Chichén Itzá, la icónica ciudad sagrada de la civilización maya, emerge como un fascinante foco de estudio arqueológico en el estado mexicano de Yucatán. No se trata sólo de una ciudad maya monumental, sino de un santuario donde la vida y la muerte se entrelazaban en rituales sagrados, entre ellos, los sacrificios humanos.
Construida entre los años 800 y 1100 de nuestra era, esta antigua urbe se distingue por su templo de Kukulkán y el cenote sagrado, un sumidero que contiene los restos de más de 200 individuos, la mayoría niños sacrificados en honor a las divinidades mayas.
Descubrimientos en Chichén Itzá: Revelaciones sobre los Niños Sacrificados y la Civilización Maya
Un estudio reciente que se centró en los restos de 64 menores, ha proporcionado nuevas perspectivas sobre la mitología, los vínculos genéticos y la dieta de la población maya en Chichén Itzá. Los hallazgos arrojan luz sobre los rituales religiosos y la complejidad social de esta antigua civilización mesoamericana.
Hasta hoy se consideraba que las inmolaciones de los sabios mayas, maestros de la astronomía y las matemáticas podían ser tanto de mujeres como de varones, pero los análisis paleogenómicos actuales dicen que el hallazgo de estos 64 niños, revela que fueron meticulosamente elegidos, pues todos eran varones.
Estos niños fueron ofrendados a los dioses en ceremonias en Chichen Itzá que desafiaban la comprensión europea recién llegada, revelando cómo estos eventos históricos influyeron en la dinámica poblacional y cultural de la región.
Este estudio no solo enriquece nuestro entendimiento del pasado de Chichén Itzá y los mayas, sino que también destaca la importancia de preservar y comprender las prácticas culturales y religiosas de las civilizaciones ancestrales para apreciar la diversidad y la complejidad de la historia humana.
Los secretos que guardan los huesos de los niños
Las osamentas analizadas con tecnología del siglo XXI, revelan secretos profundos. No solo la preferencia ritual por los varones, sino también la influencia de la familia en la selección de los sacrificados. Los gemelos, venerados en la mitología maya por su conexión con el inframundo, eran especialmente significativos. Su destino evocaba la épica de los Gemelos Heroicos, cuyos actos desafiaron a los dioses del más allá.
La dieta de estos niños, basada en maíz y complementada con carne terrestre y acuática, reflejaba una crianza dentro de una red familiar que les proporcionaba cuidados similares. Su origen geográfico, aunque principalmente local, sugiere conexiones hasta el centro de México y Honduras, revelando interacciones culturales complejas en un mundo precolombino.
El misterio de Yucatán
En los albores del siglo XVI, cuando las velas de las carabelas europeas recortaban el horizonte del Nuevo Mundo, los misterios de Yucatán aguardaban en silencio. Bajo el resplandor del sol tropical, la península se alzaba como un bastión de los antiguos mayas, una civilización envuelta en la sombra de sus monumentos imponentes y en el brillo de sus conocimientos astronómicos y matemáticos.
Fue en el año 1517 cuando el explorador Francisco Hernández de Córdoba, con el coraje de los pioneros, navegó por primera vez hacia las costas de Yucatán. Lo que descubrió superó cualquier relato de tierras lejanas: una tierra de pirámides escalonadas y observatorios astronómicos, donde el firmamento se entrelazaba con la piedra en un matrimonio de ciencia y espiritualidad.
Pero lo que más desconcertó a los recién llegados fueron los rituales de los nativos, ceremonias que desafiaban toda lógica europea. Sacrificios humanos, ofrendas al Sol y a la Luna, danzas sagradas que parecían invocar a los dioses desde las sombras de los templos de piedra. Para los conquistadores, criados en la fe cristiana y en la civilización medieval, estas prácticas eran un enigma oscuro y perturbador.
El Código de Dresde como obsequio
Entre los tesoros que encontraron en estas tierras, uno destacó por su singularidad y misterio: el códice maya de Dresde. En sus páginas de papel amate, los glifos y figuras coloreadas contaban historias de tiempos pasados, de dioses y héroes, de ciclos cósmicos y de rituales que guiaban el destino de los hombres. Este códice, enviado a Europa como un tributo al rey Carlos I de España, se convirtió en una ventana a un mundo que Europa apenas comenzaba a comprender.
Así, en el choque de dos mundos, se entrelazaron los hilos de la historia. La curiosidad y el asombro de los europeos por los misterios mayas abrirían una nueva era de exploración y descubrimiento, donde la cultura y el conocimiento de los antiguos habitantes de Yucatán se convertirían en un legado inmortal, tejido en las páginas del tiempo y resplandeciente bajo el sol eterno de Mesoamérica.
El impacto de estos rituales no se limitó al pasado. La llegada de los europeos trajo consigo enfermedades devastadoras, pero también una selección genética entre los mayas modernos. Adaptaciones que protegieron contra epidemias como el cocoliztli, y ajustes en el metabolismo y la fertilidad, ofrecen una ventana al dinamismo evolutivo y cultural de estas antiguas civilizaciones.
Así, desde los confines de Chichén Itzá hasta los laboratorios contemporáneos, la historia de estos sacrificios revela no solo los misterios de una civilización perdida, sino también las huellas genéticas y culturales que continúan resonando en el presente.
Chichen Itzá es un destino místico con secretos que no sabemos si la humanidad podrá descubrir en su totalidad.
Créditos: BBC
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