Los experimentos científicos más raros (y cuestionables) de la historia

Los experimentos científicos más raros (y cuestionables) de la historia

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La ciencia, en su búsqueda constante de conocimiento, ha sido testigo de innumerables experimentos que han revolucionado nuestra comprensión del mundo. Sin embargo, no todos los experimentos se han desarrollado bajo criterios éticos o con métodos convencionales.

A lo largo de la historia, algunos científicos se han aventurado a realizar pruebas tan extrañas y controvertidas que hoy resultan no solo inquietantes, sino también cuestionables desde el punto de vista moral y científico.

El experimento de la cárcel de Stanford (1971)

Quizás uno de los experimentos más famosos y, al mismo tiempo, más cuestionados, fue el realizado por Philip Zimbardo en la Universidad de Stanford. El objetivo era investigar cómo los roles sociales afectan el comportamiento humano. Para ello, un grupo de voluntarios fue dividido aleatoriamente en “guardias” y “prisioneros” en una cárcel simulada.

El experimento debía durar dos semanas, pero se canceló abruptamente después de seis días debido a que los “guardias” comenzaron a comportarse de manera abusiva y los “prisioneros” mostraron signos de estrés psicológico severo. En términos generales, la investigación de Zimbardo exploró cómo el entorno influye en el comportamiento, pero fue criticado por falta de control, ética cuestionable y por fomentar un ambiente abusivo en nombre de la ciencia.

Los gemelos de la esclerosis múltiple (Estudio nazi)

experimentos

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, los médicos nazis, liderados por Josef Mengele en Auschwitz, realizaron crueles experimentos con gemelos para estudiar enfermedades como la esclerosis múltiple y supuestas características genéticas. Sin consentimiento ni ética, sometieron a los gemelos a torturas, inyecciones, cirugías dolorosas y otros procedimientos brutales.

Buscaban entender la genética de las enfermedades, pero en realidad solo causaron sufrimiento y muerte. Estos experimentos no solo fueron inmorales, sino que también carecían de rigor científico. Tras la guerra, los juicios de Núremberg condenaron estos actos y establecieron el Código de Núremberg, que protege los derechos de los sujetos en investigaciones médicas.

El experimento de la privación sensorial de Donald Hebb (1950s)

Donald Hebb, un neuropsicólogo canadiense, quería estudiar los efectos de la privación sensorial en la mente humana. Para ello, llevó a cabo un experimento en el que se aisló a voluntarios en habitaciones sin estímulos visuales, auditivos ni táctiles durante períodos prolongados.

Los participantes comenzaron a experimentar alucinaciones, ansiedad extrema y deterioro cognitivo, lo que llevó a cuestionar los límites éticos de aislar a una persona completamente. Este experimento sentó las bases para comprender cómo el cerebro necesita estímulos para funcionar correctamente, pero también mostró lo peligroso que puede ser privar de ellos.

El experimento de la infección por sífilis en Tuskegee (1932-1972)

Uno de los experimentos más infames en la historia de la medicina, y también uno de los más cuestionables éticamente, fue el estudio realizado en Tuskegee, Alabama. Los científicos estudiaron a un grupo de hombres afroamericanos infectados con sífilis sin informarles ni ofrecerles tratamiento, para observar el progreso natural de la enfermedad.

El experimento duró 40 años y terminó solo cuando fue expuesto públicamente. A pesar de la gravedad del caso, este estudio provocó cambios significativos en las regulaciones éticas de investigación médica.

El experimento de Pavlov con perros (1900s)

Ivan Pavlov es famoso por su experimento de condicionamiento clásico, donde hacía sonar una campana antes de alimentar a perros, para luego provocar que salivaran solo con el sonido. Aunque no es cuestionable en su ética general, Pavlov llevó a sus perros a situaciones de estrés y privación para estudiar la respuesta condicionada, lo que hoy se podría cuestionar desde una perspectiva de bienestar animal.

Curiosamente, este experimento abrió la puerta a un campo vasto del aprendizaje y la conducta humana, pero con un costo para los animales que participaban.

Experimentos con el “Mono de Harlow” y el apego (1950s)

El psicólogo Harry Harlow llevó a cabo experimentos con monos rhesus para estudiar la importancia del apego y la crianza. Creó “madres artificiales” de alambre y de tela para observar con cuál se apegaban los monos bebés. Los resultados mostraron que los monos preferían la madre de tela, que ofrecía comodidad, frente a la madre de alambre que proveía alimento.

Sin embargo, para provocar ansiedad, Harlow sometió a los monos a aislamiento y situaciones de estrés extremo. Estos estudios revelaron mucho sobre el apego humano, pero a un alto costo para el bienestar animal.

El experimento de la cárcel humana de la Universidad de Yale (1967)

Antes del experimento de Stanford, otro experimento con roles sociales fue el de Yale, dirigido por el psicólogo Stanley Milgram. En este experimento, los participantes creían que estaban aplicando descargas eléctricas a otros sujetos (que en realidad eran actores) como parte de un estudio sobre obediencia a la autoridad.

Los resultados mostraron que muchas personas estaban dispuestas a infligir dolor a otros solo porque una figura de autoridad se lo indicaba. Aunque revelador, el experimento fue criticado por causar un estrés psicológico significativo a los participantes.

El experimento del “gato de Schrödinger” (1935)

Aunque es un experimento mental y no uno real, el famoso “gato de Schrödinger” es uno de los ejemplos más extraños en la historia de la física cuántica. Propuesto por Erwin Schrödinger, plantea que un gato dentro de una caja podría estar simultáneamente vivo y muerto, dependiendo de un evento cuántico.

Este experimento cuestiona la realidad y la observación, y aunque nunca se llevó a cabo literalmente, ha generado discusiones profundas sobre la interpretación de la mecánica cuántica y la naturaleza de la realidad.

El experimento de la droga LSD en soldados (proyecto MK-Ultra, 1950s-1960s)

Durante la Guerra Fría, la CIA realizó experimentos secretos con LSD y otras drogas psicodélicas en soldados y civiles sin su consentimiento, como parte del programa MK-Ultra. Buscaban controlar la mente, manipular comportamientos y desarrollar técnicas de interrogación.

Estos experimentos causaron graves daños físicos y psicológicos a los sujetos, y se mantuvieron en secreto durante años. Hoy son un ejemplo clásico de violación extrema de la ética científica.

El experimento de John B. Calhoun y la “universo de ratones” (1960s-70s)

John B. Calhoun creó un hábitat cerrado donde introdujo ratones en condiciones ideales de alimento y espacio para estudiar el comportamiento social. Sorprendentemente, cuando la población aumentó demasiado, surgieron conductas anómalas como agresión extrema, abandono maternal y colapso social.

Calhoun llamó a esto la “sociedad de los ratones locos”, y sus hallazgos han sido utilizados para reflexionar sobre la sobrepoblación humana y sus efectos sociales.

Aunque muchos de estos experimentos han sido fundamentales para avanzar en el conocimiento científico, no pueden desligarse de la polémica ética que los rodea. La historia de la ciencia está plagada de intentos por entender mejor el mundo, pero también nos recuerda la importancia de establecer límites claros para proteger la dignidad y bienestar de los sujetos involucrados, ya sean humanos o animales.

Los experimentos científicos más raros y cuestionables nos invitan a reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva la investigación y cómo debe equilibrarse el afán de descubrir con el respeto por la ética y la humanidad.

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