Cabrón, chispa y casual

Por: Eddy Warman
Columna de opinión:

Cabrón, chispa y casual

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Cabrón, chispa y casual

Por: Eddy Warman
La revolucionaria solución de la 4T: ¿sal, agua caliente y un toque de ideología?

La revolucionaria solución de la 4T: ¿sal, agua caliente y un toque de ideología?

La «Cuarta Transformación» (4T), en su incansable afán de mostrarnos su “brillante visión del futuro”, ha decidido que lo mejor para la salud de los mexicanos es un refuerzo caribeño.

Porque, claro, ¿quién necesita médicos nacionales competentes y bien pagados cuando puedes importar 2,700 luminarias cubanas?

Al parecer, el remedio para las comunidades rurales no está en reformar el sistema de salud podrido que tenemos, sino en “abrir las puertas” al legendario modelo médico de un país donde el tratamiento estrella para un dedo infectado es agua caliente con sal. Pero no se preocupen, ya les cuento más.

En 2025, la 4T suprema del progreso, continuará con el legado “visionario” de AMLO, enviando a estos profesionales caribeños a los rincones más olvidados y paupérrimos del país.

¿El motivo? La desgarradora escasez de personal médico en esas zonas. Pero, un momento, ¿y los miles de médicos mexicanos recién egresados, sin empleo, o mal pagados? Ah, esos “detalles insignificantes” no caben en la narrativa heroica de la 4T.

¿Qué importa que los doctores nacionales huyan de estas áreas por la inseguridad, la falta de recursos, o porque vivir allí es básicamente una sentencia de “aislamiento medieval”? Si no quieren ir, pues que no lloren cuando los reemplacen con refuerzos foráneos…

La cruda verdad es que el sistema de salud rural está “hecho trizas”, pero, claro, en vez de arreglarlo con salarios decentes, infraestructura digna y un mínimo de seguridad, el gobierno opta por soluciones “tan brillantes como un foco fundido”: traer médicos cubanos. Y ojo, no cualquier médico; hablamos de la élite que proviene de un sistema donde conseguir un antibiótico es casi como ganar la lotería.

¿Quieren pruebas? Aquí va una: una amiga mía, en su romántica luna de miel en La Habana, tuvo que acudir al médico porque a su esposo se le infectó un dedo. No había antibiótico en toda la isla. ¿La solución del prodigio cubano? “Meta el dedo en agua caliente con sal”. Sin antibióticos, sin procedimiento alguno, sin ganas de siquiera intentarlo. Ahora imaginen que este es el tipo de atención que recibirán comunidades rurales de Oaxaca o Chiapas. ¡El progreso en todo su esplendor!

Pero no todo es un baño de sal y agua tibia. No olvidemos las dudas razonables sobre estos “médicos misioneros”.

Porque cuando hablamos de Cuba, todo viene con un toque de “ayuda humanitaria” que, casualmente, también incluye vigilancia, control político, espionaje y catequización revolucionaria,  que definitivamente no queremos; dado que las poblaciones más pobres y rurales del país por su bajo nivel educativo son las más vulnerables a esa catequización, de ahí que no nos conviene que lleguen a México.

¿Qué garantía tenemos de que no sean agentes infiltrados con objetivos mucho más oscuros? Al final, traerlos no solo es un gesto de “fraternidad internacional”, sino también un guiño político descarado que alimenta la narrativa ideológica de la 4T.

¿Por qué querer adoctrinar como el pensamiento cubano cuando hemos visto en Cuba un país fracasado donde no se respetan los Derechos Humanos, donde se vive en la máxima pobreza, no hay medicamentos y no hay comida?

Y no hablemos de “poder vivir mejor”; si hay internet es porque se lo roban con antenas especiales y si hay televisión americana es porque se la roban, nuevamente, con antenas especiales que llegan de contrabando; Disculpen pero eso no es vivir bien y punto.

Mientras tanto, los médicos mexicanos seguirán sobreviviendo a duras penas en un sistema que los pisotea.

En lugar de ofrecerles salarios dignos, incentivos reales o un mínimo de condiciones decentes para trabajar en comunidades remotas, la 4T prefiere “jugar a importar soluciones mágicas.”

Y aquí está la mayor ironía: mientras los médicos nacionales son abandonados a su suerte, los extranjeros son recibidos como si fueran “la panacea”. ¿Es realmente tan difícil invertir en casa antes de buscar fuera de ella?

Pero, claro, en el universo paralelo de la 4T, esta política no es solo un tema de salud; es una proclama ideológica, un acto de devoción hacia sus ideales.

Mientras tanto, las comunidades rurales seguirán esperando algo más que una receta de agua caliente y sal para sus problemas. Y los médicos mexicanos, con sueldos miserables y sus diplomas acumulando polvo, mirarán cómo sus sueños profesionales se van al drenaje. Todo, gracias al “genial atajo ideológico” que nos trae la 4T.

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