Créditos: Cadena SER, Wall Street Journal, Stockholm International Peace Research Institute, El País.
Este nuevo conflicto, este nuevo choque armado, esta guerra abierta y sin límites entre Israel e Irán que estalló esta semana, toca un punto neurálgico en Medio Oriente que esta vez salpicará no solo a la región —siempre en llamas—, sino también a la seguridad, la economía y la soberanía del mundo entero.
Esta confrontación militar y estratégica por el poder entre Israel e Irán tiene un carácter volátil, explosivo, sin precedentes; es una bomba de tiempo, un cable de alta tensión política, social y económica que conduce a que el mundo tiemble por miedo a que estalle una guerra nuclear, una guerra mundial, quizás la Tercera…
A propósito, tuvimos un programa de radio sobre las implicaciones del tren Irán-China-Rusia, que se ha convertido en un corredor directo entre China e Irán. Hablamos de una línea ferroviaria de 1,300 kilómetros, un tren de mercancías de doble carga que transportará productos chinos hacia Irán. Si se dan cuenta, en todo este proceso —lo que está pasando ahora con Irán, con Israel, con Estados Unidos—, China no ha dicho nada. Hay un silencio total. Y esto se convierte en un desafío a la hegemonía estadounidense, porque esquiva el control marítimo que Estados Unidos tiene. De ahí todos los esfuerzos que hace Washington (fortalecer el armamento en barcos, sistemas antimisiles) para aislar a China de Irán, especialmente en el comercio de petróleo iraní.
Superioridad tecnológica: el tablero militar de Israel
Me di a la tarea de investigar a qué nos enfrentamos, comenzando por las capacidades militares de Israel y su supremacía tecnológica —líder en la región y en el mundo—, que son indiscutibles.
¿Sabían que la lista de su lujoso arsenal la encabezan los aviones, los cazas furtivos, que permiten realizar ataques con la misma precisión con la que un cirujano se enfrenta a un diminuto corte con su escalpelo, mientras controla la totalidad del espacio aéreo?
Bueno, le siguen sus eminentes sistemas antimisiles multilayer como el Iron Dome, David’s Sling y Arrow 3, que logran interceptar la mayoría de los misiles y drones iraníes que invaden el espacio aéreo israelí; todo esto sumado a su arsenal nuclear, estimado entre 80 y 90 ojivas no declaradas, de acuerdo con el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
En cuanto a su sistema de defensa terrestre, lo encabezan unos 400 tanques Merkava Mk IV, considerados entre los más avanzados del mundo, y alrededor de 1,190 vehículos blindados. En cuanto al factor humano, la fuerza militar profesional y altamente entrenada de Israel asciende a aproximadamente 170,000 soldados, entre hombres y mujeres, de acuerdo con el Wall Street Journal; esto sin contar a aproximadamente 450,000 reservistas con capacidad de movilización rápida.
En contraparte está Irán, con su arsenal de aviones, tanques, submarinos, corbetas y patrulleras, antiguos, obsoletos, mal mantenidos y limitados en cuanto a tecnología de última vanguardia; pero con un ejército numéricamente superior —entre 960,000 efectivos activos y 350,000 reservistas— al de las tropas israelíes.
Ante ese anticuado sistema de defensa inicial, los iraníes decidieron poner todos sus esfuerzos en el desarrollo de un programa nuclear —que data desde 1957, pero que con el paso del tiempo ha tomado un giro más autónomo, más militarizado, y que en los últimos años se ha acelerado—.
Porque desde 2021, Irán acumula uranio altamente enriquecido (HEU), de alta pureza, con capacidad para fabricar hasta nueve bombas nucleares en tan solo una o dos semanas.
El costo de defenderse en una guerra que ya impacta al mundo
Pero por otro lado, quiero platicarles sobre el sistema antimisiles israelí Iron Dome, que ha interceptado más del 90 % de los ataques iraníes. Pero su capacidad no es ilimitada ni durará para siempre, lo que nos hace pensar que quizás Israel debe ser más selectivo en su uso y ampliar su capacidad defensiva, para evitar saturaciones que podrían poner en riesgo ciudades y, lo más importante, a la población civil.
Solo para que se hagan una idea: desde que comenzó el conflicto, en la madrugada del 13 de junio hasta hoy, Irán y sus aliados han lanzado cerca de 400 misiles balísticos y cohetes contra Israel, mientras que Israel ha respondido destruyendo más de 120 lanzadores de misiles iraníes, gracias al Iron Dome.
Lo que sucede es que, si Israel sigue realizando aproximadamente 150 intercepciones diarias, las 10 baterías que operan el sistema antimisiles se agotarán si no se reponen. Esto, sumado al gasto millonario diario que Israel está haciendo —porque cada misil interceptado le cuesta aproximadamente 66,000 euros, de acuerdo con El País—, ¡eso es mucho dinero!
Hablando de dinero, se estima que el costo de esta guerra puede alcanzar los 10,800 millones de euros al mes (12,000 millones de dólares), ¡216,000 millones de pesos mexicanos!
Y es que cada intercepción de un misil que realiza Israel oscila entre 700,000 y 4 millones de dólares; esto sin contar el dinero destinado al funcionamiento operativo de cazas, el costo de municiones, las reparaciones de los daños a la infraestructura y el impacto en la población civil… Mientras tanto, Irán lidia con la destrucción de 150 de sus instalaciones estratégicas, plantas nucleares y energéticas.
Y eso no es todo: el precio del petróleo anda por las nubes, la incertidumbre geopolítica crece, se percibe ansiedad en los mercados, en la sociedad, en la gente… El impacto en la inflación y la economía mundial es evidente y lamentable. Ya lo sentimos en todos lados.
Por ahora, el despliegue militar estadounidense —unos 40,000 militares desplegados, además de decenas de buques de guerra, portaaviones nucleares, destructores equipados con interceptores, aviones caza furtivos, de acuerdo con The Washington Post— reitera el apoyo infalible a Israel y disuade a Irán, presionándolo diplomáticamente (por ahora) para evitar un desastre mayor.
Luego no me digan que no les advertí: si no hay una negociación inmediata y un rendimiento por parte de Irán (si es que no andan ya fabricando las nueve bombas nucleares que pueden crear), va a haber un ataque tremendo, un ataque furioso entre Estados Unidos e Israel. Quizás… la Tercera Guerra Mundial.