Un nuevo estudio ha revelado que más de 4400 niños con COVID-19 recibieron prescripciones de ivermectina o hidroxicloroquina, a pesar de que en esos momentos los medicamentos no estaban recomendados contra la enfermedad por las autoridades.
Créditos: The Epoch Times
Los investigadores examinaron datos sanitarios para analizar qué medicamentos recetaban los médicos a los niños con COVID-19. Encontraron que después de que la Sociedad de Enfermedades Infecciosas Pediátricas y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) desaconsejaran el uso de hidroxicloroquina fuera de ensayos clínicos, los médicos emitieron 813 recetas de este medicamento a menores con COVID-19.
De manera similar, después de que la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América desaconsejara el uso de ivermectina fuera de un ensayo, los médicos recetaron este medicamento a 3602 niños con COVID-19.
El estudio, liderado por la Dra. Julianne Burns y publicado por la revista de la Academia Americana de Pediatría, analizó registros de Komodo Healthcare Map, una base de datos de reclamos de atención médica que cubre a 330 millones de pacientes. Después de excluir a algunos niños, encontraron aproximadamente 4480 recetas de «medicamentos no recomendados», la gran mayoría de las cuales eran de ivermectina o hidroxicloroquina.
Si bien ambos fármacos están aprobados por la FDA, no lo están para tratar el COVID-19. Aunque algunos grupos y médicos argumentan que estos fármacos no deberían usarse contra la enfermedad debido a la falta de evidencia de su eficacia, otros afirman lo contrario. Las prescripciones no autorizadas son comunes en Estados Unidos.
El estudio arribó a una conclusión alarmante: a pesar de las pautas clínicas nacionales establecidas, los niños fueron objeto de prescripciones de medicamentos que no solo resultaron ser ineficaces, sino también potencialmente perjudiciales para el tratamiento de la COVID-19 aguda. Esta conclusión resalta una preocupante discrepancia entre la práctica médica observada y las recomendaciones oficiales establecidas por las autoridades de salud.
El hecho de que se recetaran medicamentos como la ivermectina o la hidroxicloroquina a niños, a pesar de la falta de respaldo de las directrices nacionales, plantea serias preocupaciones sobre la seguridad y eficacia de estas intervenciones en este grupo de edad. Además, sugiere la necesidad de una mayor adhesión por parte de los profesionales de la salud a las recomendaciones respaldadas por evidencia científica sólida y consenso médico.
Sin embargo, el Dr. Robert Apter, que no participó en el estudio, destacó que no se citaron pruebas de problemas reales derivados del uso de los fármacos contra COVID-19. Apter afirmó que los fármacos «tienen un largo historial de uso seguro en niños».
Los investigadores destacaron algunas limitaciones en su estudio que podrían afectar la interpretación de los resultados. Una de estas limitaciones es la dependencia de los historiales médicos, lo que implica que la precisión de los datos podría verse comprometida por la calidad de la documentación médica disponible.
Además, existe la posibilidad de que algunos casos de COVID-19 no hayan sido registrados correctamente en los registros médicos, lo que podría haber llevado a una subestimación o sobreestimación de la verdadera incidencia de prescripciones de ivermectina o hidroxicloroquina en niños con la enfermedad.
Es importante tener en cuenta que el estudio fue financiado por el Instituto de Investigación en Salud Maternoinfantil de Stanford. Aunque no se declararon conflictos de intereses por parte de los investigadores, la fuente de financiamiento puede plantear preguntas sobre la imparcialidad de los resultados. Sin embargo, es fundamental evaluar el estudio en función de sus méritos científicos y metodológicos, independientemente de su financiamiento.
¿Qué es la Ivermectina?
La ivermectina es un medicamento antiparasitario utilizado tanto en humanos como en animales. Fue descubierto en la década de 1970 y se ha utilizado ampliamente desde entonces para tratar una variedad de infecciones parasitarias, como la oncocercosis (ceguera de los ríos), la estrongiloidiasis intestinal, la pediculosis (infestación de piojos), la escabiosis (sarna) y varias infecciones parasitarias en animales, entre otras.
Este medicamento funciona interfiriendo con el sistema nervioso de los parásitos, lo que paraliza y mata a los organismos. En humanos, la ivermectina se puede administrar por vía oral o tópica, dependiendo de la afección que se esté tratando.
Recientemente, la ivermectina ha ganado atención debido a algunas afirmaciones de que podría tener efectos beneficiosos en el tratamiento o prevención de la COVID-19, aunque la evidencia científica sobre este tema sigue siendo limitada y controvertida.