La rebelión encarnada y el grito de libertinaje de todos los piratas, resuena en el nombre de Samuel Bellamy, uno de los personajes más influyentes en la Era Dorada de La Piratería. Es recordado en la historia, como un formidable capitán que, además de misericordioso, era carismático, ingenioso y valiente. Su carrera dentro de la piratería duraría tan solo dos años, pero bastaron para que, de ser un muchacho pobre y sin muchas aspiraciones, pasara a ser nombrado El Príncipe de Los Piratas.
Nacido en una familia humilde el 23 de febrero de 1689 en Devonshire, Bellamy era el menor de seis hermanos; y como muchos en ese entonces terminó por enlistarse en La Marina Real Británica donde, batalla tras batalla, desarrolló grandiosas habilidades como navegante.
Años más tarde, las mareas llevaron a Bellamy hasta Cape Cod donde encontraría aquel devastador golpe que cambiaría su vida para siempre: Mary Hallet. Aquel era un amor imposible; la hija de una familia bien acomodada con un marinero pobre y desahuciado.
A pesar de haberse enamorado la misma noche que se conocieron y haberse jurado matrimonio, el padre de Mary se opuso terminantemente argumentando que Sam Bellamy, jamás podría brindarle a su hija la vida que merecía.
Es en ese momento cuando el futuro príncipe de los piratas, recibe el llamado a la aventura y encuentra su destino, habiendo jurado hacerse de riquezas en altamar hasta ser digno de su amada.
En Julio de 1715, una flota española de once barcos quedó hundida en la costa de Florida, y se decía venía cargada de oro.
La historia y leyenda de Black Sam y el Whydah Gally
Para Sam no había mejor oportunidad, así que aliado con su buen amigo y socio Paul Williams, partieron hacia Florida dispuestos a pelear por el supuesto tesoro; y es que no serían los únicos detrás de él, habría competencia entre más bucaneros. Pasó un mes y la misión fracaso, pero Bellamy prefería la muerte antes que llegar con las manos vacías.
Decidido a cambiar su suerte y aprender de altos capitanes como Benjamin Hornigold, poco a poco quedó inmerso en el mundo de la piratería transformándose en uno de los grandes. Lo bautizaron como Black Sam en honor a los carísimos abrigos negros que usaba y su cabellera negra siempre recogida.
Rápidamente se convirtió en comandante de una flota de más de doscientos piratas, inspirando a todos a su alrededor con su legendario valor y pasión por la libertad, y también con sus legendarios discursos sobre la hipocresía de La Corona.
En 1717, Black Sam capturó el enorme buque Whydah Gally, que se dice, persiguió durante tres días por la costa de Cuba. Continuó saqueando naves enemigas y haciéndose de una flota más grande, como el barco Mary Anne, que venía cargado hasta las trancas de vino de Madeira; tal vez no era oro, pero Bellamy no iba a discriminar. Llegó a hacerse de tantos tesoros, que muchos lo consideran el más rico de todos los piratas, de ahí bautizado como El Príncipe.
Fue tiempo de volver a casa, pero la tragedia ya habría despedazado la vida de Mary Hallet mucho antes de que Bellamy pusiera rumbo de regreso.
Se dice que la joven había quedado embarazada de un bebé que murió a los pocos meses de nacido, dejando a la joven en una espiral de locura que acabó por consumirla.
El Príncipe Pirata no tuvo mejor suerte, habiendo fijado curso a Cape Cod se adentró en una tormenta que desbarató sus mástiles entre olas de más de diez metros de altura. El Whydah encalló en un banco de arena para finalmente ser arrastrado por la iracunda corriente hasta las profundidades del océano.
Sam Black Bellamy, el príncipe de los piratas, se hundió y desapareció del mundo para siempre quedando como nada más que una leyenda de altamar.
