Pocas comidas son tan universales como la pizza. Desde los rincones más tradicionales de Nápoles hasta los food trucks más hipster de Nueva York, la pizza ha conquistado paladares en todos los continentes. Pero entre todas sus variedades, hay una que destaca no solo por su sencillez y sabor, sino por su historia: la pizza Margherita. Detrás de esta deliciosa combinación de tomate, mozzarella y albahaca, se esconde una anécdota digna de la realeza italiana. ¿Sabías que esta pizza fue creada en honor a una reina? Así es, y su historia tiene más ingredientes de curiosidad de los que imaginas.
Nápoles: la cuna de la pizza
Para entender el origen de la pizza Margherita, tenemos que viajar a Nápoles, en el sur de Italia, durante el siglo XIX. En aquella época, la pizza no era el platillo elegante y codiciado que conocemos hoy. Al contrario, era considerada comida de pobres, vendida en las calles y pensada para alimentar rápidamente a los trabajadores y marineros de la ciudad. Hechas en hornos de leña y vendidas por porciones, las pizzas napolitanas eran sencillas, con ingredientes humildes como aceite de oliva, ajo, tomate y algunas hierbas.
Pero todo cambió en 1889, gracias a una reina y un pizzero.
Una visita real y una oportunidad histórica
La reina Margarita de Saboya (Margherita di Savoia) estaba de visita en Nápoles junto a su esposo, el rey Umberto I. Según la leyenda —porque, como en toda buena historia, hay algo de mito—, después de varios días de banquetes fastuosos con comida francesa, la reina pidió algo más típico del pueblo italiano. Quería probar lo que comían los napolitanos. Entonces, el palacio real contactó a uno de los pizzeros más famosos de la ciudad: Raffaele Esposito, dueño de la pizzería Brandi.
Raffaele, emocionado por la posibilidad de servir a la reina, preparó tres tipos de pizza. Una de ellas llevaba mozzarella fresca, tomate y hojas de albahaca, una combinación que no solo era deliciosa, sino que representaba los colores de la bandera italiana: el blanco, el rojo y el verde. La reina quedó encantada con esa opción en particular, y como muestra de agradecimiento, Esposito la bautizó en su honor: Pizza Margherita.
¿Mito o verdad?
Aunque la historia ha sido repetida incontables veces en libros de cocina, documentales y menús de restaurantes, algunos historiadores cuestionan su autenticidad. Dicen que la pizza con tomate, queso y albahaca ya existía antes de 1889, y que el nombre pudo haber sido una estrategia de marketing para popularizar la pizza entre las clases altas. Aun así, existe una carta conservada por la familia Esposito, firmada por el jefe de cocina de la casa real, que agradece formalmente al pizzero por su creación. Esta carta es exhibida hoy en la pizzería Brandi, que aún existe y continúa preparando pizzas siguiendo la tradición.
Verdadera o no, la historia de la reina que inspiró una pizza se ha convertido en parte del folclore gastronómico italiano.
La sencillez que conquistó el mundo
Lo más curioso de la pizza Margherita es que, pese a su simplicidad, es una de las más difíciles de preparar bien. Cada ingrediente debe ser de altísima calidad. La mozzarella tiene que ser fresca y cremosa, idealmente de leche de búfala. El tomate debe ser maduro y dulce, como los famosos tomates San Marzano. La albahaca, fresca y aromática. Y todo debe ir sobre una masa fermentada lentamente, cocida en horno de leña a altísima temperatura para lograr una base crujiente pero aireada.
Esta atención al detalle ha llevado a que en 2017 la pizza napolitana —con la Margherita como estandarte— fuera reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Un reconocimiento que celebra no solo la receta, sino también la técnica y la tradición detrás de su preparación.
Un ícono de la cultura italiana
Más que una pizza, la Margherita se ha convertido en un símbolo de Italia. Aparece en películas, postales y anuncios, y es el primer sabor que muchos turistas buscan al llegar a tierras italianas. Representa la unión entre lo popular y lo noble, entre la cocina callejera y el reconocimiento real.
Incluso hoy, en tiempos donde las pizzas pueden llevar piña, trufa negra o queso vegano, la Margherita mantiene su lugar como la reina indiscutible del menú. Y no es para menos: con solo tres ingredientes logra un equilibrio de sabores perfecto. Su éxito es prueba de que a veces, menos es más.
Un legado delicioso
Cada vez que mordemos una rebanada de Margherita, estamos saboreando más de un siglo de historia, tradición e identidad italiana. Y aunque probablemente no tengamos sangre azul, podemos sentirnos como reyes por un momento.
Porque en el mundo de la pizza, no hay corona más merecida que la que lleva el nombre de una reina.
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