratado (agua, caldos o infusiones) ayuda al organismo a combatir la infección.
- Aliviar fiebre y dolor con medicamentos de venta libre (paracetamol o ibuprofeno), siempre siguiendo la dosis adecuada. Estos fármacos no curan la infección, pero reducen molestias.
- Humidificador o vapor de agua. Un ambiente húmedo (con humidificador o vapor de ducha) y usar solución salina nasal ayudan a descongestionar la nariz y aliviar la garganta. Inhalar vapor de agua o duchas calientes puede calmar la tos.

- Cuidado con la tos y la garganta. Chupar pastillas para la tos o beber líquidos tibios con miel (en mayores de 1 año) puede suavizar la irritación. Se recomienda no dar miel a bebés menores de 1 año.
- Higiene y prevención. Aunque haya duda entre resfriado o gripe, cubrirse al toser/estornudar y lavarse las manos frecuentemente previene contagios a otros. Quedarse en casa ayuda a evitar propagar el virus.
- Evitar antibióticos. Ni el resfriado ni la gripe mejoran con antibióticos, pues son enfermedades virales. Su uso solo está indicado si un médico detecta una infección bacteriana asociada.
La mayoría de las personas se recupera por sí sola en menos de una semana (resfriado) o en unos días más (gripe) con estos cuidados básicos. Si los síntomas empeoran o surgen complicaciones, siga las pautas de consulta médica descritas arriba.
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