¿Ver películas de terror puede quemar calorías como hacer ejercicio? ¡Sí!

¿Ver películas de terror puede quemar calorías como hacer ejercicio? ¡Sí!

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Cuando piensas en formas de quemar calorías, probablemente te vengan a la mente imágenes de sudor en el gimnasio, clases de spinning, correr al amanecer o al menos una caminata rápida. Pero ¿te imaginas que acurrucarte en el sofá, con las luces apagadas y viendo una película de terror, podría tener efectos similares sobre tu cuerpo? Suena demasiado bueno para ser verdad… y sin embargo, la ciencia tiene algo que decir al respecto.

El cuerpo en modo “¡Corre, que ahí viene!”

Cuando miras una película de terror, tu cuerpo no sabe que estás a salvo. Lo que tu mente racional comprende, tu cerebro primitivo no lo distingue tan fácilmente. Al ver una escena de tensión, susto o peligro, el cuerpo entra en modo supervivencia. La adrenalina se dispara, el corazón late más rápido y se liberan hormonas como el cortisol, que preparan a tu organismo para huir o pelear, tal como si estuvieras enfrentando una amenaza real.

Este proceso es conocido como “respuesta de lucha o huida”, y tiene consecuencias fisiológicas medibles. Una de ellas es el aumento en la frecuencia cardíaca y en el consumo de oxígeno, lo que puede traducirse en un gasto calórico mayor al habitual, ¡incluso estando sentado!

¿Cuántas calorías se queman viendo una peli de miedo?

Un estudio realizado por la Universidad de Westminster reveló que ver una película de terror puede ayudarte a quemar entre 100 y 200 calorías por hora, dependiendo de la intensidad del filme y de tu propia reacción fisiológica. Películas como El Resplandor, Actividad Paranormal o El Exorcista fueron algunas de las más efectivas en este experimento.

Para ponerlo en contexto, ver El Resplandor durante 90 minutos podría quemar unas 184 calorías. Eso es aproximadamente lo mismo que caminar a paso ligero durante media hora o hacer una rutina ligera de yoga.

Obviamente, no estamos hablando de reemplazar el ejercicio físico con maratones de The Conjuring, pero sí de una forma curiosa y complementaria de entender cómo el cuerpo responde a estímulos emocionales.

¿Por qué el miedo “quema” calorías?

La explicación detrás de este fenómeno es compleja pero fascinante. Cuando tienes miedo, tu sistema nervioso simpático entra en acción. El ritmo cardíaco se acelera, los músculos se tensan, la presión sanguínea sube y tu cuerpo se prepara para lo peor. Estos cambios requieren energía.

Además, el aumento en la liberación de adrenalina y cortisol acelera el metabolismo temporalmente. Tu cuerpo comienza a consumir glucosa y grasas de reserva para “alimentar” la reacción de estrés. En otras palabras: el miedo es un activador metabólico.

Más allá de las calorías: otros beneficios del miedo controlado

Además de quemar algunas calorías extra, ver películas de terror también puede traer otros beneficios curiosos. Por ejemplo:

  • Mejora la tolerancia al estrés. Enfrentarte a situaciones de miedo controlado puede ayudarte a manejar mejor el estrés real, porque entrenas tu cuerpo a volver a la calma.

  • Fortalece la conexión emocional. Si ves una película de miedo con alguien más, compartir el susto puede generar cercanía, ¡y hasta aumentar la atracción romántica!

  • Sensación de logro. Terminar una película que te dio miedo puede generar una pequeña dosis de autoestima. Superaste la experiencia y viviste para contarlo.

Precauciones: no todos los sustos son buenos

películas

Aunque el miedo puede tener efectos positivos en algunas personas, no es recomendable para todo el mundo. Aquellos con problemas cardíacos, trastornos de ansiedad o sensibilidad extrema al estrés deberían evitar este tipo de estímulos intensos. También es importante cuidar la calidad del sueño, ya que ver películas de terror antes de dormir puede afectar el descanso en personas susceptibles.

Pero, ¿es esto una excusa para evitar el gimnasio?. Seamos honestos: ver películas de terror no es un sustituto del ejercicio regular. No te vas a poner en forma solo con sustos. Pero sí puede ser una divertida anécdota, una curiosidad científica… ¡y una forma más de sentirte menos culpable por ese atracón de cine del fin de semana!

Lo mejor de todo es que puedes combinar ambas cosas: un poco de ejercicio real y luego, un susto cinematográfico. Así trabajas cuerpo y emociones al mismo tiempo.

Ahora ya lo sabes: el cine de terror no solo te pone los pelos de punta, también puede poner a trabajar tu metabolismo. Así que la próxima vez que te sientas tentado a ver una de esas pelis que te hacen taparte los ojos con la cobija, recuerda: tu cuerpo también se está moviendo, aunque no lo parezca.

Y tú, ¿ya decidiste cuál será tu próxima “rutina de sustos”?

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