En una conferencia matutina este lunes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, arremetió contra la ‘Marcha por Nuestra Democracia‘, evento que, según las organizaciones convocantes, congregó a alrededor de 700 mil personas y contó con el expresidente consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, como único orador.
Créditos: Infobae
El mandatario mexicano, conocido por su estilo directo y sin rodeos, no se contuvo al referirse a la manifestación, la cual consideró parte de la dinámica normal de las elecciones y una expresión de la democracia. Sin embargo, López Obrador no perdió la oportunidad para desacreditar a los convocantes, a quienes acusó de ser parte de una oligarquía corrupta que busca perpetuar su poder a expensas del pueblo.
Durante su discurso, López Obrador criticó duramente a la oligarquía, a la que describió como el gobierno de una minoría rica que busca mantener el control sin el apoyo genuino de la población. Asimismo, cuestionó la autenticidad de la defensa de la democracia por parte de quienes, en su opinión, fueron responsables de ejecutar fraudes electorales en el pasado.
En cuanto a las acusaciones de ser un dictador, López Obrador las desestimó como una ironía, señalando que provienen de aquellos que anteriormente ejecutaban fraudes electorales y, en algunos casos, tienen vínculos con figuras delictivas como el exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna, quien es protegido por personas que participaron en la ‘Marcha por Nuestra Democracia’.
El presidente mexicano también aprovechó la oportunidad para criticar las campañas en su contra, como la de #NarcoPresidenteAMLO, que según él son impulsadas por granjas de bots financiadas con grandes sumas de dinero, y mencionó la paradoja de que quienes lo acusan de dictador sean los mismos que en el pasado promovían y ejecutaban fraudes electorales.
López Obrador reconoció que existen millones de personas que se oponen a su gobierno, pero enfatizó que los manifestantes representan solo a los líderes de ese movimiento y, aunque puedan ser 15 o 18 millones de personas, considera que no tienen la capacidad de avanzar.
Esta crítica del presidente mexicano se suma a las tensiones políticas previas a las elecciones del próximo 2 de junio, y refleja la división y polarización en la sociedad mexicana respecto a su gobierno.
Así se vivió la marcha en los diferentes estados
Desde Campeche hasta Yucatán, miles de personas participaron en marchas pacíficas portando pancartas con consignas como «La democracia no se toca» y «Mi voto no se toca».
En Campeche, cerca de 200 personas marcharon por la avenida Circuito Baluartes y las calles del Centro Histórico de la ciudad capital, instando a sus conciudadanos a unirse al movimiento en defensa del voto. En Durango, el contingente partió de la Avenida Libertad y 20 de Noviembre para concluir en la Plaza de Armas, frente a la Catedral Basílica Menor, expresando su preocupación por el futuro de la democracia.
En el Estado de México, centenares de personas se congregaron en Toluca y marcharon hasta la Plaza de los Mártires, frente a Palacio de Gobierno, demandando el respeto a las instituciones encargadas de salvaguardar la democracia. Mientras tanto, en Tabasco, unas 150 personas se sumaron a la Marcha por la Democracia, exigiendo el respeto a la autonomía de los órganos electorales y denunciando cualquier intento de interferencia en el proceso electoral.
En Puebla, miles de ciudadanos se unieron a la marcha por la democracia, recorriendo las calles desde el Paseo Nicolás Bravo hasta el Zócalo de la ciudad, clamando por un proceso electoral justo y transparente. En Morelos, cientos de personas marcharon desde el atrio de El Calvario hasta la Plaza de Armas General Emiliano Zapata en Cuernavaca, defendiendo el voto y la democracia.
La manifestación se extendió a lo largo y ancho del país, desde Jalisco hasta Baja California Sur, reuniendo a decenas de miles de ciudadanos que exigieron el respeto a la democracia y la autonomía de los órganos electorales. En un momento de profunda división política, estas marchas son un recordatorio poderoso del compromiso de los mexicanos con la democracia y la justicia electoral.