Seguro te ha pasado: llegas a la gasolinera y ves tres opciones —Magna, Premium y Diésel, o en otros países, Regular, Midgrade y Premium—, y lo primero que piensas es: “¿de verdad hay tanta diferencia, o solo me quieren cobrar más?”
La respuesta es que sí hay diferencias reales, aunque muchas veces no se explican bien. La gasolina no es solo “más cara o más barata”: cada tipo tiene propiedades químicas específicas, un índice de octanaje distinto y está pensada para motores con diferentes necesidades. Vamos por partes.
El octanaje: el número que lo cambia todo

Ese numerito que ves en la bomba —por ejemplo, 87, 91 o 93 octanos— no es caprichoso. Representa la resistencia de la gasolina a la detonación o “autoexplosión” dentro del motor. En palabras simples: cuanto más alto el octanaje, más “paciente” es la gasolina antes de explotar.
¿Por qué eso importa?
Porque en los motores de alta compresión (como los de autos deportivos o de lujo), el aire y el combustible se mezclan a mayor presión. Si la gasolina explota antes de tiempo, puede causar un fenómeno llamado “detonación” o “knocking”, que se escucha como un golpeteo y puede dañar el motor.
Por eso, los autos potentes necesitan gasolina Premium, con un octanaje alto (91 o 93).
Mientras que los motores convencionales funcionan perfectamente con gasolina Regular o Magna, que suele tener entre 87 y 89 octanos.
Magna, Premium y Diésel: más allá del nombre

En México, las gasolinas se dividen en tres tipos principales:
- Magna (verde) → 87 octanos
- Premium (roja) → 91 octanos
- Diésel (negro o amarillo) → para motores diésel, completamente diferente
Pero estos nombres son más comerciales que técnicos. En otros países, la gasolina de 87 octanos se llama Regular, la de 89, Plus o Midgrade, y la de 91 o más, Premium. Lo importante no es el color, sino el octanaje que indique tu manual de usuario.
Dato curioso: el color del tapón o de la bomba no está estandarizado internacionalmente. En Reino Unido, por ejemplo, el verde suele ser diésel, ¡justo al revés que en México y Estados Unidos! Así que si rentas un auto en otro país, revisa bien antes de llenar el tanque…
¿Qué pasa si uso una gasolina diferente a la recomendada?

Usar gasolina de menor octanaje en un motor que requiere más puede provocar una combustión irregular, pérdida de potencia y daños con el tiempo.
En cambio, usar gasolina de mayor octanaje del necesario no mejora el rendimiento si el motor no está diseñado para ello. Es como darle comida gourmet a alguien que no puede saborearla: el motor no la aprovecha, pero tu cartera sí lo siente.
En la mayoría de los autos compactos y SUV, no necesitas Premium, a menos que el fabricante lo indique.
En motores turbo, deportivos o de alto desempeño, sí es fundamental, porque la presión interna es más alta.
El mito del “mejor rendimiento”

Mucha gente cree que la Premium “rinde más kilómetros por litro”, pero eso no es necesariamente cierto.
El rendimiento depende más del estado del motor, la presión de las llantas, la forma de conducir y la calidad del mantenimiento que del tipo de gasolina.
Sin embargo, una gasolina de mayor octanaje puede ayudar a mantener limpio el sistema de inyección y reducir residuos en motores modernos, especialmente si tienen sensores de detonación o sistemas de compresión variable.
Así que si tu auto es nuevo y el fabricante recomienda Premium, no es marketing: es química aplicada.
Diésel: el primo “rudo” del grupo

El diésel no se mide por octanaje, sino por cetano, que indica qué tan rápido se enciende cuando se comprime.
A diferencia de la gasolina, el diésel no necesita chispa para encenderse; basta con la presión y el calor del pistón.
Esto lo hace ideal para camiones, pick-ups y vehículos pesados, ya que ofrece más torque y mejor rendimiento energético.
Por eso, aunque el diésel contamina más por partículas finas, es más eficiente por litro que la gasolina.
Dato curioso: el diésel moderno, conocido como ULSD (Ultra-Low Sulfur Diesel), tiene niveles de azufre 97% más bajos que hace dos décadas. Gracias a eso, los motores actuales pueden incorporar filtros de partículas y catalizadores, reduciendo drásticamente las emisiones.
Curiosidades que pocos saben sobre la gasolina

La gasolina no es un líquido “puro”, sino una mezcla de más de 500 hidrocarburos derivados del petróleo, diseñada para evaporarse y encender al instante.
En climas fríos, se modifica la fórmula para que sea más volátil (encienda fácil); en climas cálidos, se hace menos volátil para evitar evaporación.
Algunas gasolinas contienen aditivos detergentes que limpian válvulas e inyectores; otras los venden aparte.

La gasolina “sin plomo” existe desde los años 70, cuando se descubrió que el plomo tetraetilo (usado como aditivo) dañaba gravemente el cerebro humano.
En México, la gasolina se distribuye bajo normas de Pemex y marcas privadas, pero todas deben cumplir los mismos estándares ambientales establecidos por la CRE (Comisión Reguladora de Energía).
Entonces… ¿cuál debo usar?

La regla de oro es simple: usa la gasolina que recomiende el fabricante de tu vehículo. No más, no menos.
Si tu manual dice “mínimo 87 octanos”, puedes usar Magna sin problema. Si dice “recomendado 91 octanos”, usa Premium, especialmente si notas ruidos o pérdida de potencia.
Y recuerda: más importante que el tipo de gasolina es mantener tu auto bien afinado. Una bujía sucia o un filtro tapado pueden hacer que cualquier combustible rinda menos.
El combustible del futuro

La próxima vez que llenes el tanque, piensa que estás participando en una tecnología que lleva más de 150 años en evolución. Pero su reinado podría estar llegando a su fin: los autos eléctricos e híbridos están reduciendo la demanda de gasolina, y muchas marcas planean eliminar los motores de combustión antes de 2035.
Aun así, mientras los autos a gasolina sigan circulando, entender qué pones en tu tanque no solo es cultura general, sino una forma de proteger tu motor y tu bolsillo.
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