Tikal: historia, aventura y naturaleza en su estado más puro

Tikal: historia, aventura y naturaleza en su estado más puro

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La majestuosa ciudad maya de Tikal es un destino perfecto. En pleno corazón de la selva de Petén, te invita a descubrir su grandeza ancestral entre imponentes templos y una rica biodiversidad. ¡Sumérgete en su magia de la mano de nuestro guía, Luis Felipe, y exploremos juntos el legado de una civilización fascinante!

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Y es que lo que buscas es una experiencia que conecte historia, aventura y naturaleza en su estado más puro, tienes que visitar Tikal, la majestuosa ciudad perdida en el corazón de la selva tropical de Petén, en Guatemala. Sin exagerar, es uno de los sitios arqueológicos más impresionantes de la civilización maya que he visto.

Enmarcado en una misteriosa y densa vegetación exótica, fue un vibrante centro de poder entre los siglos VI y IX d.C. en tanto sus imponentes pirámides y templos son imposibles de olvidar.

Mientras paseas por el parque, es imposible no hacer un viaje en el tiempo y “dejarse llevar” por su historia intrigante; entre de guerras, alianzas y avances astronómicos y matemáticos, de una civilización que marcó un hito en la historia.

Dentro de los seis templos altos de Tikal, tal vez el “Templo de Gran Jaguar” es uno de los más icónicos de Tikal. Primero, porque es una de las pocas estructuras que ha sido completamente restaurada.

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Luis Felipe, nuestro guía, platica que este antiguo sitio arqueológico maya, tuvo un periodo de 200 años de magnífico esplendor. Y es precisamente “El Templo del Gran Jaguar” el que “corona” este momento de la historia, un lapso de 200 años del mayor apogeo entre los años 650 y 850 d.C.

La pirámide, alcanza 45 metros de altura, y algo muy importante es que la estructura se termina de construir en el año 700 d.C. Sin embargo, su uso o la razón por la cual se construyó, no acontece sino hasta en el año 734 d.C.

Aquí viene el dato curioso. Resulta que el gobernante que solicitó edificar esta pirámide, fue Hasauj Ahan Kawil, quien, por cosas del destino, falleció en el 734 d.C. Los constructores, dejaron un pasaje abierto en la parte de atrás de la pirámide, que conducía a la cámara mortuoria donde tiempo después,

Kawil fue sepultado. “Hasta el día de hoy, el entierro debajo de esa estructura, es el más rico en cuanto a cerámica y jade”, asegura Luis Felipe. Definitivamente, el “Templo del Gran Jaguar” es impresionante, por todos los lados por donde se observe.

¿Sabías que la palabra templo es un vocablo que se comenzó a utilizar recientemente, cuando empezaron las primeras exploraciones y expediciones europeas a sitios arqueológicos?

En el caso de Tikal, este tipo de estructuras se llamaban “witz” en maya. ¿Pero qué quiere decir la palabra witz?

Luis Felipe nos explica que se refiere a “la montaña sagrada de la creación”. Nos recuerda al refrán: “si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña”. En efecto, los mayas fueron tan egocéntricos que hicieron que las montañas vinieran a ellos.

Witz hace referencia a una montaña mitológica. Así que en vez de buscar una montaña, esa elevación natural del terreno que se destaca notablemente en el horizonte, decidieron construir sus propias montañas sagradas.

 El legado de Teotihuacán: la alianza que transformó a Tikal

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Es importante saber que el desarrollo de la ciudad de Tikal, fue gracias a la interacción comercial que tenía con Teotihuacán, provocando un crecimiento político y social en la región.

Este “recorderis” tiene que ver con la siguiente estructura, el “Templo de la Serpiente Emplumada”, que se asemeja más al estilo arquitectónico de Teotihuacán que al propio de Tikal.

“Si te das cuenta, tenemos en la parte inferior de la estructura, un talud. Luego hay un tablero, y un talud nuevamente. La estructura en talud-tablero es típica del centro de México y tiene una función asísmica; es decir, si hay un movimiento sísmico, ella absorbe la energía, dándole seguridad a la estructura sobre el basamento. Además, en el talud inferior tenemos a Quetzalcóatl, luego en el tablero tenemos a Tlaloc, y a Quetzalcóatl de nuevo”, comenta Luis Felipe.

Es curioso, porque Guatemala no es un país con actividad sísmica como lo de México, de ahí que las culturas prehispánicas del centro del país, hayan desarrollado este estilo de arquitectura. Como anécdota, Luis Felipe nos comenta que esta estructura es apodada por los arqueólogos como “la embajada teotihuacana”, que formó parte de Tikal entre los años 400 y 450 d.C.

Tikal: los colores ocultos de una ciudad legendaria

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Crédito: templos de latinoamerica.

Otro detalle que llama mucho la atención en cuanto a la presencia de edificios teotihuacanos en Tikal, es que todas las estructuras eran policromadas.

En el contexto de arte y arqueología, se refiere a objetos, esculturas o superficies que estaban pintadas en varios colores. Ahora bien, este tipo de arquitectura estaba “trayendo problemas”. Así que el gobierno de Tikal las escondió debajo de edificios, que parecían más mayas que teotihuacanos.

Lo cierto es que en muchas estructuras, muy bien conservadas a propósito, se puede observar que hubo una capa que las cubrió completamente haciéndolas desaparecer; y también, una nueva estructura fue construida encima con elementos propios de los mayas.

Hay una edificación, por ejemplo, que los arqueólogos consideran que fue un mercado en su momento. Desde ella se puede apreciar una de las cuatro calzadas principales de Tikal y uno de los accesos principales a la ciudad.

Luis Felipe nos explica que si hubiésemos venido en época antigua, esta hubiera sido una de las dos únicas entradas que tenía la ciudad. Era, por así decirlo, el centro político, comercial y económico de Tikal, y el mercado más importante.

Por otra parte, las estructuras que vemos en Tikal, por ejemplo las de tipo residencial, tenían una función. Los mayas no construían una estructura y la dejaban como un edificio “porque si”.

“Cada edificio tenía un nombre, y al momento de darle ese nombre le daban un ente, un alma”, comenta Luis Felipe. Así que, estructura tenía un “ser”, era prácticamente considerada como un ser vivo. Y es que aunque tuviesen un nombre, no sabemos quién vivió, pero sí podemos decir que era una casa, una vivienda.

Por su parte, los edificios más pequeños, eran plataformas para exhibición de productos. Hagamos una pausa e imaginemos que podemos ver estas estructuras imponentes desde lo lejos, hasta 30 kilómetros de distancia, con su base roja y arquitectura colorida. Increíble.

“Unen Balam” y el halcón: relatos de vida en Tikal

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Crédito: crnnoticias.com

Un halcón pecho naranja aparece en el escenario de Tikal. Solamente puede ser visto aquí, en Petén, Belice y Panamá, porque han destruido su hábitat. A esta ave imponente le encanta anidar en riscos, y curiosamente, la parte trasera de los templos, simula aquellas formaciones geológicas, que consisten en una roca o conjunto de rocas de gran altura, generalmente con paredes escarpadas o verticales.

Para locales y visitantes es una bendición saber que Tikal sigue siendo casa del halcón pecho naranja. De ahí que los drones estén prohibidos (la multa es de $4.000 dólares), porque cuando estas aves ven uno volando, piensan que se trata de un predador, y es super peligroso para ellas.

 Llegamos a un patio. Se trata del hogar de “Bebe Jaguar” o “Unen Balam”, la pequeña niña que tomó el trono de Tikal. Se puede apreciar mucha cerámica, la cual habla de la historia de sus padres y otros personajes que vivieron en este lugar.

Sabemos que ella nació, creció y jugó en este espacio, hasta que desapareció en el año 317 d.C, y su casa fue remodelada por un nuevo personaje que ascendió al trono. Arriba se pueden ver los muros que alguna vez fueron parte de la casa de “Unen Balam”, y cómo se le agregó una estructura encima. Además, las puertas fueron selladas y las habitaciones fueron rellenadas, para que soportaran el peso del nuevo edificio que erigieron sobre ellas.

Ahora bien, aquel personaje que gobernó Tikal después de “Unen Balam”, murió en el año 378 d.C y fue enterrado aquí debajo de esta casa. Gracias a su rol político, se le dio el rango de rey una vez fue sepultado, para no caer en polémica con la población. Lo curioso es que no fue sepultado en Acrópolis Norte, lugar en donde los gobernantes de Tikal normalmente eran enterrados.

Una vez murió este gobernante, Tikal sufrió un cambio político. Además comenzó a crecer la población. Cuenta Luis Felipe que una de las evidencias que tienen para afirmarlo está presente en la estructura que visitamos a continuación.

Se trata de lo que fue un edificio de cinco pisos que alguna vez fue un multifamiliar. Muchas familias vivieron allí. Ahora, solo quedan terrazas que alguna vez fueron habitaciones. Y es que esta estructura vertical es la evidencia de que cuando una ciudad ya no puede crecer hacia los lados, lo hace hacia arriba. “Vemos, por así decirlo, una especie de condominios que van apareciendo a lo largo del parque”, comenta nuestro guía.

Curiosamente, en una de estas habitaciones encontraron cerámica que no corresponde a la época de ocupación de Tikal, sino a una época posterior. Es evidente entonces que la ciudad fue visitada por personas, mucho tiempo después de que fue abandonada.

Rastros del pasado: arte y naturaleza en Tikal

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Dintel de madera del templo IV de Tikal. Crédito: National Geographic.

Enseguida, Luis Felipe nos muestra una pieza original de 1.300 años de antigüedad. Es un vintel de madera de chicozapote, la más resistente.

 ¿Sabías que de la corteza de este árbol se extrae el látex que se usa para fabricar el chicle natural conocido como chicle, y que fue masticado por mayas y aztecas?

En las puertas de madera que nos rodean, también se puede detallar escritura jeroglífica que indica el rango alto de la familia que vivía en este lugar. Me causa curiosidad ver que la piedra de ciertas estructuras es blanca, no policromada.

Nuestro guía nos explica que se debe a un efecto causado por la acidez en el agua lluvia con alto grado de contaminación; que va causando gran impacto, “una especie de cáncer que se va comiendo la piedra.” Con el fin de preservar las edificaciones, los arqueólogos remueven estas manchas y las cubren con piedra caliza nueva, al fin y al cabo, sigue siendo el mismo material utilizado por los mayas en la antigüedad.

Por su parte, las manchas más oscuras que se pueden ver son microorganismos que crecen sobre la piedra, como hongos, musgo, y plantas. Estas últimas se convierten en grandes arbustos que viven y abren boquetes en las edificaciones. Y es que la acidez de la piedra caliza, permite que estos crezcan.

Estarán de acuerdo conmigo en que Tikal es una ventana al pasado que nos conecta con la grandeza de la civilización maya. Su impacto va más allá de la belleza de sus templos y pirámides. Es una ciudad vibrante y profundamente espiritual que inspira. Definitivamente, un cruce de caminos culturales y políticos de todo Mesoamérica. Sus estructuras continúan resistiendo el paso del tiempo, entre un diálogo constante con la naturaleza que las rodea y los visitantes que admiran ese patrimonio y la biodiversidad que habita en este lugar sagrado.

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