Innovadora, compleja, vulnerable, repleta de luchas creativas. Virginia Woolf luchó contra episodios graves de depresión y trastorno bipolar, además de inseguridades sobre su trabajo literario. Esta es la historia de la escritora valiente, una de las voces más influyentes del modernismo literario y del movimiento feminista temprano.
Crédito: Yale.edu, Quentin Bell. Virginia Woolf: A Biography, Hermione Lee. Virginia Woolf.
Cada vez que escuchas el nombre de Virginia Woolf, seguro se te viene a la mente la imagen de Nicole Kidman en la película Las horas (2002). Kidman utilizó una nariz postiza para alterar su apariencia y llevó el pelo corto. Esta brillante interpretación de la escritora le valió elogios de la crítica y una nominación al Premio de la Academia.
Gracias a esa transformación y al cuidadoso detalle de su aspecto físico, la actriz australiana adoptó esa expresión melancólica y reflexiva de Woolf. Su vestuario sencillo y elegante, acorde a la época, también reflejó fielmente el estilo de vida de la clase media alta en el Londres de los años 30.
Su estilo modernista cambió con cada nueva novela, y sus cartas y memorias revelan destellos en el centro de la cultura literaria inglesa durante la era de Bloomsbury. Se podría decir que representó un momento histórico en el que el arte se integró en la sociedad como un patrón cultural.
Infancia, educación y el nacimiento del espíritu rebelde

Los hermanos de Virginia, Thoby y Adrian, fueron enviados a Cambridge, mientras que ella fue educada por tutores privados. Durante su formación, tuvo la oportunidad de leer todos los clásicos literarios que formaban parte de la vasta biblioteca de su padre. Sin embargo, con el tiempo, consideró degradante que las mujeres no fueran enviadas a universidades por culpa de la sociedad patriarcal victoriana. Incluso reprochó a su propio padre haber enviado a sus hermanos a una prestigiosa universidad, mientras que ella no tuvo acceso a una educación formal.
Esta experiencia influyó en su decisión de participar en el Círculo de Bloomsbury, un grupo influyente de escritores, intelectuales, economistas, filósofos y artistas británicos que se reunían en el barrio de Bloomsbury durante las primeras décadas del siglo XX. Entre sus miembros más destacados también estaban Leonard Woolf, su esposo; E.M. Forster; John Maynard Keynes; Lytton Strachey, y Vanessa Bell, su hermana. Este grupo compartía una perspectiva progresista sobre la vida, el arte y la política, cuestionando las normas sociales tradicionales y promoviendo la libertad intelectual y artística.
Crisis emocionales y la lucha interna de Virginia Woolf

La tercera crisis llegó en 1906 con la muerte de su hermano Thoby, por fiebre tifoidea. Más tarde, lo representó como el personaje Jacob en su primera novela experimental, Jacob’s Room, y como Percival en The Waves. Estos fueron los primeros de muchos colapsos mentales que ocurrieron esporádicamente a lo largo de su vida hasta su suicidio en marzo de 1941.
Aunque su enfermedad mental era periódica pero recurrente, era considerada como “una mujer cuerda que tenía una enfermedad”. Su desvarío siempre era provocado por muertes familiares, su matrimonio o la publicación de una novela. Según Lee, su biógrafa, los síntomas de Woolf se ajustan al perfil de un trastorno bipolar. Leonard Woolf, su esposo, documentó con precisión su enfermedad.
En etapas maníacas, Woolf se encontraba extremadamente emocionada, su mente corría y hablaba con fluidez. En el apogeo del ataque, hablaba incoherencias, tenía delirios, oía voces y hasta era violenta. En etapas depresivas, era todo lo contrario: apenas hablaba, se negaba a comer y a creer que estaba enferma, insistiendo en que “su condición se debía a su propia culpa”.
A lo largo de su vida, Woolf consultó a más de doce médicos y se sometió a tratamientos emergentes para tratar su enfermedad mental. Incorporó términos médicos en sus obras, como Mrs. Dalloway, donde el personaje de Septimus Smith refleja sus propias experiencias con la locura.
El modernismo literario y la lucha por la igualdad de género en la obra de Woolf

En sus obras, también exploró las desigualdades de género. En Una habitación propia (1929), imaginó el destino de Judith, la hipotética hermana de Shakespeare, igualmente talentosa pero condenada al fracaso debido a las limitaciones impuestas a las mujeres. Asimismo, examinó la desigualdad matrimonial en Al faro (1927), inspirándose en sus propios padres.
Impacto de la guerra
La Primera Guerra Mundial influyó profundamente en la obra de Woolf. En Mrs. Dalloway (1925), aborda el impacto de la guerra a través del personaje de Septimus, un veterano traumatizado. Más tarde, en Al faro, también reflejó las secuelas de este conflicto global.
En 1917, Woolf y su esposo fundaron Hogarth Press, una editorial independiente que publicó obras de autores experimentales como T.S. Eliot, Katherine Mansfield y Vita Sackville-West, así como también sus propias novelas. Hogarth Press se convirtió en un refugio para ideas vanguardistas rechazadas por editoriales tradicionales.
El trágico final de Virginia Woolf y su legado perdurable

Tras escribir la nota, llenó los bolsillos de su abrigo con piedras y caminó hacia el río, donde se sumergió. Su cuerpo fue encontrado semanas después. Su muerte marcó el fin de una de las voces más influyentes del siglo XX. A través de obras como La señora Dalloway y Al faro, Woolf dejó un legado literario que sigue siendo estudiado y admirado, fue pionera en la exploración de temas de género, locura y guerra.