El colapso del mercado de valores de EE.UU., conocido como el «Crack del 29», marcó el inicio de la Gran Depresión, una crisis económica global que tuvo lugar principalmente durante la década de 1930 y duró toda una década afectando casi todos los aspectos de la vida diaria de personas de todo el mundo y golpeando especialmente a Estados Unidos.
El desempleo masivo fue una de las consecuencias más severas, Estados Unidos, llegó a superar el 25%, las empresas cerraron, las familias perdieron los ahorros de toda su vida, muchas personas perdieron sus hogares y propiedades, y la pobreza aumentó drásticamente.
Esta era difícil también afectó a la innovación. Para otros, el éxito llegó a pesar de la crisis. A pesar de la difícil situación económica y social, hubo varios inventos y desarrollos tecnológicos significativos que surgieron y contribuyeron a diversas áreas de la vida y la industria.
El invento que revolucionó la industria del pan
La historia del pan rebanado y su conexión con la Gran Depresión es interesante y está relacionada con un cambio significativo en la industria alimentaria y tecnológica de ese período.
Aunque el pan ha sido un alimento básico durante siglos, la forma en que lo consumimos hoy en día (rebanado y envasado) es relativamente moderna. Antes del siglo XX, la mayoría de la gente compraba pan entero y lo cortaba en casa, lo que era una tarea difícil y peligrosa, ya que el pan se endurecía rápidamente
Hace casi un siglo, en 1928, Otto Frederick Rohwedder, un oftalmólogo reconvertido en joyero, inventó una máquina que cambiaría para siempre la forma en que consumimos pan. Su máquina cortadora de pan automática permitía cortar las barras de pan en rebanadas uniformes y envasarlas, resolviendo un problema que aquejaba a las amas de casa estadounidenses desde hacía décadas.
La máquina de Rohwedder, instalada por primera vez en una panadería de Chillicothe, Missouri, el 7 de julio de 1928, fue un éxito rotundo. Las ventas se dispararon y en pocos años el pan de molde representaba el 80% de todas las ventas de pan en Estados Unidos.
A pesar de algunos contratiempos, como un incendio que destruyó su taller en 1916, Rohwedder perseveró y su máquina se convirtió en un éxito comercial. Incluso durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno estadounidense prohibió temporalmente el pan de molde para ahorrar acero, la medida fue tan impopular que tuvo que ser revocada.
Hoy en día, el pan de molde es un producto básico en la mayoría de los hogares, facilitando la preparación de sándwiches y tostadas. La invención de Otto Frederick Rohwedder no solo cambió la forma en que consumimos pan, sino que también se convirtió en un símbolo del ingenio y la perseverancia estadounidenses.
El nailon y la «Gran Depresión»
El nailon, un polímero sintético revolucionario, fue desarrollado durante la Gran Depresión y tuvo un impacto significativo en diversos sectores, desde la moda hasta la higiene personal. El nailon fue desarrollado por Wallace Carothers y su equipo de investigación en DuPont, una compañía química estadounidense.
Antes de la Gran Depresión, DuPont tenía un programa de «investigación fundamental» enfocado en aumentar el conocimiento científico, en lugar de desarrollar proyectos específicos. Sin embargo, la crisis económica llevó a la compañía a enfocar más sus esfuerzos.
En 1935, Carothers logró sintetizar el nailon, marcando un avance significativo en la ciencia de los polímeros. El nailon fue introducido comercialmente por primera vez en 1938 en los cepillos de dientes
Su primera aplicación masiva fue en la fabricación de medias para mujeres, que se lanzaron al mercado en 1940. Las «nylons» se volvieron extremadamente populares debido a su durabilidad y elasticidad en comparación con la seda y el algodón. El primer día que las medias de nailon estuvieron disponibles para el público, alrededor de 800,000 pares desaparecieron de las estanterías.
El nailon no solo transformó la moda y la industria durante la Gran Depresión, sino que también sentó las bases para futuras innovaciones en materiales sintéticos. Su impacto se siente aún hoy en día, ya que sigue siendo un componente clave en muchos productos que usamos a diario.
La cinta adhesiva
La cinta adhesiva, específicamente la cinta adhesiva transparente conocida como «Scotch Tape,» es uno de los inventos que surgieron durante la Gran Depresión y se convirtió en una herramienta esencial en hogares y oficinas de todo el mundo. La cinta adhesiva transparente fue inventada en 1925 por Richard Drew, un ingeniero de la empresa 3M (Minnesota Mining and Manufacturing).
A finales de los años 20, Drew estaba trabajando en 3M, donde inicialmente inventó la cinta adhesiva para enmascarar, que era utilizada en la industria automotriz para separar colores en los trabajos de pintura.
La cinta adhesiva debutó en 1930, justo al comienzo de la Gran Depresión, convirtiéndose en un producto muy útil y versátil para los hogares que tenían que ser más ahorradores e ingeniosos para sobrevivir. La gente usaba la cinta adhesiva para todo, desde remendar ropa hasta tapar botellas de leche e incluso reparar huevos rotos.
La cinta fue inicialmente apodada «Scotch» (un término despectivo en inglés para referirse a algo barato o de baja calidad) debido a una anécdota en la que un cliente insatisfecho comentó que la cinta no tenía suficiente adhesivo y que 3M estaba siendo «tacaño» con el pegamento. La facilidad de uso y la accesibilidad de la cinta adhesiva ayudaron a consolidar la reputación de 3M como una empresa innovadora.
La historia de la cinta adhesiva durante la Gran Depresión es un ejemplo de cómo la innovación puede surgir en tiempos difíciles y cómo un producto simple puede tener un impacto duradero en la vida cotidiana.
Hoy en día, la cinta adhesiva sigue siendo uno de los productos más comercializados en todo el mundo gracias a su versatilidad y practicidad, habiendo evolucionado con el tiempo para crear una amplia gama de tipos y aplicaciones.
Galletas con chispas de chocolate
Las galletas con chispas de chocolate, también conocidas como «Toll House cookies,» fueron inventadas durante la Gran Depresión y se han convertido en uno de los postres más populares en los Estados Unidos y en muchas partes del mundo
Su creadora, Ruth Wakefield, era dueña del Toll House Inn en Whitman, Massachusetts, cuando accidentalmente inventó la receta mientras buscaba una nueva forma de servir chocolate a sus huéspedes.
La historia más comúnmente contada es que Ruth Wakefield estaba preparando galletas de mantequilla para sus clientes cuando decidió agregar trozos de una barra de chocolate semidulce de Nestlé, esperando que se derritieran y se integraran en la masa. Sin embargo, los trozos de chocolate mantuvieron su forma y textura, resultando en las ahora famosas galletas con chispas de chocolate.
La receta se hizo famosa a nivel nacional cuando Nestlé obtuvo permiso de Wakefield para imprimirla en los envoltorios de sus tabletas de chocolate a cambio de proveerle chocolate de por vida. En 1939, Nestlé lanzó sus famosas «chispas de chocolate» para facilitar la elaboración de las galletas en casa.
Hoy en día, la receta original de Wakefield sigue apareciendo en los paquetes de chispas de chocolate Nestlé Toll House y se ha convertido en una de las galletas favoritas de los hogares estadounidenses y del mundo entero. Su éxito y popularidad perdura gracias a su delicioso sabor y textura, que han conquistado a generaciones de amantes de los postres.
La radio en los autos
Aunque los radios ya existían antes de la Gran Depresión, su integración en los automóviles comenzó a ganar popularidad en la década de 1930. La radio para automóviles fue un hito clave en la historia de Motorola.
En 1930, Galvin Manufacturing Corporation (más tarde conocida como Motorola) introdujo uno de los primeros radios para automóviles, el Motorola 5T71, revolucionando la industria automotriz y de las telecomunicaciones.
Cuando la Gran Depresión golpeó, las ventas de radios domésticas se desplomaron. Sin embargo, Galvin se dio cuenta de que las ventas de automóviles no habían disminuido, ya que la gente había llegado a confiar en sus vehículos. Así que decidió inventar una radio para el automóvil, algo que otras empresas habían intentado antes sin éxito, pues eran demasiado engorrosas y costosas.
Después de desarrollar un diseño sólido y asequible, Galvin y su equipo montaron la nueva radio en su automóvil y condujeron desde Chicago hasta Atlantic City, Nueva Jersey, para asistir a la Convención de la Asociación de Fabricantes de Radio de 1930. Ni siquiera consiguieron un stand; simplemente estacionaron el auto y pusieron la radio a todo volumen.
La radio para automóviles Motorola fue un éxito rotundo. Mientras otros productos de lujo sufrían, esta innovación prosperó, convirtiéndose en un complemento indispensable para los conductores. El nombre «Motorola» se hizo tan popular que, en 1947, la empresa Galvin Manufacturing Corporation cambió su nombre a Motorola Incorporated.
La invención de la radio para automóviles marcó el comienzo de una larga trayectoria de innovación y liderazgo tecnológico para Motorola, que se convertiría en uno de los gigantes de la industria de las telecomunicaciones.
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