¿Croissants en órbita? Un horno espacial promete llevar el placer de hornear al espacio, transformando la rutina alimentaria de los astronautas.
Crédito: Sarah Miller para Smithsonian Magazine
La comida es vital para el ánimo de los astronautas. Aunque una pizza o un pastel no sean los alimentos más nutritivos, ofrecen consuelo, familiaridad y motivos de celebración a miles de kilómetros de la Tierra. Cocinar se convierte, entonces, en una forma para los astronautas de crear algo propio en un entorno extremadamente controlado. Porque la creatividad también nutre el alma y nos da alegría.
“Todo cambiaría si los astronautas pudieran cocinar”. Ese es el sueño de Jim Sears, ingeniero aeroespacial de Boulder, Colorado, quien está diseñando un “horno espacial” que funcione en un entorno sin gravedad. Un desafío mayúsculo si consideramos que estamos viviendo la Segunda Era Espacial, liderada por empresas como SpaceX y Blue Origin.
Sears quiere que la tripulación pueda disfrutar de un pastel, una pizza o un quiche Lorraine, calientes y crujientes. Por ahora, esto parece inalcanzable sin un horno por convección. Actualmente, los alimentos que se consumen en estaciones espaciales deben ser liofilizados o deshidratados, para luego ser rehidratados con agua. Así, los astronautas se conforman con desayunar cereal con leche en polvo y fresas secas… ¿Pero qué pasaría si pudieran disfrutar de un croissant recién horneado? Suena provocador.
Para lograrlo, Sears ha desarrollado un horno llamado SATED (siglas en inglés de “Safe, Tidy, Efficient, Delicious”), que funciona en gravedad cero. Es apenas un poco más grande que una tostadora y hace girar un cilindro cientos de veces por minuto, generando una gravedad artificial gracias a la fuerza centrífuga. Lo mejor es que, al añadir los ingredientes, estos se adhieren a las paredes internas del horno, que se calientan mediante resistencias cerámicas.
De esta manera, SATED demuestra que no se necesita una fuente de calor excesiva para funcionar. No requiere llamas ni radiación, ya que utiliza la transferencia de calor por conducción y alcanza una temperatura máxima de 220 °C (428 °F), limitando su calor de forma intrínseca.
Como muchos inventos revolucionarios, este también surgió en un garaje. De hecho, el horno espacial nació durante la pandemia, cuando Sears buscaba una tecnología de calefacción industrial que pudiera funcionar en gravedad cero. Lo que no sabía era que terminaría creando una unidad de cocina espacial. Para comprobar su efectividad, comenzó a almacenar ingredientes deshidratados, harina, levadura y quesos liofilizados. En Navidad de 2020 preparó hotcakes con ellos, y su familia, para su sorpresa, ¡los disfrutó!
El reto de alimentar al espacio

Poco a poco, Sears fue afinando el prototipo, ajustándolo a normas de seguridad y funcionalidad hasta llegar al modelo final. Un año después, la NASA se interesó por su tecnología innovadora, ideal para alimentar astronautas en largas misiones orbitales.
Finalmente, el horno SATED fue probado en un vuelo con estudiantes universitarios, quienes evaluaron su usabilidad, elaboraron manuales de operación y ayudaron a ajustar parámetros programables como los niveles de gravedad, temperatura, pasteurización de alimentos y punto de ebullición del agua.
¿Cómo se hace una pizza en un horno espacial?
Sears explica que primero se hidrata una bolsita de queso liofilizado con una jeringa, y luego se inyecta en el cilindro en movimiento. Después se vierte una mezcla de harina, bicarbonato, sal y agua. Se ajusta la temperatura a 125 °C y 20 G (20 veces la gravedad terrestre). Increíble, pero en solo cinco minutos, la masa se cuece. Luego se le agrega la salsa y los ingredientes. Básicamente, se inyectan ingredientes rehidratados para luego cocinarlos.
Este invento no solo ha recibido premios, sino que ha impulsado a la industria a pensar más allá de la producción y a evolucionar el sistema alimentario espacial. De hecho, Sears ganó el Premio Tyler Florence a la Innovación Culinaria, entregado por el chef de Food Network, al ser nombrado “el panadero, pizzero e innovador favorito de la órbita baja terrestre”.
Actualmente, Sears trabaja en nuevas recetas como pasteles de piña y limón, vegetales salteados, shepherd’s pie y papas a la francesa. Además, colabora con el equipo del chef español José Andrés para desarrollar menús exclusivos para el horno SATED. Es probable que pronto podamos ver paella, pan de maíz y pasta cocinados en gravedad cero.
En palabras de Jennifer Levasseur, curadora de alimentos espaciales del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Smithsonian:
“Antes eran frutas confitadas y bebidas en polvo; ahora hablamos de tofu y tortillas”.
Y es que el futuro de la gastronomía en el espacio ya es una realidad. Las tendencias culinarias terrestres también están despegando… más allá de la atmósfera.