Cada día, conozco más y más personas que han sido víctimas de fraudes bancarios. Hasta les sucedió a la comediante Sofía Niño de Rivera hace unos meses, y a la actriz Verónica Bravo en 2022. Y la lista sigue y sigue…
Les vaciaron sus cuentas de ahorros, sus tarjetas de crédito, sus fondos de inversión, sus ahorros de la vida, a través de la app del BBVA. Todo, por culpa de contestar una $%^&* llamada de un “supuesto” asesor del banco. Por favor: que el primer aprendizaje de esta columna, sea NO CONTESTAR LLAMADAS DESCONOCIDAS, aunque “se esté cayendo el mundo a pedazos”.
25,269 reclamaciones se presentaron entre enero y julio de 2024, solo en la Ciudad de México, de acuerdo con la Conducef. ¡Y esta cifra tan solo representa un 17.1% de todas las reclamaciones a nivel nacional!
Por supuesto que este dígito es más alto. Este es tan solo el declarado por este organismo, cuya principal función es supuestamente “proteger y defender” los derechos e intereses de los usuarios de servicios financieros. Pero me quedan mis dudas, poco cumplen lo que prometen…
Bueno, ¡pero el principal problema es que la mayoría de las víctimas no denuncia! Me refiero a que solo se limitan a informar al banco sobre el fraude que les hicieron, alegando que la entidad les debe regresar su dinero. Pero seamos realistas: eso casi nunca sucede, porque los bancos investigan, y efectivamente, encuentran que “técnicamente” las transacciones por la app sí se realizaron, y no pueden comprobar si fueron hachas por la víctima o no.
Entonces, deniegan una, otra y otra vez las denuncias de los tarjetahabientes, durante meses, durante años…Y lo siempre termina sucediendo es que la víctima se cansa de batallar contra el banco -y si escala el caso, ante la Conducef-, y decide no seguir, y da por perdido su dinero, sin importar la cifra, o si se trataba de los ahorros de toda su vida. Resiliencia total.
Lastimosamente en nuestro país, son muy pocas las víctimas que denuncian estos fraudes financieros ante el Ministerio Público (MP) o ante la Fiscalía General de la República (FGR), porque seamos honestos: ¡no creemos que vayan a hacer nada!
Y los entiendo, porque entre millones de carpetas de investigación que tienen los fiscales apiladas sobre sus despachos, relacionadas con homicidios, feminicidios, desapariciones forzadas, torturas, violaciones, trata de personas, narcotráfico, secuestros, extorsiones, etc etc, es poco probable que “pelen” tu delito cibernético, que involucra ese fraude a través de tecnologías digitales. A eso súmale que eres una persona común y corriente, que no tiene “palancas” o amigos fiscales.
Pero hoy, le traigo una buena noticia, a todas las víctimas de fraudes financieros: quienes denuncian ante el MP o la FGR, tienen una luz de esperanza, para que tarde o temprano les regresen la totalidad de su dinero. Así se tomen años. ¡Así que paciencia!
Atención: si las víctimas informan a la autoridad competente, sobre la comisión de un hecho ilegal e injusto, están escalando el delito a un caso penal, en donde la entidad entra a investigar y a juzgar la comisión de ese delito. ¡Porque un fraude, es un delito penal! Y es regulado por el derecho penal, que tarde o temprano, va a determinar la responsabilidad de una persona acusada e imputada de haber cometido un acto delictivo. Mejor les cuento una historia completa.
Historia de una víctima: lucha y resiliencia ante fraudes bancarios
Conocí de cerca, el caso de una chica extranjera (la víctima), que denunció un fraude a través de la app del BBVA, al banco y a la Conducef, y le fue denegada la devolución de su dinero.
Pero ella, muy inteligente, había hecho la denuncia previa ante el MP de su delegación -es decir, el caso ya tenía otorgada una carpeta de investigación-. Con el objetivo siempre en mente de recuperar su dinero si o si, y al ver que ni el banco ni la Conducef le iban a responderle, la chica contrató un abogado para que llevara su caso hasta que recuperara su dinero. Porque la fe, es lo último que se pierde.
Su abogado le aconsejó proceder por vía penal y comenzó a trabajar de la mano, y a presionar constantemente, al FGR a que siguiera la investigación.
El primer, fue seguirle el rastro al delincuente.¿Pero cómo? A través del número de SPEI (Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios) emitido por el BBVA al momento de realizar la transferencia a una cuenta de CitiBanamex. De esta manera podrían ‘trackear’ la cuenta de ahorros a la cual había caído el dinero de la chica, la víctima. ¡Porque el dinero robado, a través de una transferencia bancaria digital, SIEMPRE tiene que caer en una cuenta en donde tiene que figurar, si o si, el nombre y apellido de alguna persona!
Gastón Huerta, director de prevención de fraudes de CitiBanamex, me contaba que esas cuentas en donde cae el dinero robado, se conocen como las famosas ‘cuentas mula’, cada vez más comunes en el sistema financiero mexicano. Básicamente, transfieren tu dinero a la cuenta de un tercero.
Pueden suceder dos escenarios. El primero, me explica Gastón, es que un tercero abra una cuenta, en cualquier banco, presentando su identificación y comprobante de domicilio, siempre manipulado por el ciberdelincuente, que lo convence de que abra la cuenta y “se la preste” para que reciba “sus fondos”, es decir el dinero que te robaron; o puede que el tercero ya tenga su cuenta abierta, conozca al delincuente pero no sepa que es delincuente, y recibe un porcentaje de ganancia, por prestar su cuenta.
Lo cierto es que, increíble pero cierto, la FGR dio con el nombre de una imputada, que confesó ser titular de la cuenta y prestarla al delincuente, compañero de la prepa de su esposo, y que recibió una comisión a cambio. Ya con un nombre propio, la FGR, citó a compadecer a la imputada del delito y comenzó un proceso penal en su contra. Por supuesto que la imputada tuvo a acudir a compadecer durante varios meses junto con el abogado asignado por la víctima, con el fin de llegar a un acuerdo preliminar de pago.
Justicia y esperanza: un acuerdo que marca la diferencia
En resumidas cuentas, la conciliación entre la implicada y la víctima se llevó a cabo mediante una videollamada y las partes llegaron a un acuerdo: que la implicada pagaría el total del dinero robado, en un plazo de 24 meses, que es el plazo máximo que la FGR da. De no pagar el dinero, se reabrirá la carpeta de investigación y la imputada irá directamente a judicialización. La buena noticia es que, el mes pasado, la víctima recibió el primer pago de su dinero robado.
Me molesta que sigamos siendo víctimas de fraudes financieros. Hoy, fue la chica extrajera, mañana podemos ser tu, yo, alguien de nuestra familia, un amigo, un colega del trabajo, un vecino…
Y ahora que se viene El Buen Fin y la Navidad, por favor: . ¡cuidado con las compras electrónicas! No confíen en las llamadas, ni en que te dicen que algo está pasando con tu cuenta o con tu app. Mejor ve a la sucursal, llama al banco y habla con un asesor.
La chica extranjera logró que le regresaran su dinero, y está muy a gusto con que se haya hecho justicia en nuestro país, que curiosamente, ni siquiera es el suyo. No queremos que sigan dañando nuestra integridad y “nos rompan por dentro”, como dijo la chica extranjera. Duele mucho que nos quiten nuestro dinero. Por eso hay que denunciar, exijir que se haga justicia, porque nadie tiene el derecho a robarnos nuestros ahorros, y no podemos seguir permitiendo que esto suceda.
Comparte esta historia porque es inspiradora. Y debe motivar a todas las víctimas que hay sufrido de fraude bancarios a que sigan los mismos pasos. Porque sí hay una salida, sí se pueden “seguir las huellas” de los delincuentes. Porque sí hay esperanza.