La esencia de Portugal en México, existe hace 25 años en Casa Portuguesa de Polanco. Siempre ofrecen una experiencia única, inolvidable, mágica que nos sigue transportando al vaivén de los aromas y sabores de las tierras lusitanas.
El escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, define su patria de una manera mágica: «Portugal no es un lugar, sino una sensación. La sensación de lo que puede ser eterno.» El poeta británico Lord Byron, la describe como una “tierra de poesía”, en donde “el sol parece más brillante y la gente, más noble”.
Sin duda alguna, las que fueron alguna vez tierras de Lusitania durante el Imperio Romano, son un diamante en bruto, un rincón del mundo donde la belleza natural, la calidez humana, la buena comida y los buenos vinhos se encuentran en perfecta armonía. ¡Un destino enogastronómico incomparable!
En 2023, Portugal recibió más de 30 millones de visitantes de acuerdo con el Secretario de Estado de Turismo, Comercio y Servicios de Portugal, Nuno Fazenda; que equivalen a alrededor de 25 mil millones de euros en ingresos. Además, es el cuarto destino de viaje más buscado en Google a nivel mundial de acuerdo con Condé Nast Traveler; especialmente por la creciente oferta gastronómica en Oporto, las paradisiacas lagunas y volcanes de las Azores, y por la divinidad de ciudad que es Lisboa ornamentada con sus mosaicos.
Afortunadamente, en Ciudad de México existe un rincón de este hermoso país frente al parque Lincoln, en pleno corazón de Polanco: la Casa Portuguesa, un clásico que lleva en operación más de 25 años, y que ofrece lo mejor de esta cocina mediterránea.
María Da Silva, chef y directora de este restaurante, fue nuestra anfitriona, durante una tarde de vinos, gastronomía y buena plática alrededor de la buena mesa. Da Silva nació en México pero sus padres son portugueses, un pretexto más para llevar la pasión por esta gastronomía en su corazón. Junto con su equipo, interpreta y adapta los sabores tradicionales para ofrecer una experiencia que te transporta a un ambiente festivo.
A través de recetas familiares y tradicionales, así como de sus propias creaciones inspiradas, Da Silva se esfuerza por acercar a sus comensales a los auténticos sabores de la tierra de su padre.
Dicen que una experiencia gastronómica se puede calificar como muy buena, si el pan y el postre son absolutamente exquisitos. Bueno, en la Casa Portuguesa, el pan es una delicia, solo necesita de un simple chorrito de aceite de oliva extra virgen de calidad, y de la compañía de unas sardinas bien frescas si están de temporada. Al cierre de la experiencia no puede faltar los pastéis de Nata o pasteles de Belém: hojaldre, crema de batir, canela. Perfección.
De fuerte, cómo no escoger un buen filete de bacalhau, protagonista indiscutible de esta cozinha, presente en forma de pasteis, protagonista de un arroz, o simplemente horneado a las brasas con olivo, papa cocida y cebolla; o sobre puré de garbanzo; o mejor salteado con pimientos. ”En la variedad de sus preparaciones, se esconde el placer.”
Portugal expone sus joyas culinarias en la mesa de Casa Portuguesa

La chef Da Silva propuso un menú refrescante y variado para estos días calurosos, refrescado con vinos portugueses, por supuesto.
Comenzamos con un pulpo con ensaladita de feijão Frade, una variedad de frijol que aquil en México se le conoce como ojo de tigre o vaquita. El pulpo se coce con coles y se baña con una deliciosa vinagreta. El vino seleccionado para el maridaje fue un vinho verde de la bodega Quinta de Aveleda.
José Araújo, importador de Quinta de Aveleda, nos acompaña en la mesa de Casa Portuguesa. Comenta que el vinho verde no se refiere a que sea joven como tal, sino a la denominación de origen que lleva su nombre, en el norte de Portugal. Lo describe como “un vino aromático, afrutado, con aromas a flores. En gusto es un vino fresco y joven”. Fresco, vibrante, con aromas a flor de sauco y maracuyá, hecho con las cepas Loureiro y Alvarinho. Así es este vinho verde de Quinta de Aveleda*.
Continuamos con el vinho verde de Quinta de Aveleda. Ahora escolta un gazpacho alentejano bien frío. Este lleva jitomate escalfado, vinagre de vino blanco, aceite de oliva de calidad, orégano, pepino, un toque de ajo y de aceituna negra, y va acompañado de pan alentejano, de la región del Alentejo, en el sur de Portugal. Aunque se suele relacionar más el gazpacho con España, Portugal también tiene el suyo, con la diferencia de que este no lleva pimientos, lo cual lo hace más digerible.
Llega el protagonista de la mesa, el bacalao con nata, preparado con una bechamel a base de leche Alpura Selecta, y gratinado con queso carranco artesanal Alpura. La consistencia y calidad de estos lácteos potencializa el sabor de la receta.
El bacalao va servido de manera tradicional, en cazuela de barro. La chef Da Silva nos cuenta que es muy consumido en Navidad y en eventos especiales, ¡aunque en Casa Portuguesa lo puedes comer todo el año! Despide inolvidables aromas a ajo, a aceite oliva, a aceituna kalamata, a nuez moscada. Definitivamente, este tipo de platillos gratinados con bechamel, van muy bien con un vino blanco mineral, con aromas a jazmín, durazno, cremoso en boca, con notas de mango, como el Aveleda Solos de Xisto, hecho con la cepa Alvarinho en la región de Minho.

Enseguida se cuela el cuarto plato: un bitoque, filete de res en su jugo asado a las brasas con jamón serrano, acompañado de arroz, papas a la francesa y un invitado especial: un huevito de codorniz estrellado. ¡Es muy común en Portugal acompañar el bistec con huevo estrellado, ¡es un “bistec a cavalo”! La salsa tiene “carácter”, lleva vino tinto y paprika ahumada, así que es hora de cambiar de vino, vamos por un tinto. José nos complace con un Vale D. Maria Douro Superior*, de la bodega Quinta Vale Dona Maria. Es increíble percibir cómo se destacan los aromas a zarzamoras, arándanos y frambuesas, seguido de unos taninos elegantes, con carácter, que funcionan perfecto con carnes a la parrilla.

“Hace ya unos párrafos” mencionamos que una experiencia gastronómica se puede calificar como muy buena, si el postre es absolutamente exquisito. ¡Llegan a la mesa los pastéis de nata o pasteles de Belém! La chef Da Silva recomienda siempre “comerlos con la mano”. Aprovechamos para acompañarlo con un capuchinno, perfectamente ejecutado, en donde leche Alpura Selecta fue la mejor aliada al momento de generar la espuma y cremosidad perfectas. Una vez más, gracias a Daniel Plácido, barista de Casa Portuguesa.
No podíamos terminar una experiencia en Casa Portuguesa sin un buen oporto. José nos presenta Madeira Colombo Reserve* de la bodega Justino´s de Madeira. Elaborado con la variedad Malvasía, esta joya fue añejada en madera de roble durante 10 años, de ahí su color ámbar brillante, gran cuerpo, marcada acidez y final largo.
Nos aclara de antemano que en Portugal se encuentran vinos fortificados o generosos, tanto en la isla de Madeira como en la región del Alto Duero al noreste de Portugal, conocidos como oportos. “La diferencia es la región, ambas son dos denominaciones diferentes. Por ejemplo, un oporto de 5 años, es muy parecido a un Madeira de 3 años por nivel de temperatura”, explica José.
Así que ya sabes, Casa Portuguesa es un destino imperdible para los amantes de la cultura enogastronómica portuguesa en Ciudad de México. Definitivamente captura la esencia de la cocina mediterránea, ornamentada con vinos extraordinarios que fue un honor tener como invitados a la mesa al rito del fado.
*Si deseas comprar los vinos, puedes hacerlo en www.lanaval.com.mx o directamente en la Casa Portuguesa.