Con la infertilidad en aumento y los microplásticos presentes en nuestros fluidos , parece que las futuras generaciones serán niños mitad humano, mitad plástico. Si seguimos disfrutando de nuestras botellas de agua y cereales de colores, nos preparemos para el futuro de los niños de poliestireno.
Crédito: Efe Noticias y OMS
¿Te gustaría tener un hijo de microplástico? ¿Quizás uno de poliestireno, de polietileno o de cloruro de polivinilo? Acomódate en tu silla y lee esta historia…
Un nuevo informe, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que cerca del 17,5% de los adultos (es decir, alrededor de uno de cada seis) padecen infertilidad. Se estima que en el mundo, uno de cada 20 hombres tiene algún tipo de problema de reproducción. La infertilidad, en general, puede causar mucha angustia, estigmatización, afectar al bienestar mental y psicosocial de las personas.
La OMS también asegura, que la prevalencia de la infertilidad, varía poco de una región a otra y las tasas son similares en los países de ingresos altos, medianos y bajos; lo cual demuestra que se trata de un importante problema de salud pública mundial.
Por otro lado, hace unos días, la revista Science of The Total Environment, publicó que un equipo de investigadores de la Universidad de Qingdao, en Jinan, China detectaron microplásticos en 40 muestras de semen. Identificaron ocho polímeros distintos, el más relevante fue poliestireno (31%), seguido de polietileno y cloruro de polivinilo; en tanto emplearon una técnica analítica llamada microespectroscopia Raman que permite identificar, cuantificar y categorizar los microplásticos hallados. ¿Qué hallaron? Anomalías morfológicas en los espermatozoides.
¿Acaso la cifra de infertilidad masculina de la que habla la OMS está directamente relacionadas con la presencia de microplásticos en nuestra vida diaria? ¿Podemos afirmar que los microplásticos afectan la fertilidad masculina? ¿Son, por así decirlo, “tóxicos reproductivos”?
Niños de plástico: con cara de Barbie o de Hulk
Vamos por partes. El poliestireno (PS) es un polímero (molécula compuesta por unidades más pequeñas), presente en el plástico, el ca ucho y las fibras textiles, entre muchas cosas más. Es ligero, resistente, rígido y aislante térmico. Aunque es 100 % reciclable, los desafíos en términos de rentabilidad y sostenibilidad ambiental deja mucho que desear, pero lo grave comienza a continuación.
De acuerdo con Plastics Technology México, dentro de los productos de poliestireno se identifican tres. El primero es conocido como poliestireno cristal, que se utiliza nada más y nada menos que para fabricar envases como platos, vasos, cubiertos, charolas, hasta dosificadores de jarabes, y anaqueles de refrigeradores.
También hay poliestirenos de alto impacto, presentes en envases de yogur, crema, gelatina, lactobacilos, plumas y hasta en los palitos de madera de las paletas. Y a que no adivinas de qué están compuestos los vasos térmicos, las hieleras y los tortilleros: de otra variedad, los polímeros expandidos.
Así como lo lees: esa botella de agua que tienes en la mano en este momento, está repleta de polímeros, de microplásticos que se desprenden y van a parar en tu semen.
Todo parece indicar que si seguimos consumiendo productos empacados en plástico, o que desprenden residuos de plástico con el paso del tiempo, terminaremos teniendo hijos con cara de goma, como Mickey Mouse; o con rostros de plástico como Barbie, o con máscaras de polímero verde como The Mask de Jim Carrey. En otras palabras, las próximas generaciones serán niños de plástico. ¡Aunque la gran ventaja es que se estirarían si no crecen lo suficiente, como el Hulk de goma!
La realidad es que los microplásticos, estos contaminantes ambientales “omnipresentes”, tienen prevalencia y efectos en la población general, aunque siguen en gran medida, inexplorados.
El estudio, publicado también en Efe Noticias, también asegura que algunas evidencias señalan la presencia de polímeros en la placenta, la leche materna, el torrente sanguíneo, los pulmones, el cerebro. Sin embargo, aún falta mucho por descubrir.
Falta seguir investigando, de manera puntual, cómo los microplásticos están afectando la fertilidad masculina, porque para nadie es un secreto que desde hace décadas se estudia la contaminación por microplásticos en nuestra salud y cómo estos residuos tóxicos acaban penetrando en el cuerpo, la sangre, los fluidos. Sin embargo, nadie hace nada. Seguimos tomando agua embotellada en plástico, comiendo con cubiertos de plástico.
Puede que “la infertilidad no haga distinciones”, como lo dice el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS; y que afortunadamente existan tratamientos, que suelen ser bastante costosos, y todavía difíciles de acceder, pero es una realidad que nos intoxicamos lentamente, a punta de esas partículas que desprenden los microplásticos.
Y esto, sumado a colorantes sintéticos como eritrosina, E127 o rojo número 3, y que se utilizan comúnmente en alimentos, medicamentos y productos cosméticos para darles un color rosa o rojo; producen daños irreversibles.
Aunque la eritrosina esté prohibido en algunos países, lo seguimos encontrando en cereales para el desayuno (los niños de plástico se alimentan de plástico), refrescos, jugos, productos lácteos, alimentos congelados, postres… Por eso hay que consumir productos orgánicos, lo más naturales posibles, y por qué no: volver a nuestra botella de vidrio, esa en la que el lechero llevaba la leche a la casa; ese envase retornable en el que venían los refrescos…