Los usuarios de Apple, Google y otras plataformas tecnológicas importantes en Europa se han visto impactados este jueves por una nueva realidad conforme una ley histórica ha impuesto reglas de competencia más estrictas a las empresas, alterando la experiencia de los ciudadanos de la Unión Europea (UE) con sus dispositivos, aplicaciones y navegadores.
Créditos: CNN
Las nuevas regulaciones, que han entrado en vigor recientemente, han generado cambios radicales en algunos de los productos tecnológicos más utilizados en el mundo, como la tienda de aplicaciones de Apple, las plataformas de búsqueda y mensajería de Google, y WhatsApp de Meta. Estos cambios representan un hito en el esfuerzo global de los reguladores para controlar a los gigantes tecnológicos después de años de acusaciones sobre prácticas anticompetitivas que perjudican a los consumidores.
Las amplias obligaciones establecidas por la UE afectan únicamente a la región, lo que podría dejar a los usuarios de tecnología en Estados Unidos excluidos de algunas de las medidas que las grandes tecnologías están implementando en respuesta a la nueva directiva europea.
Uno de los cambios más significativos es el anunciado por Apple, quien planea permitir a los usuarios de la UE descargar aplicaciones para iPhone a través de tiendas de aplicaciones de terceros, relajando su control sobre iOS por primera vez desde el debut de la App Store hace 15 años.
Por otro lado, Google también ha anunciado importantes modificaciones. La empresa alterará los resultados de búsqueda para dirigir más tráfico a sitios independientes de comparación de precios o reservas de viajes, en lugar de dirigir a los usuarios hacia herramientas de su propiedad como Google Flights. Además, permitirá a los usuarios de Android seleccionar un navegador y un motor de búsqueda preferidos cuando configuren sus dispositivos por primera vez, en lugar de utilizar de forma predeterminada el navegador y el motor de búsqueda Chrome de Google.
¿Qué representan estos cambios?
Estos cambios representan un intento por parte de las grandes tecnologías de cumplir con la Ley de Mercados Digitales (DMA), una ley histórica que exige a las plataformas en línea dominantes brindar a los usuarios más opciones y a los rivales más oportunidades para competir. La DMA, que afecta a seis de las empresas tecnológicas más grandes del mundo, puede imponer sanciones severas, incluidas multas de hasta el 10% de los ingresos globales de una empresa.
La DMA no apunta directamente a las empresas mencionadas, sino que establece reglas de «guardián» para evitar abusos de poder económico por parte de empresas que alcanzan un umbral de tamaño específico. Una de las principales disposiciones de la DMA es otorgar a los consumidores más control sobre cómo las empresas tecnológicas utilizan su información personal.
En medio de estos cambios, algunas empresas de tecnología han expresado su preocupación, argumentando que podrían tener consecuencias no deseadas. Google ha advertido que los cambios en los resultados de búsqueda podrían afectar la experiencia del usuario y generar más búsquedas en agregadores de listados de viajes o restaurantes en lugar de en sitios individuales.
Por su parte, Apple ha manifestado preocupaciones sobre la seguridad de los usuarios de iOS, señalando que la admisión de tiendas de aplicaciones de terceros podría exponer a los usuarios a software malicioso o spam.
A pesar de las preocupaciones planteadas por las empresas de tecnología, los defensores de la DMA argumentan que estas regulaciones mejorarán los mercados digitales en beneficio de los consumidores, al obligar a las plataformas a abrirse y a competir en condiciones más equitativas.
La fecha límite del jueves marcó la última oportunidad para que las empresas presentaran sus planes detallados a la Comisión Europea que mostraran cómo cumplirían con la DMA. Después de revisar los planes, la comisión puede optar por iniciar investigaciones sobre las empresas sospechosas de incumplimiento, lo que podría llevar semanas o meses.
En resumen, la entrada en vigor de la DMA ha generado una serie de cambios significativos en la forma en que las grandes tecnologías operan en Europa, con el objetivo de aumentar la competencia y proteger los intereses de los consumidores en el mercado digital.