Diversión del pasado: Sin Netflix, sin videojuegos…¿cómo se entretenía la gente antes?

Diversión del pasado: Sin Netflix, sin videojuegos…¿cómo se entretenía la gente antes?

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Volteemos al pasado y dimensionemos un mundo sin internet, sin videojuegos ni plataformas de streaming, antes de que el entretenimiento moderno dominara nuestras vidas, la gente encontraba formas realmente extrañas de diversión.

Desde concursos de resistencia inusuales hasta espectáculos bizarros que hoy nos parecen impensables, el pasado está lleno de pasatiempos  de diversión, tan curiosos como inesperados. Algunas tradiciones eran arriesgadas, otras simplemente peculiares, pero todas tenían el mismo propósito: entretener.

En este recorrido por el pasado, descubriremos algunas de las maneras más extravagantes en las que la gente encontraba diversión. ¡Te sorprenderás con lo que consideraban entretenimiento!

Retratos sin cabeza: la diversión victoriana en lo macabro

Los retratos sin cabeza fueron una de las muchas expresiones del gusto por lo macabro y lo sobrenatural en la Inglaterra victoriana, y una forma de diversión en un periodo en el que la fotografía todavía era una novedad y los efectos especiales se lograban con técnicas manuales.

Aunque macabros, estos retratos populares a finales del siglo XIX, fueron una innovación adelantada a su tiempo. Estos retratos, que se lograban con fotomontajes elaborados con técnicas manuales como la exposición múltiple y el recorte físico de fotografías, mucho antes de la era digital, donde aparecían sujetos decapitados, sosteniendo su propia cabeza o con ella flotando cerca del cuerpo

Uno de los fotógrafos más conocidos fue Samuel Kay Balbirnie, quien anunciaba sus imágenes en el periódico con el eslogan:
«Fotografías sin cabeza: damas y caballeros con la cabeza flotando en el aire o en sus regazos».

Este mismo método fue utilizado en la famosa «fotografía de espíritus», que pretendía captar presencias fantasmales.

Más que simples imágenes, los retratos sin cabeza reflejaban el gusto de la época victoriana por lo macabro, lo misterioso y la innovación visual y un sentido del humor que le daba otro sentido a la diversión.

Desenrollados de momia

Así es, desenrollar momias fue uno de los pasatiempos más peculiares de la sociedad victoriana. Durante el siglo XIX, la egiptomanía se apoderó de Europa, especialmente en Inglaterra, donde la fascinación por los vestigios del Antiguo Egipto llevó a la creación de espectáculos insólitos.

Uno de los eventos más populares de la época eran los desenrollados de momias, donde cadáveres traídos de Egipto eran desenvueltos ante el público, combinando el interés científico con un macabro sentido del entretenimiento, ¿realmente esto era diversión para ellos?

Si bien los anatomistas John y William Hunter, en el siglo XVIII, fueron pioneros en el análisis de momias con fines científicos, esta práctica pronto evolucionó en un espectáculo. Figuras como Giovanni Battista Belzoni, explorador y showman, y el cirujano Thomas «Momia» Pettigrew, llevaron estos eventos a otro nivel. Pettigrew, en particular, organizaba exclusivas fiestas privadas, donde, ante la mirada fascinada de la élite, desenrollaba momias y exponía amuletos, fragmentos de piel y cabello conservado.

A partir de 1832, con la aprobación de la Ley de Anatomía en el Reino Unido, los desenrollados de momias se volvieron aún más frecuentes, celebrándose tanto en círculos científicos como en hogares de la alta sociedad. Para muchos, estos eventos eran una ventana al pasado, mientras que para otros, una forma de entretenimiento morboso.

Sin embargo, con la muerte de Pettigrew en 1865, el fervor por estos espectáculos comenzó a desvanecerse. Aunque algunos desenrollados continuaron en menor escala, el último caso registrado ocurrió en 1908.

Con el tiempo, la visión sobre las momias cambió: dejaron de ser simples objetos de curiosidad y pasaron a ser reconocidas como restos humanos con un profundo valor histórico y cultural. Hoy, estos eventos son vistos como una muestra del colonialismo y la falta de respeto hacia los difuntos, un reflejo de la obsesión occidental por la antigüedad egipcia.

Ferias de bebés incubados

Aunque parezca un poco descabellada esta idea, las ferias de bebés incubados fueron una combinación entre una exhibición de entretenimiento y un esfuerzo pionero en el cuidado neonatal, pero claramente no en un enfoque de diversión sino de concientización.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la prematuridad era considerada un problema sin solución médica, ya que no existían unidades de cuidados intensivos neonatales en los hospitales. Fue en este contexto que Martin Couney, un médico con formación en París bajo la tutela de Pierre Budin (uno de los primeros en estudiar la incubación neonatal), decidió llevar la tecnología de incubadoras al público de una forma poco convencional: exhibiéndolas en ferias y espectáculos.

En 1896 Couney presentó incubadoras en la Gran Exposición Industrial de Berlín, promoviendo su uso como una innovación médica revolucionaria.

En 1903 Instaló su primera feria de bebés incubados en el paseo marítimo de Coney Island, Nueva York. Poco después, abrió otra en Atlantic City.

Se cobraba una entrada de 25 centavos por persona para ver a los bebés prematuros en incubadoras de vidrio y acero de 1,5 metros de altura. Este dinero cubría los costos del personal médico y el mantenimiento de las máquinas.

Durante décadas, estas exhibiciones fueron la única opción para muchos bebés prematuros, salvando miles de vidas.

Desde la perspectiva actual, la idea de exponer bebés en ferias puede parecer inapropiada, pero en su tiempo era una solución pragmática ante la falta de infraestructura médica. Además, Couney aseguraba que el espectáculo no era meramente una atracción, sino una campaña de concienciación sobre la importancia de la atención neonatal.

Para 1943, los hospitales ya contaban con unidades de cuidados neonatales, lo que hizo innecesarias estas ferias. Couney cerró sus exposiciones, satisfecho de haber logrado que la medicina reconociera la importancia del cuidado de bebés prematuros.

Gracias a su trabajo, la neonatología avanzó significativamente y la incubación neonatal pasó de ser un espectáculo de feria a un estándar en la atención hospitalaria.

Pedestrian

El «pedestrianism» fue un deporte y pasatiempo popular en los siglos XVIII y XIX, especialmente en Inglaterra y EE. UU., basado en caminar largas distancias como competencia de resistencia, y con el tiempo se volvió un símbolo de diversión . Alcanzó su auge en el siglo XIX, con eventos que atraían grandes multitudes y donde los participantes recorrían cientos de kilómetros, a veces durante días.

Uno de los competidores más célebres de todos los tiempos fue Robert Barclay Allardice, apodado el «Gran Peatón» por caminar 1.600 kilómetros en 1.000 horas consecutivas.

diversión

Otro caminante famoso fue, Edward Payson Weston, conocido por su característico tambaleo, quien, en 1861, Weston caminó desde Boston a Washington D.C., un recorrido de más de 1.126 kilómetros y lo completó en 10 días.

Daniel O’Leary era famoso por mover los brazos mientras agarraba mazorcas de maíz para absorber el sudor. Sin embargo, con la llegada de disciplinas más dinámicas como el atletismo y el ciclismo, el pedestrianismo perdió popularidad.

Aun así, su legado perdura en competiciones modernas como maratones y caminatas de resistencia y por qué no, algunos tofavía lo hacen por diversión.

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