‘No vamos a permitir que China inunde nuestro mercado’: La Casa Blanca anunció un aumento en los aranceles a productos chinos valuados en 18.000 millones de dólares, centrándose en áreas estratégicas como vehículos eléctricos, baterías, acero y minerales críticos.
Créditos: El tiempo
El presidente Biden, en un discurso en Washington, enfatizó que no permitirá que China inunde el mercado estadounidense, socavando así a los fabricantes locales. Para respaldar esta postura, los aranceles sobre vehículos eléctricos se cuadruplicarán este año, alcanzando el 100%. Además, los aranceles sobre semiconductores se duplicarán para el año 2025.
El objetivo declarado de estas medidas es presionar a China para que ponga fin a sus prácticas comerciales consideradas desleales, incluyendo la transferencia forzada de tecnología y la violación de propiedad intelectual.
El incremento de los aranceles a productos chinos refleja la firme postura adoptada por Estados Unidos bajo el liderazgo del presidente Joe Biden. Esta medida es parte de una estrategia más amplia destinada a abordar lo que la administración Biden considera prácticas comerciales desleales por parte de China. Una de las principales preocupaciones de Estados Unidos es la sobreproducción subsidiada por el gobierno chino, que distorsiona los mercados globales y socava la competencia justa.
La acusación de sobreproducción subsidiada se refiere a la práctica de China de otorgar subsidios estatales masivos a sus industrias, lo que les permite producir bienes chinos a precios artificialmente bajos. Esto crea una ventaja injusta para las empresas chinas en el mercado internacional, ya que los productos chinos pueden venderse a precios más bajos que los de sus competidores extranjeros.
Además, esta sobreproducción puede llevar a la saturación del mercado global, lo que a su vez puede conducir a la caída de los precios y al cierre de empresas competidoras en otros países.
La reacción de China ante el anuncio de Estados Unidos fue rápida y contundente. El Ministerio de Comercio chino emitió una exigencia clara y directa: la supresión inmediata de las medidas arancelarias adicionales. Esta solicitud refleja la preocupación y el descontento del gobierno chino con las acciones adoptadas por Estados Unidos, que perciben como una violación de los acuerdos comerciales y un obstáculo para la cooperación bilateral.
China advierte que estas medidas tendrán consecuencias graves para la relación entre ambos países. La cooperación bilateral es fundamental para abordar una serie de problemas globales, desde la economía hasta el cambio climático, y el deterioro de esta cooperación podría socavar los esfuerzos conjuntos para abordar estos desafíos.
Además, China podría tomar represalias contra Estados Unidos, lo que podría desencadenar una escalada en las tensiones comerciales y geopolíticas entre las dos potencias mundiales. Esto a su vez podría tener un impacto negativo en los mercados financieros globales y en la economía mundial en su conjunto.
El anuncio de los nuevos aranceles se produce luego de una revisión de las políticas arancelarias impuestas durante la guerra comercial entre Estados Unidos y China durante la administración Trump. La medida también marca un cambio significativo en la postura de Biden hacia China, quien ha intensificado las críticas y acciones contra las prácticas comerciales chinas desde que asumió el cargo.
Las posibles consecuencias de esta acción contra los productos chinos
Los análisis indican que las medidas anunciadas tienen el potencial de desencadenar impactos significativos tanto a nivel nacional como internacional. En primer lugar, en lo que respecta a la economía estadounidense, el aumento de aranceles puede tener repercusiones en varios frentes.
Por un lado, podría generar presiones inflacionarias al aumentar los costos de importación de productos chinos, lo que a su vez podría afectar los precios al consumidor y la competitividad de las empresas estadounidenses que dependen de insumos importados. Además, estas medidas podrían influir en la estrategia de fabricación y suministro de las empresas estadounidenses, potencialmente alterando las cadenas de suministro globales.
Por otro lado, a nivel global, las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China son un componente crucial del panorama económico mundial. La continuación de la disputa comercial entre las dos mayores economías del mundo podría generar incertidumbre y volatilidad en los mercados financieros internacionales, lo que a su vez podría afectar el crecimiento económico global.
Además, estas tensiones comerciales podrían desencadenar represalias por parte de China u otros países, lo que podría llevar a una escalada de medidas proteccionistas y afectar el comercio internacional en su conjunto.