En el siglo XIX, cuando la sombra de la revolución industrial se extendía por Europa, un misterio envolvía a los inventores de Francia e Inglaterra. Como alquimistas modernos, buscaban desentrañar el secreto de capturar la esencia del mundo en una superficie sensible a la luz.
Antes del siglo XIX, la fotografía no existía. Para tener una imagen duradera de su hogar, su familia o de ellos mismos, las personas debían recurrir a la pintura, la escultura o el dibujo. Todo esto cambió a principios del siglo XIX, cuando inventores de Francia e Inglaterra se esforzaron por crear representaciones fotográficas de objetos y personas.
En Francia, Joseph Nicéphore Niépce dejó al mundo asombrado en 1827 al publicar lo que se considera la primera fotografía jamás tomada, titulada “Vista desde la ventana de Le Gras”(en francés, «La cour du domaine du Gras»).
Niépce capturó esta imagen utilizando un proceso llamado heliografía, que consistía en sensibilizar una placa de metal (específicamente, una placa de peltre) con betún de Judea, una sustancia que endurece al exponerse a la luz. Aunque fue un gran avance, el heliógrafo necesitaba varios días de exposición para capturar la escena, lo que hacía imposible fotografiar a las personas en movimiento.
La imagen resultante es una vista borrosa pero reconocible de los edificios y el paisaje alrededor de la propiedad de Niépce en Saint-Loup-de-Varennes, Francia. Esta fotografía es ampliamente reconocida como la primera fotografía permanente de la historia y representa un hito crucial en el desarrollo de la fotografía moderna.
Niépce continuó trabajando en el perfeccionamiento de sus técnicas hasta su muerte en 1833. Su trabajo sentó las bases para los desarrollos posteriores en la fotografía, incluido el daguerrotipo, inventado por Louis Daguerre, quien colaboró brevemente con Niépce antes de su fallecimiento.
La primera fotografía de Niépce, aunque rudimentaria, marcó el comienzo de una nueva era en la captación y conservación de imágenes, revolucionando la forma en que las personas documentan y perciben el mundo.
Louis Daguerre fue un artista e inventor francés que es mejor conocido por su desarrollo del daguerrotipo, el primer proceso fotográfico práctico y comercialmente viable. En 1829, Daguerre se asoció con Joseph Nicéphore Niépce, quien ya había hecho avances significativos en la fotografía con su proceso de heliografía.
Después de la muerte de Niépce en 1833, Daguerre continuó perfeccionando el proceso. En 1839, anunció públicamente el daguerrotipo, un método de fijar imágenes en una placa de plata recubierta de yodo que se exponía a la luz y luego se revelaba con vapor de mercurio.
La placa de plata se pulía y se trataba con vapores de yodo para crear una superficie fotosensible. La placa se exponía a la luz en una cámara durante un tiempo que variaba según la intensidad de la luz (originalmente de 10 a 20 minutos).
La imagen latente se revelaba usando vapor de mercurio, que se unía a las áreas expuestas a la luz.
La imagen se fijaba lavándola con una solución de sal o tiosulfato de sodio para eliminar los restos de yodo no expuestos.
Primera Fotografía Humana
Una de las primeras imágenes conocidas de una persona fue tomada por Daguerre en 1838. La fotografía, que muestra una calle de París, incluye la figura borrosa de un hombre que se detuvo para lustrarse los zapatos, permaneciendo quieto el tiempo suficiente para ser capturado.
El 19 de agosto de 1839, la Academia de Ciencias de Francia anunció el daguerrotipo al mundo, y el gobierno francés adquirió los derechos del proceso, ofreciéndolo «gratis al mundo». Esto impulsó rápidamente la popularización del daguerrotipo a nivel global.
Se convirtió rápidamente en un fenómeno comercial, con estudios de daguerrotipos abriendo en todo el mundo. Aunque el daguerrotipo fue eventualmente superado por técnicas más avanzadas, como la calotipia y la fotografía en papel, estableció los principios fundamentales de la fotografía moderna.
Así, la fotografía, nacida de mentes inquietas y manos laboriosas, se convirtió en la testigo silenciosa de nuestro pasado y en la ventana a un futuro lleno de imágenes por descubrir.
La Primera Selfie
La primera selfie de la que se tiene conocimiento fue tomada en 1839 por Robert Cornelius, un fotógrafo e inventor estadounidense. Cornelius trabajaba en el negocio familiar de lámparas y metales, lo que le dio conocimientos sobre química y metales que aplicó posteriormente a la fotografía.
Cornelius se interesó por la fotografía tras conocer los avances de Louis Daguerre en Francia y comenzó a experimentar con el proceso de daguerrotipo. La selfie fue tomada en el patio trasero de la tienda de su familia en Filadelfia. Cornelius utilizó el daguerrotipo, que requería un largo tiempo de exposición. Se estima que la exposición duró entre 3 y 15 minutos.
Para capturar la imagen, Cornelius preparó la placa fotosensible y luego corrió a posicionarse frente a la cámara. Después del tiempo de exposición, volvió a la cámara para cerrar el obturador.
La imagen resultante muestra a Cornelius con los brazos cruzados y una expresión seria. La fotografía es notablemente clara y bien definida para la época, considerando las limitaciones técnicas.
Importancia Histórica:
Cornelius no solo capturó la primera selfie, sino que también fue uno de los pioneros en la práctica de la fotografía en Estados Unidos.
Su experimentación con el daguerrotipo y su capacidad para crear imágenes claras y definidas contribuyeron al desarrollo y la popularización de la fotografía en su país. Robert Cornelius dejó de practicar la fotografía unos pocos años después para volver al negocio familiar, pero su contribución a la historia de la fotografía y su innovador autorretrato siguen siendo recordados y celebrados hoy en día.
También puedes leer: La Gran Depresión y el nacimiento de asombrosos inventos que transformaron la historia