El misterioso síndrome de los niños refugiados en Suecia que no pueden despertarse

El misterioso síndrome de los niños refugiados en Suecia que no pueden despertarse

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A finales de la década de 1990, Suecia comenzó a registrar una misteriosa enfermedad conocida como el síndrome de la resignación, o «uppgivenhetssyndrom» en sueco.

Este fenómeno ha afectado al país durante más de dos décadas y ha impactado principalmente a niños refugiados en busca de asilo, que han escapado de situaciones traumáticas en sus países de origen. Niños que llegan a Suecia, sólo a Suecia. No hay ningún otro lugar en el mundo en el que se haya detectado el uppgivenhetssyndrom.

Hermanas Djeneta, quienes sufren el raro síndrome de la resignación, fue premiada por el concurso de fotoperiodismo World Press Photo.

A pesar de encontrar seguridad en Suecia, estos niños enfrentan nuevos desafíos, especialmente cuando se les niega el permiso de residencia y se enfrentan a la posibilidad de deportación. Es en este contexto de incertidumbre y amenaza que suelen desarrollar la enfermedad.

En 2014, el Consejo Nacional de Salud y Bienestar sueco reconoció oficialmente el síndrome de la resignación y lo incluyó en la categoría de trastornos depresivos.

Características del Síndrome

El síndrome de la resignación se caracteriza por un estado de apatía extrema en el que los niños dejan de comer, hablar e incluso moverse, entrando en un estado similar a la catatonia.

Los síntomas del síndrome incluyen:

  • Aislamiento completo : Los niños dejan de interactuar con su entorno, mostrando una falta de respuesta a estímulos.
  • Inmovilidad : Pueden dejar de caminar y hablar, y en casos severos, no responden a estímulos dolorosos ni a la temperatura.
  • Alimentación asistida : Muchos requieren alimentación a través de sondas nasogástricas debido a su incapacidad para comer.

Aunque la causa exacta del síndrome de la resignación no se conoce con certeza, se cree que está relacionado con el estrés extremo y el trauma vivido por estos niños y adolescentes, quienes suelen ser solicitantes de asilo que han experimentado violencia, desplazamiento y la incertidumbre sobre su estatus migratorio.

Algunos expertos sugieren que es una forma de «hibernación» psicológica ante una realidad intolerable. Sin embargo, también ha habido controversias sobre la posibilidad de que algunos casos sean inducidos o exagerados por los padres para obtener beneficios migratorios, aunque estas afirmaciones no han sido comprobadas de manera concluyente.

Una comunicación de angustia de los niños refugiados

De acuerdo con la neuróloga Suzanne O’Sullivan en un artículo publicado en The Guardian.

“El síndrome de resignación es una forma de comunicar la angustia”.

Casi todos los expertos coinciden en que las experiencias traumáticas son una condición previa para desarrollar este síndrome, que se desata normalmente ante la amenaza de deportación al país de origen.

“Es muy raro que un niño caiga enfermo si no hay riesgo de deportación”, explica Karl Sallin, uno de los mayores expertos en la materia, a El HuffPost.

Una investigación llevada a cabo por Anne-Liis von Knorring y Elisabeth Hultcrantz en 2019 ofrece el siguiente perfil de los niños afectados por el síndrome en sus formas más severas:

En su país de origen, la mayoría han sido obligados a presenciar violencia, violaciones o asesinatos, y/o amenazas contra un miembro de su familia cercana, o bien han sido víctimas ellos mismos.

La gran mayoría de los niños ha sufrido anteriormente síndrome de estrés postraumático y/o un episodio depresivo. En muchos casos, el padre, la madre o ambos sufren también algún trastorno físico o mental.

Además, el síndrome parece afectar particularmente a niños de comunidades vulnerables, como los refugiados de los Balcanes, los yazidíes de Irak y los niños de la minoría romaní. Se ha observado en Suecia, en campos de refugiados en Australia, y también hay registros de síntomas similares en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial

La edad media a la que suelen empezar los síntomas es a los 11 años. Aproximadamente un año y medio después, los menores caen en el letargo, que puede durar meses o años.

¿Realidad o Ficción?

El documental Life Overtakes Me (La vida me supera) ha generado un intenso debate sobre el síndrome de la resignación.

Mientras algunos lo ven como un problema psicosocial grave, otros sospechan que los niños podrían estar fingiendo la catatonía para ayudar a sus familias a obtener asilo permanente en Suecia.

La revista Filter publicó relatos de jóvenes que afirman haber sido forzados a permanecer inmóviles, sin ir a la escuela ni hablar con amigos, con el fin de recibir el diagnóstico de síndrome de resignación.

Estas denuncias han llevado a la Junta Nacional de Salud y Bienestar de Suecia a reconsiderar sus directrices sobre el diagnóstico, dado que actualmente no hay pruebas científicas que apoyen la idea de simulación o envenenamiento.

Suzanne O’Sullivan,  sostiene que los niños no están fingiendo. Según ella, ningún niño podría mantener voluntariamente un estado de apatía tan prolongado. La psicóloga clínica Christine Rufener, quien trabajó en el centro de detención en Nauru, describe el síndrome como una condición extremadamente rara y preocupante, señalando que los niños en este estado parecen “renunciar a la vida” y sus familias hacen todo lo posible por cuidarlos.

¿Crees que el síndrome de resignación es una condición real o una estrategia para obtener asilo?

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