Aunque los avances tecnológicos y científicos han iluminado muchos aspectos sobre la Pirámide de Keops, esta sigue desafiando nuestra comprensión. Sumérgete en este legado arquitectónico que perdura como un símbolo imperecedero de la búsqueda humana de conocimiento, verdad y significado en el vasto universo.
Crédito: Revista de Historia y Alejandro Ricart Cabus de la Sociedad Catalana de Egiptología
La Pirámide de Keops, también conocida como la Gran Pirámide o la Pirámide de Giza, sigue siendo un enigma que desafía la comprensión humana.
Al ser la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que aún permanece en pie, es un testimonio de la grandiosidad y el misterio propio de civilizaciones antiguas como la egipcia.
Las avanzadas técnicas de construcción utilizadas en la edificación y el significado cultural y religioso de esta estructura en el antiguo Egipto, son dos aspectos que fascinan a historiadores, egiptólogos y amantes de la investigación, análisis y comprensión del pasado humano a través de la recopilación y evaluación de evidencias, documentos, y testimonios.
A continuación, descubre los aspectos fundamentales de Keops y su monumento eterno, mientras descifras la Gran Pirámide de Giza:
Avanzadas técnicas de construcción utilizadas en la edificación de la Gran Pirámide de Giza

De acuerdo con el artículo Teoría sobre la construcción de la Gran Pirámide de Egipto escrito por Alejandro Ricart Cabus de la Sociedad Catalana de Egiptología, el único testimonio relativamente antiguo (450 a.C) sobre la construcción de la Gran Pirámide, se debe al viajero e historiador griego Heródoto.
En uno de sus libros, el historiador y geógrafo griego Heródoto nos transmite la versión que le dieron los sacerdotes egipcios respecto al método utilizado.
Según el relato, “empleó a 100.000 hombres que se turnaban cada tres meses y ello a lo largo de 30 años. Solamente en la construcción de una calzada para llevar las piedras al pie de la pirámide, ocupó a su pueblo durante 10 años.”
Contrario a la creencia popular, los trabajadores no eran esclavos sino obreros contratados; incluso muchos de ellos se especializaban en la construcción.
Asimismo, para conseguir elevar y situar los sillares en el nivel correspondiente de la obra, dice que «se valieron de máquinas hechas de maderos cortos; una en cada grada; o también una sola máquina que, siendo fácilmente transportable, la irían mudando sobre cada nueva hilada a medida que la pirámide crecía.”
Dado que resulta difícil concebir una máquina capaz de izar 2.300.000 bloques de piedra con un peso entre 2.000 y 70.000 kilos, el testimonio de Heródoto se ha convertido en un reto a la capacidad inventiva de los investigadores. Si le sumamos que el procedimiento exige colocar más de 315 bloques por día, el relato se hace increíble.
Teoría del uso de un canal fluvial que conectaba a todas las pirámides

No obstante, existe una teoría reciente, propuesta por arqueólogos e ingenieros, que habla del uso de un canal fluvial que conectaba a todas las pirámides y facilitaba el transporte de los bloques.
De acuerdo con la Revista de Historia, los materiales utilizados para pirámides y templos, eran transportados por el río Nilo en barcazas.
Recientes descubrimientos de un antiguo puerto cerca de las pirámides apoyan esta teoría, a tal punto que los bloques podrían haber sido transportados en trineos sobre pistas de madera o piedra, posiblemente lubricadas con agua para reducir la fricción.
Vale la pena recordar que las canteras de piedra caliza, granito y otros minerales estaban generalmente ubicadas a orillas del río o cerca de él. Así, los bloques podían ser transportados por barcazas durante las inundaciones anuales, cuando el nivel del agua era lo suficientemente alto.
El simbolismo de la Gran Pirámide: más allá de tumbas y misterios

La Pirámide de Keops es el modelo más acabado y simbólico entre todos los templos egipcios.
Su significado cultural y religioso se centra en la creencia de que facilitaba el ascenso del alma del faraón hacia el cielo; en tanto sus formas geométricas se han adaptado a los símbolos de la naturaleza y del hombre.
Esta estructura majestuosa era fundamental en rituales y prácticas espirituales, en tanto ha influido en la interpretación moderna más allá de una simple tumba monumental. Su influencia es tal, que se extiende más allá de la arqueología.
De acuerdo con la Organización Internacional Nueva Acrópolis, su orientación y medidas son un completo tratado de geometría, astronomía y astrología; y su simbolismo engloba toda la trayectoria de la humanidad en la búsqueda de sus orígenes y su evolución hacia la meta final.
Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos y científicos, la Pirámide de Keops sigue siendo un enigma que desafía plenamente nuestra comprensión.
De lo que sí se tiene conocimiento es que “sus cuatro caras simbolizan los cuatro elementos primordiales y las cuatro vías mediante las cuales el hombre tiene acceso al conocimiento: la religión, la ciencia, el arte y la política.”

Asimismo, su base cuadrada simboliza la Tierra como soporte sólido en donde se apoya la materia, “y el eje que une el vértice con el centro del cuadrado es el punto de partida y de llegada de todo el centro místico del mundo”; en tanto sus caras “son los senderos de búsqueda que se van acercando y afinando a medida que se acercan a la cima, donde reside la verdad.”
Según el escritor Marc Saunier, la pirámide es una integración de formas diferentes, cada una con su propio sentido. “En el exterior, lo que une el punto de la cúspide con cada lado de la base es un triángulo que simboliza el fuego de la manifestación divina, del ternario de la creación.”
En consecuencia, la Gran Pirámide expresa la totalidad de la obra creadora. Es la imagen del universo, la manifestación del Universo y del Hombre.
Su eje central invisible, que va desde la cúspide al centro de su base cuadrada, es el símbolo del espíritu encarnado en la materia, que da sentido a su existencia.
A pesar de los avances tecnológicos y científicos, la Pirámide de Keops sigue desafiando nuestra comprensión, dejando espacio para la admiración y el asombro.
Su legado perdura como un monumento no solo a la destreza arquitectónica de la antigüedad, sino también como un símbolo perdurable que encarna la búsqueda humana de conocimiento, verdad y significado en el universo.