La Antártida, el continente más austral de la Tierra, se encuentra en el Polo Sur y es conocido por ser un vasto territorio casi completamente cubierto de hielo, que abarca el 98% de su superficie. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un fenómeno sorprendente: la vegetación en la Antártida está aumentando, literalmente se está poniendo verde, debido al aumento de temperaturas que enfrenta el planeta.
Un estudio llevado a cabo por las universidades de Exeter y Hertfordshire, en colaboración con el British Antarctic Survey, confirmó el aumento de vegetación en la Península Antártica durante los últimos 40 años. Utilizando imágenes y datos satelitales, los investigadores documentaron los cambios en el paisaje.
Thomas Roland, científico medioambiental de la Universidad de Exeter y autor principal del estudio, comentó que, aunque la mayor parte del paisaje sigue dominado por nieve, hielo y roca, se ha observado un notable crecimiento de zonas verdes desde mediados de la década de 1980.
La vida vegetal está ganando terreno al hielo a una velocidad sorprendente, lo que refleja el acelerado cambio climático que afecta a este remoto continente. Este continente se ha convertido en un termómetro crucial para los científicos, quienes lo utilizan para medir los efectos del cambio climático.
¿La Antártida se pone verde?
Thomas Roland, señaló que los recientes hallazgos confirman la alarmante influencia del cambio climático causado por el ser humano, que no tiene fronteras. Incluso en la remota y salvaje Península Antártica, un lugar aislado del mundo, el paisaje está transformándose, y estos cambios son evidentes incluso desde el espacio.
Gracias a la observación de imágenes satelitales realizadas por el programa Landsat de la NASA y al uso de imágenes multiespectrales para monitorizar la vegetación, se dieron cuenta de que en 1986 había menos de un kilómetro cuadrado de la Península Antártica que tenía color verde, algo que aumentó hasta los 11,9 km² en 2021.
La tendencia desde 1986 hasta 2016 fue de un aumento de 0,31 km² al año, pero eso se disparó entre 2016 y 2021, llegando a un crecimiento de la zona vegetal de 0,42 km² anuales. Actualmente, la densidad de la vegetación sigue aumentando y es algo que se puede ver claramente.
Roland destacó que este cambio puede afectar la capacidad de la región para reflejar la radiación solar, ya que las superficies más oscuras, como las áreas cubiertas de vegetación, absorben más calor, lo que podría agravar el calentamiento global. Olly Bartlett, profesor de teledetección y geografía en la Universidad de Hertfordshire, añadió que, aunque las repercusiones actuales podrían ser locales, es probable que aceleren el crecimiento de la vida vegetal a medida que el clima siga calentándose.
El cambio climático y la Antártida
Un informe reciente reveló que la Antártida y el océano Austral están atravesando anomalías extremas, como olas de calor marinas, récords de temperatura y una acelerada pérdida de hielo, lo que ha encendido las alarmas.
Estos últimos 60 años, la Antártida se ha calentado significativamente y a un ritmo más rápido que el resto del mundo. Los últimos veranos son ejemplos, con temperaturas de hasta 20 grados por encima de lo normal en 2022 y con unos 10 grados por encima de lo normal a mediados de julio de este 2024. Y los modelos contemplan que la zona seguirá calentándose hasta el año 2100 a razón de 0,34 grados de media por década.
A finales de septiembre, científicos emitieron una advertencia preocupante: la Antártida se está elevando aproximadamente cinco centímetros por año, y el nivel del mar está subiendo a un ritmo más rápido que en cualquier otro momento de los últimos 3,000 años, debido a la acelerada fusión de los glaciares en Groenlandia y la Antártida.
Entre 1901 y 2018, el nivel del mar aumentó cerca de 20 centímetros, con casi la mitad de ese incremento ocurriendo solo entre 1993 y 2018. En los últimos años, el ritmo de subida ha alcanzado niveles críticos, llegando casi a medio metro.
Este fenómeno está impulsado principalmente por los gases de efecto invernadero, producto de la quema de combustibles fósiles, que siguen siendo los mayores responsables del calentamiento global.
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