¿Alguna vez has estado sentado al filo del sillón disfrutando el atraco de La Casa de Papel? La meticulosa planeación del líder de la banda y cada detalle fríamente calculado, los integrantes con nombres de ciudad y cada uno con una función específica para dar el golpe del siglo. ¿Qué pasaría si te dijera que esta aclamada serie de Netflix se inspiró en robos reales igualmente o más extraordinarios e ingeniosos?
Por: Ivana Von Retteg. Escritora, guionista, gran conocedora y lectora apasionada de la ficción náutica y la piratería. IG: @ivana_von_retteg X: @IvanavonRetteg
En lo que a robos del siglo respecta, lo cierto es que la realidad supera la ficción con estos acontecimientos que hoy conoceremos:
Asaltos: robo al banco Río de Acassuso
El 13 de enero del 2006 en Buenos Aires, Argentina, se llevó a cabo lo que sería denominado como “el robo del siglo”.
Fernando Araujo, el cerebro de la operación, junto con Rubén Alberto de la Torre, reunieron a un equipo de personas que no tenían mucho que perder y mucho que ganar: Sebastián García Bolster, alias “el ingeniero”, encargado de resolver la logística del grupo; Julián Zalloechevarría que sería el conductor y Luis Mario Vittete Sellanes, alias “el Uruguayo”, quien sería la cara del grupo y negociador con la policía.
Al medio día, dos de los integrantes entraron al banco disfrazados, uno de ellos de médico, y, portando únicamente armas de juguete se las arreglaron para tomar a 23 rehenes en la planta baja.
La policía intervino inmediatamente y el asalto ya comenzaba a aparecer en todos los noticieros; camarógrafos esperaban fuera y los negociadores se comunicaban con los delincuentes esperando salvaguardar las vidas de los rehenes.
Nadie imaginó que la verdadera hazaña estaba sucediendo en el subsuelo, donde los otros dos integrantes ya habían vaciado 146 cajas de seguridad y para concluir dejaron una nota que pasaría a la historia: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es solo plata y no amores”.
Una vez todo listo, la banda hizo creer a los negociadores y a la policía que iban a entregarse, pero que, como acto de buena fe, les permitieran pedir unas pizzas y refrescos antes. Estas provisiones las disfrutaron con los rehenes y a una de ellas incluso le cantaron las mañanitas.
Finalmente, cuando la policía perdió contacto con los asaltantes y dieron las 7:15, entraron al banco armados, pero no encontraron más que a los rehenes todos sanos y salvos.
A esas horas la banda ya se había escapado por el túnel de desagüe que desembocaba a 14 cuadras donde los esperaría una combi; a ésta, ya le habían hecho una abertura de 50X90cm por debajo de la parte trasera, pudiendo entrar sin que absolutamente nadie los viera.
Ese día, se robaron un total de 19 millones de dólares, además de joyas; y aunque todos los miembros de la banda fueron capturados eventualmente, hasta el día de hoy no se sabe el paradero de la fortuna.
El robo de diamantes más grande de la historia
La historia comienza en el año 2001 en El Barrio De Los Diamantes en Amberes, Bélgica.
Éste era considerado uno de los lugares más protegidos y seguros donde transita el 80% de los diamantes de todo el planeta, con 189 bóvedas y 63 cámaras que se creían impenetrables; hasta que llegó el joyero italiano Leonardo Notarbartolo.
Con un pasado turbio en el mercado negro, Notarbartolo decidió rentar uno de los prestigiosos locales para vender su joyería de manera honesta al igual que todos los demás, pero no pasaría demasiado tiempo antes de que el destino llamara a la puerta.
Un día como cualquier otro, Leonardo se encontraba tomándose un café a tan solo unas cuadras de su tienda cuando se acercó un misterioso hombre y le dijo: “¿aceptaría usted un pago de cien mil euros por responder una pregunta?”.
Notarbartolo asintió intrigado, y la pregunta que haría el extraño a continuación cambiaría absolutamente todo: “¿es posible robar El Barrio De Los Diamantes?”. A partir de aquel momento, Leonardo Notarbartolo puso manos a la obra para responder esa pregunta.
Luego de rentar una bóveda vacía, fue tomando fotos poco a poco, familiarizándose también con el sistema de alarmas, sensores y cámaras. La respuesta era un sí: sí se puede robar El Barrio De Los Diamantes.
En poco tiempo, el joyero italiano comenzó a formar su propio equipo para llevar a cabo el golpe: «El Genio», quien como su nombre lo indica, era un experto en cerradoras; «El Monstro», encargado de los sistemas de electricidad; y «Speedy», que no tenía un talento particular más que ser un viejo amigo de Leonardo. Juntos se hicieron llamar «La Escuela de Turín.»
Para la madrugada del 14 de febrero, Leonardo ya había entrado a la bóveda para rociar un spray de laca sobre los sensores de calor y movimiento, esto para que el domingo 16 el resto del equipo pudiera entrar con taladros.
Abrieron un total de 120 cajas de seguridad que contenían desde diamantes hasta joyas valuadas en cien millones de dólares. Hasta ahora parecía un robo exitoso; habían logrado escapar en un Peugeot 307 rumbo a la frontera con Francia y celebraban en el camino.
Lo que seguiría fue un descuido tan torpe como fatal para la banda, y es que en el camino comenzaron a separar los diamantes y joyas del resto de papeles que no servirían para nada; y con la intención de deshacerse de la evidencia, prendieron fuego a la bolsa de plástico de los papeles, en plena carretera, que por mera providencia, estaba demasiado cerca de una granja.
El granjero, enojado porque unos hombres quemaban basura en su propiedad, llamó a la policía y levantó un reporte. Entre la basura que sobrevivió se encontraba un ticket de una panadería y una tarjeta con el nombre del electricista; fue cuestión de atar cabos.
Los tres integrantes fueron condenados a cinco años de prisión y Leonardo a diez. Hoy, Leonardo Notarbartolo tiene 70 años y sostiene que no tiene idea cuál fue el paradero del botín, y, a la fecha, sigue desaparecido.
Las Panteras Rosas
Ésta es una mención honorífica a la banda más notoria de ladrones en todo el mundo: “Las Panteras Rosas”, nombre otorgado por la Interpol en honor a una escena de la caricatura de La pantera Rosa.
Con más diecisiete años operando, llevan alrededor de 120 robos en 20 países, los atracos más notables siendo en Dubái, Tokio y Londres. Entre ellos destaca el incidente en Tokio, donde robaron un collar de 116 diamantes valuado en 30 millones de dólares.
Lo más interesante, sin embargo, es el hecho de que la propia Interpol ha reconocido la inteligencia de sus integrantes al mismo nivel que la de las autoridades mejor entrenadas o tecnologías más avanzadas.
Se dice que Las Panteras Rosas están conformadas por alrededor de 200 miembros, casi todos ellos serbios o de la región de Los Balcanes; políglotas, bien educados e incluso algunos lo suficientemente atrevidos para haber tenido algunas apariciones en los medios.
Así que la próxima vez que te sientes a ver una serie de atracos, te sorprendas por la genialidad de los personajes, recuerda: allá afuera hay (o hubo) cerebros igual de brillantes, túneles mejor cavados que los de cualquier guión de Hollywood, y bandas que podrían haber dado clases al mismísimo Profesor.
Algunos acabaron presos, otros desaparecieron con el botín, pero todos dejaron claro algo: en el mundo del crimen bien planeado, la realidad no solo supera a la ficción.
