El MV Wilhelm Gustloff fue un transatlántico alemán construido en la década de 1930, que se hundió el 30 de enero de 1945 en el Mar Báltico, durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.
A menudo se tiende a comparar la poco conocida tragedia del MV Wilhelm Gustloff con la del Titanic, pero sus historias son profundamente diferentes.
Aunque la pérdida de 1,500 vidas en el transatlántico británico fue trágica, queda eclipsada por las casi 9,600 muertes ocurridas el 30 de enero de 1945, cuando un torpedo soviético impactó el gigantesco buque alemán.
A bordo, más de 10,500 personas, entre civiles y militares, se hacinaban en cubiertas y camarotes, buscando escapar de una guerra que estaba cerca de su fin. Esta es la historia de un transatlántico concebido para el placer, que terminó convirtiéndose en una tumba.
Historia del Wilhelm Gustloff
El Wilhelm Gustloff fue construido por orden de Adolf Hitler, originalmente como un barco de crucero para la organización nazi Kraft durch Freude («Fuerza a través de la alegría»), ideado por el líder sindical Robert Ley, que promovía actividades recreativas y viajes asequibles para los trabajadores alemanes.
Fue nombrado en honor a Wilhelm Gustloff, un líder nazi suizo asesinado en 1936,sin embargo, su destino cambió drásticamente con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Esta majestuosa nave se alzaba 55 metros de altura y tenía una eslora de 200 metros, distribuidos en ocho amplias cubiertas. Contaba con una piscina interior climatizada, enormes comedores comunes donde los pasajeros disfrutaban de sus comidas, y un gimnasio espacioso que ofrecía comodidad y lujo a bordo.
A medida que la guerra avanzaba, el Wilhelm Gustloff fue requisado por la Kriegsmarine (Marina de Guerra Alemana) y se convirtió en un buque hospital y, posteriormente, en un barco de evacuación.
El Hundimiento
En enero de 1945, en medio de la Segunda Guerra Mundial, el Wilhelm Gustloff partió del puerto de Gotenhafen (actual Gdynia, Polonia), con destino a Alemania, de los territorios ocupados por los soviéticos.
A medida que el Ejército Rojo avanzaba hacia el este de Prusia, decenas de miles de refugiados alemanes comenzaron a huir y El Wilhelm Gustloff fue utilizado en una operación de evacuación llamada Operación Hannibal, que tenía como objetivo rescatar a soldados y civiles alemanes.
A bordo llevaba a más de 10,000 personas, la situación era desesperada, ya que muchos alemanes estaban tratando de escapar de la inminente captura soviética. Sin embargo, el barco estaba sobrecargado y las condiciones climáticas eran adversas.
El 30 de enero de 1945, fue torpedeado por el submarino soviético S-13, que lanzó tres torpedos. Dos de ellos impactaron en el barco, provocando una rápida inundación. A pesar de los esfuerzos de la tripulación y de los pasajeros para evacuar, el Wilhelm Gustloff se hundió en menos de 45 minutos.
Víctimas
De las aproximadamente 10,000 personas a bordo, se estima que solo entre 1,200 y 1,500 sobrevivieron, lo que significa que más de 9,000 personas perdieron la vida, la mayoría la niños y civiles refugiados evacuados de Polonia. Esto lo convierte en uno de los mayores desastres marítimos en términos de vidas perdidas, superando incluso tragedias como el Titanic o el Lusitania.
El hundimiento del Wilhelm Gustloff es recordado como uno de los episodios más trágicos de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, por haber ocurrido en el contexto de la derrota alemana y con un enfoque en las atrocidades nazis, el evento ha sido menos conocido en comparación con otros desastres.
El ataque se consideró legal bajo las leyes de la guerra, ya que el barco transportaba tropas y estaba armado, pero la tragedia humanitaria ha sido motivo de debate histórico debido al alto número de refugiados civiles que murieron.
Hoy en día, el Gustloff reposa, partido en tres pedazos, a unos 45 metros de profundidad, bajo las frías aguas del mar Báltico. En el año 2004 se organizó una expedición para filmar sus restos, pues este evento ha sido explorado en varios libros y documentales, destacando la devastación y el caos del final de la guerra en Europa.
La historia del Wilhelm Gustloff es un capítulo importante en la memoria colectiva de la Segunda Guerra Mundial, es un relato de tragedia y pérdida que resuena hasta nuestros días. Aunque a menudo olvidado, su historia es fundamental para comprender las consecuencias devastadoras de la guerra y la fragilidad de la vida humana en tiempos de conflicto. Recordar estos eventos es esencial para asegurar que nunca se repitan.
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