Aunque esta bien podría ser la trama de una película de terror o suspenso, la historia que estás a punto de leer es completamente real.
En Escocia, cerca de la tranquila ciudad de Dumbarton y West Dunbartonshire, sobre el arroyo Overtoun, se encuentra el puente Overtoun, una antigua y sombría estructura ejemplo de la arquitectura señorial escocesa de mediados del siglo XIX, que, desde la década de 1950, ha sido el escenario de un fenómeno tan inquietante como inexplicable: los llamados «suicidios caninos».
Decenas de perros, por razones que aún escapan a la comprensión humana, han saltado repentinamente desde este puente, muchos de ellos hacia una muerte segura. Lo que ocurre en este misterioso lugar ha desconcertado a expertos, investigadores y habitantes locales durante más de medio siglo, alimentando un enigma que continúa sin resolverse.
¿Es un puente maldito?
Se han propuesto varias teorías sobre qué es lo que afecta el comportamiento de los perros en el puente.
En 2014, el psicólogo canino, especialista en conducta animal, David Sands, explicó que el fenómeno del «puente suicida del perro», puede deberse al agudo sentido del olfato de los perros, que detecta animales salvajes debajo, combinado con la estructura del puente, lo que los puede confundir. Sin embargo, John Joyce, un cazador local y residente desde hace 50 años, rechazó esta teoría afirmando que no había «visones en el área».
En una investigación separada de la Royal Society for the Protection of Birds, se descubrió que el lado del puente que supuestamente era el favorito de los perros que saltaban contenía evidencia de «nidos de ratones, ardillas y visones». En un experimento separado, siete de cada diez perros expuestos a botes llenos de olor a ratón, ardilla y visón, «todos fueron directamente hacia el olor a visón, muchos de ellos de manera bastante dramática».
La Sociedad Escosa para la Prevención dela Crueldad hacia los animales también investigó el puente y sus alrededores, pero sus hallazgos no fueron concluyentes.
Paul Owens, autor de un libro sobre el misterio del puente, está convencido de que un fantasma es el responsable de estos incidentes, basándose en 11 años de investigación. No obstante, Hill, un pastor de Texas, cree que los perros son atraídos por los olores de visones u otros mamíferos en el desfiladero, lo que los lleva a saltar accidentalmente del estrecho puente.
Anécdotas de los residentes
Algunos lugareños atribuyen los saltos de los perros a causas sobrenaturales, incluida la presencia de la «Dama Blanca de Overtoun» o una energía negativa de un suceso ocurrido en 1994, cuando un hombre arrojó a su bebé desde el puente.
Dicen que los perros, en casi todos los casos, tienden a saltar desde el mismo lugar desde el que fue arrojado el bebé. Tal vez, dicen, la terrible experiencia dejó una especie de grieta sobrenatural que afecta el comportamiento de los perros.
Lottie Mackinnon, residente de la villa de Milton, relató que paseaba por el Puente Overtoun con sus dos hijos y su perra Bonnie cuando, al acercarse a la estructura, pareció «poseída por una extraña energía». Bonnie se congeló un instante antes de correr y saltar desde el puente. Mackinnon corrió tras ella y la encontró gimiendo y tratando de levantarse en el desfiladero.
Mackinnon consideró un milagro que Bonnie sobreviviera. Según el New York Times, hasta 2019 se estimaba que alrededor de 300 perros se habían lanzado desde el puente, de los cuales 50 murieron. Sin embargo, algunos informes sugieren cifras de hasta 600.
Alastair Dutton, un taxista local, explicó que la gente de Dumbarton es muy supersticiosa y que muchos creen en fantasmas, ya que aseguran haber sentido o visto espíritus en la zona. Bob Hill, inquilino de una mansión cercana, confirmó que durante los 17 años que vivió allí, vio a varios perros saltar inexplicablemente desde el puente.
Emma Dunlop, otra residente, relató que llevó a su labrador Ginger a pasear por el puente y notó que, aunque nunca intentó saltar, a veces se congelaba o dudaba al llegar al borde, por lo que siempre lo cuida con precaución.
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