Crédito: Efe Noticias, EuroEfe, El Financiero
¿Qué o quiénes son los nitacenos? La palabra me suena como a un mamífero marino primo lejano del delfín; a un habitante de un planeta lejano; o a un tipo de hongo fluorescente que crece en cuevas oscuras… También tiene nombre de deidad, de pez exótico, de criatura invisible, de ingrediente secreto…
Lamentablemente, ninguna de estas definiciones se acerca a la realidad (¡ojalá que así fuera!). Los nitacenos son las drogas de moda, 40 veces más potentes y letales que el fentanilo, que, a su vez, es considerablemente más fuerte que la propia heroína y morfina. De hecho, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) alerta sobre 16 tipos de nitacenos registrados y disponibles para su consumo.
Se trata de un grupo de opiáceos sintéticos, es decir, químicos creados en laboratorios, que, como todo en la vida, pueden usarse tanto para bien como para mal: para tratar un dolor severo, pero también para abusar de ellos, volverse adicto y morir de sobredosis. Sus efectos son devastadores, como toda droga: al principio se siente euforia y sensación de bienestar mientras la frecuencia respiratoria desciende y desciende; luego somnolencia, cayendo en una sedación profunda, seguido de mareo, desorientación, náusea, vómito, estreñimiento…
Ante esta crisis, aprovecho para recordar de «tusi» o «cocaína rosa«, otra droga recreativa de la cual ya he hablado varias veces, desde su llegada a México, y que se consume por glamour o por moda. No solo contiene sustancias psicoactivas sino también opioides; y también produce euforia, alucinaciones, distorsión de la realidad y deprime el sistema nervioso.
Nitacenos: Europa «no está preparada»… ¿y cuándo lo ha estado?
¿Se han dado cuenta de que, ante algo “nuevo”, nadie está preparado para su llegada ni sabe cómo reaccionar? Y es aquí donde la ONU advierte que Europa “no está lo suficientemente preparada” para afrontar el impacto de estos súper opioides. Y es que ya se han confirmado casos de sobredosis con esta sustancia, así como incautaciones de cargamentos, asegura la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su informe presentado en Viena.
A ver, señores de la ONU: ¡pero ni Europa ni el mundo están ni han estado preparados para detener la distribución y el consumo de ninguna droga! ¡Ni siquiera EE.UU. ha podido contener el fentanilo!
En el caso de los nitacenos, la situación es aún más difícil, porque su fórmula química puede modificarse para evadir la legislación. Así que, ante un nuevo control, los fabricantes simplemente “adaptan” su mercancía, dificultando su detección y combate.
Desde ahora estemos preparados, porque vamos a escuchar las frases de siempre: que “falta crear conciencia pública”, que “hay que fomentar actividades educativas” o que “las drogas son un riesgo para la salud pública”. ¡Los opioides sintéticos ya están en las calles de Europa y pronto lo estarán en Latinoamérica… y, como siempre, ya vamos tarde!
¿Por qué surgen los nitacenos, estos nuevos opioides sintéticos?
Bueno, los nitacenos llegan «al multiverso de las drogas» para llenar un vacío en el mercado ilícito, generado por la escasez de heroína en el Viejo Continente.
En 2022, los talibanes prohibieron el cultivo de la adormidera (Papaver somniferum), la misma planta que la amapola del opio: y esto provocó que las plantaciones en Afganistán se redujeran en más de un 90 %. Entonces, si la oferta de opiáceos naturales desaparece y la demanda sigue creciendo, el mercado simplemente se adapta, produciendo opioides sintéticos para cubrir el hueco.
Por otro lado, en México cayó la producción de amapola, en la zona de Guerrero y de la Sierra Madre, por el aumento del consumo de drogas sintéticas en Estados Unidos; como será de grave la «crisis», que los mismos productores protestaron; tal parece que a los carteles ni les preocupó que ya no hubiese amapola ya que poco o nada sirve para fabricar drogas sintéticas.
De hecho, los narcos, “ni cortos ni perezosos”, han encontrado jugosas oportunidades en este negocio de opioides sintéticos o «heroína sintética», como se le conoce en el mercado; que también ha sido detectada en medicamentos falsificados, dificultando aún más su control.
Aprovecho para poner sobre la mesa casos reales de los efectos de los nitocenos. En Estonia y Letonia ya se sospecha de muertes por consumo de nitacenos (aunque aún no existen pruebas de toxicología post mortem específicas); y en Francia e Irlanda, ciudadanos han sucumbido a sobredosis por esta sustancia.
¿Y cuál es la solución que plantea la UE ante una intoxicación por nitacenos? Otro químico: la naloxona, que revierte las sobredosis por opioides. Pero aquí hay un problema: se necesita hasta cuatro veces más naloxona de lo que normalmente se usa para tratar una sobredosis de heroína. Y, para colmo, su demanda todavía es baja, lo que podría generar un problema de abastecimiento.
Y hablando de fentanilo: la ONU contradice a México
Así como la ONU casi “condena” de antemano el fracaso de la lucha de la UE contra los nitacenos, también aprovechó para desmentir a la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 4 de marzo.
Porque, además de productor y exportador, México sí se está convirtiendo en un consumidor de fentanilo, el «primito» de los nitacenos, sobre todo en los estados fronterizos.Esto no lo digo yo, lo confirma la JIFE.
En ese orden de ideas, México sí que tiene un problema de consumo de fentanilo, por más valores, campañas o cuidados que tengamos!
Así que aquí estamos otra vez: una nueva droga, el mismo pánico, la misma «sorpresa» de siempre y el eterno discurso de que “nadie estaba preparado”. ¡Vaya novedad! Los nitacenos están en el mercado, los narcos ya “hicieron su agosto” y los gobiernos están, como de costumbre, jugando a la reacción tardía. Pero tranquilos, que la solución ya está en marcha: discursos grandilocuentes, campañas que nadie ve, promesas de que lo van a controlar…
Mientras tanto, los nitacenos seguirán expandiéndose, las sobredosis aumentando y la ONU advirtiendo en voz baja lo que todos ya sabemos: que la guerra contra las drogas no se gana con comunicados, sino con medidas que nunca llegan a tiempo. ¿Preocupados? Deberían estarlo. Pero no pasa nada, ya nos dirán que el problema es la falta de educación y valores… porque claro, es más fácil culpar a la sociedad que aceptar que esto se les fue de las manos hace décadas.
