Créditos: Alamesa Cuba, 7 Caníbales, Diageo Bar Academy y Ecured.
Dicen que la historia la escriben los vencedores, pero en Cuba la cuentan mejor los amantes de los destilados. Entre ron, Coca-Cola y soldados gringos con exceso de entusiasmo patriótico, el “Cuba Libre” nació para recordarnos que a veces la libertad viene con mucho hielo y un toque de limón. Aquí, la fascinante historia de cómo Colón, los piratas y hasta el Tío Sam contribuyeron a la más cubana de las tradiciones: beberse las penas.
Ron, hielo, limón, Coca-Cola… El auténtico “Cuba libre” o “Cubita” como le decimos de cariño en México, tiene más de una historia que contar.
Al igual que en otros países productores de ron en Latinoamérica, su historia se remonta a la colonización española; sin embargo, nada de esto hubiese sido posible si Cristóbal Colón no hubiese tenido la brillante idea de traer esquejes de caña en su segundo viaje a América en 1493. ¡Gracias, Cristóbal, por tu legado etílico!
De Nueva Guinea a La Habana: la caña que conquistó el Caribe (y a los piratas)
Y aunque la caña encontró en el Caribe el microclima ideal para expandirse, no hay que olvidar que su origen es propio del sudeste asiático, específicamente de la isla de Nueva Guinea; desde allí se extendió a través de las rutas comerciales hacia India, China y otras partes de Asia.
Fueron los indígenas quienes descubrieron las virtudes de la caña al exprimir sus tallos para obtener el jugo dulce; mientras que los esclavos africanos que trabajaban en ingenios y trapiches, se dedicaron a fermentar y a destilar de manera artesanal dicho jugo, creando un licor fuerte; ¡sí! Ese que tanto aman los piratas como Jack Sparrow.
Ya en el siglo XIX viene la Revolución Industrial, facilitando la expansión de la industria azucarera y de la producción de ron; y aunque España prohibió la destilación en sus colonias, hacia 1830 abrieron los ojos y se dieron cuenta de que el ron, en este caso el cubano, era un producto importante para la exportación que les iba a permitir ganar mucho dinero. ¡Qué sorpresa!
Ya en el siglo XX, el ron cubano alcanzó fama mundial, convirtiéndose en un destilado clave en cócteles icónicos como el Mojito, el Daiquiri, y por supuesto, el Cuba Libre.
Para terminar con la historia del ron cubano, después de la Revolución, las fábricas de ron fueron nacionalizadas; y en 1993, se creó la Corporación Cuba Ron S.A para unificar las principales fábricas de ron en una estructura corporativa.
Para nadie es un secreto que hoy en día, el ron cubano sigue siendo un símbolo de la cultura y la tradición de la isla, con marcas como Havana Club reconocida internacionalmente.
Cuba Libre: cuando la Coca-Cola invadió Cuba (y no, no fue por el embargo)
Pero, un momento: ¿en qué momento llega la Coca-Cola, una bebida gaseosa orgullosamente americana, a hacer parte del Cuba Libre? Aquí va el spoiler: ¡la culpa la tuvieron los soldados americanos!
De acuerdo con el libro ¡Cuba Libre! That Changed World History de Tony Perrottet, los estadounidenses sí que hicieron “sus aportes” a la cultura cubana: convirtieron el béisbol en una obsesión para los isleños, desplazando a las corridas de toros como el deporte favorito, para ver y gritar “con ron en mano”; y por supuesto, inventaron los cócteles insignes del país.
Un ejecutivo de Bacardi sostiene que el responsable de “dar vida” a una de las bebidas más amadas por los mexicanos, fue un barman en La Habana, que decidió entretener a sus clientes, la mayoría soldados gringos, mezclando ron -la bebida nacional-, con la nueva y exótica gaseosa yanqui Coca-Cola; y un toquecito de limón, ¡porque el glamour tropical no se improvisa!
Cuando el barman brindó con las tropas ya medio “pedas”, utilizando el grito tradicional de independencia «¡Cuba Libre!», estos adoptaron la frase como el nombre del trago.
Mientras tanto, por la misma época, pero en un pueblo llamado Daiquirí, al oriente de la isla, unos mineros estadounidenses empezaron a mezclar ron con jugo de limón, azúcar sin refinar y hielo triturado, creando el segundo cóctel cubano por excelencia. ¡Salud por los que vinieron a «liberar», porque sí que dejaron dos excelentes recetas que se quedaron para siempre en los menús de todos los bares del mundo!
Cuando la Ley Seca mandó a los yanquis a beber como piratas en La Habana
El alcohol, específicamente el ron, ayudó a que la presencia estadounidense en la isla fuera aún más irritante, cuando en los años 20, la Ley Seca mandó a miles de estadounidenses ricos a realizar “tours etílicos” por Cuba.
¿Puedes creer que existían unos hidroaviones llamados BlackTails que transportaban yanquis sedientos de alcohol directamente desde el Hudson, Nueva York hasta el malecón habanero? Una vez en tierra, los americanos se “lanzaban” a los bares que servían “Mary Pickfords” y “Highballs” durante las 24 horas del día.
Pero detengámonos un momento en. El cóctel Mary Pickford, un clásico de la década de 1920 creado también en La Habana. Lleva el nombre de una famosa actriz de cine mudo, quien visitó la isla junto con otros íconos de Hollywood de la época. El Mary Pickford siempre lleva ron blanco, jugo de piña, licor de marrasquino, granadina y hielo.
Igual de clásico, sencillo y refrescante es el “Highball”, qu lleva una base de ron -o el destilado de preferencia-, combinado con soda, agua tónica, ginger ale o cola; y servido en un vaso alto lleno de hielo, de ahí su nombre.
Es famoso por su simplicidad y frescura, siendo una opción popular para quienes prefieren tragos ligeros y fáciles de preparar.
Según el escritor de viajes Basil Woon, quien claramente la pasó “de lo lindo” escribiendo la guía «When It’s Cocktail Time in Cuba” en 1928, durante las «Naughty-naughty nights», se la pasaba explorando los rincones más pecaminosos de la ciudad, en tanto presidentes iban y venían, mostrando niveles cada vez más descarados de corrupción, como si fuera una competencia de “quién robaba con más estilo.”
Y finalmente, cuando el sentimiento de desilusión y resignación se apoderó de la isla; mientras cada promesa de cambio se esfumaba bajo el son de la brisa caribeña, los extremistas y oponentes bajo la batuta del “Che”, Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, fueron protagonistas de otra historia, catapultándose bajo el grito de “Cuba libre.”