Bodegas Arzuaga: un viaje enogastronómico único

Bodegas Arzuaga: un viaje enogastronómico único

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bodegas arzuaga

Ubicadas en el corazón de la Ribera del Duero, las Bodegas Arzuaga ofrecen una experiencia de enoturismo inigualable. Desde sus vinos excepcionales y cocina de origen ecológico hasta un entorno de lujo que incluye spa y hotel, la familia Arzuaga ha creado un destino donde el maridaje entre lo tradicional y lo innovador cobra vida en cada plato y copa.

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Estuve de visita en bodegas Arzuaga, en pleno corazón de la Ribera del Duero, en donde vives una auténtica experiencia de enoturismo. Porque en un solo lugar, encuentras vinos de lujo, puedes disfrutar de catas, degustaciones y exquisita comida típica regional, spa y hasta hotel.

Conversamos con Ignacio, Arzuaga, hijo de don Florentino y doña María Luisa, fundadores de la bodega, sobre algunas curiosidades que encontramos recorriendo la bodega, entre tanques de fermentación, prensas y asombrosos, experimentos de tanques en forma de huevo.

Degustación menú restaurante tradicional Bodegas Arzuaga

Todos los ingredientes que encuentras en los platos que ofrece restaurante tradicional Bodegas Arzuaga, provienen de un huerto ecológico situado en la finca La Planta.

Así que nuestros primeros invitados a la mesa fueron una menestra de verduras de temporada, seguida de una crema de calabaza con polvo de zanahoria; brócoli con hierbas del huerto; y espárrago de Tudela de Duero con crema de anacardos.

Continuamos con un plato peruano, un tiradito de corvina con crema de ají amarillo y una tira roja de pimiento habanero con una base de puré y corvina, servido en una copa; y acompañado de maíz picante y granizado de leche de tigre. En el exterior de la copa, reposa picante al vino decorado con unas tostaditas, que más bien son pieles deshidratadas de ají amarillo.

Nacho decidió maridar este tiradito con un Arzuaga rosado 2023. Como tenemos un poquito de picante y pescado crudo, propuso un vino que aportara frescor, para compensar lo picante. Y con esos tonos del pescado crudo, funciona un vino suave. “Este rosado es glicérico, tiene cierto cuerpo, pero es muy suave y delicado”, comenta.

Maridajes de lujo: tuétano de ciervo, solomillo y cochinillo con los iconos de Arzuaga

Los siguientes invitados a la mesa fueron un tuétano de ciervo con salsa anticuchera, berberechos y cebollino; y un solomillo del ciervo sobre leche de coco, lemongrass y jengibre, coronado con una hoja de curry. A su derecha, reposa un bocado de tomate y fresa para que disfrutamos antes, para limpiar el paladar de los sabores del pescado. También nos sirvieron una infusión de cebolla morada.

Por supuesto que el vino escogido fue el más icónico de la bodega, Arzuaga Crianza 2021. Nos cuenta Nacho que es el primer año que este crianza tiene malbec; y aunque es un 92% tempranillo, tiene algo de cabernet y merlot.

Arzuaga Crianza 2021 envejeció 16 meses en barricas de roble francés y americano. Cuando lo paseamos en boca junto con el tuétano, es evidente cómo la sutilidad y el tanino suave del vino, es capaz de maridar con esa “grasita” que reposan en el interior de estos huesos grandes.

En el caso del ciervo, el vino “envuelve”, aunque es un plato es complicado de maridar. Pero, una vez más, ese es el éxito de Arzuaga Crianza 2021. Y es que tiene esa capacidad de maridar con comida del mar, de la tierra, de la huerta y con sabores especiales como el del curry.

Seguimos con un guiso de oreja, acompañado de rabito de cochinillo con base de crujiente de piel de cochinillo con ensalada de brotes y lomo ibérico. El mesero nos recomienda degustarlo con la mano. Luego, llega un tartar de presa ibérica con crujiente de arroz.

Enseguida, Nacho nos cuenta, que, para un plato tan icónico como es el cochinillo español, ha elegido ni más ni menos que Arzuaga Reserva 2020: un tempranillo con 6% de cabernet sauvignon, envejecido durante 26 meses, en barricas de roble francés y americano.

Dejo, en palabras de Ignacio, la descripción detallada de este vino reserva: “Para mí, este es el vino que mejor representa lo que es la Ribera del Duero. Un vino potente, profundo, mineral, con fruta madura; pero al mismo tiempo, un vino elegante en boca, con un paso fácil por la boca, con buena acidez, con frescura; que va a ir perfectamente con esa ‘grasita’ que tiene el cochinillo, con ese crujiente que tiene el cochinillo en su forma confitada. Y que también va con esa presa cruda, un poco aliñada, especiada. Así vemos cómo el maridaje se produce perfecto.”

Maridaje audaz: pastrami de jabalí y nigiri de anguila con Arzuaga Reserva 2020

El siguiente platillo también fue maridado con Arzuaga Reserva 2020: pastrami de lengua de jabalí con una base de hongos, trompeta de la muerte con ralladura de trufa, acompañado de una salsa de jalapeños y piparras (guindilla española dulce). Este plato es escoltado por un nigiri de anguila ahumada; y costilla de jabalí confitada con salsa agripicante de naranja.

“Efectivamente, Arzuaga Reserva 2020, tiene esa potencia y elegancia que va a sustentar este plato de carne de caza con un nigiri y una costilla. Y vamos a ver que esa acidez que tiene este vino, va a hacer un maridaje perfecto y nos va a potenciar mucho el sabor de la comida. Creo es un maridaje excepcional, perfecto”, comenta Nacho.

Continuamos con una degustación de pan, mantequilla y aceite de oliva. El mesero nos sirve pan rústico; de semillas; un brioche elaborado con cuatro tipos de croissants, y un pan elaborado con vino Arzuaga. En el centro de la mesa, también hay dos tipos de mantequilla francesa: de la zona de Poitiers, ligeramente salada; y una con setas shiitake y trompeta de la muerte. En el caso de los aceites, producidos en la bodega, probamos uno de la variedad arbequina (suave), y otro de picual, de nota amarga.

No podíamos dejar de probar el arroz de caza con canica de pato, y un brioche de paté de caza cubierto con Pedro Ximénez.

Para combinar este plato de caza, de sabor fuerte y potente, Nacho seleccionó el vino, quizás más potente de la bodega. Un vino de la reserva especial que recuerda a esos vinos de una buena maduración y buena fruta fresca, con alguna nota floral; muy intenso y con mucho cuerpo.

Cuenta Ignacio que antiguamente, Arzuaga Navarro Reserva, era el vino más potente de la bodega, pero ahora le han querido dar un toque elegante y más sutil en boca. “Es un vino muy intenso en nariz, que casi te apabulla, que te llena, pero al final vemos que es un vino suave, con buena acidez”, comenta. Se trata de un tempranillo mezclado con un poco de uva albillo proveniente de viñas de 80 años; envejecido durante 22 meses en barricas de roble francés nuevo. Definitivamente, un vino de corte muy moderno.

Un chardonnay del Duero: innovación y tradición en perfecto maridaje

Para el mero sobre una base de crema de piñones, cubierto con lechuga de mar y decorado con puntitos de aguacate y huacatay, escogieron un Arzuaga Fan D.Oro 2022. Gracias a su potencia y notas minerales, va perfectamente con las notas del salitre. “Y ese envejecimiento en boca, va a hacer que el vino sea untuoso, liceico, que tenga carnosidad; pero que tenga un tanino suave. Es un maridaje muy bonito”, asegura Nacho.

Sinceramente, debo aclarar que era la primera vez que probaba un chardonnay del Duero. Y la verdad es que Bodegas Arzuaga son los únicos que hacen chardonnay en esta zona. Nacho cree que es la uva reina, y yo creo que, sobre todo, es un vino gastronómico, para compartir con pescados, incluso con carnes blancas y con carnes frías; porque esa estructura que tiene en boca, nos va a hacer disfrutar de muchos platillos, como de un taco de camarones con callo de hacha. Le pregunto a Nacho por qué decidió hacer un chardonnay en el Duero. Me dice que porque le gusta mucho la uva chardonnay y cree que es el mejor blanco del mundo.

Así culminó la primera parte de esta experiencia gastronómica en el restaurante tradicional Bodegas Arzuaga. Una vez más no demuestra que es mucho más que una bodega de vinos excepcionales; es un refugio donde el alma del vino y la gastronomía se encuentran en una mistura de sabores únicos. Desde sus rosados frescos hasta los potentes y elegantes reservas, cada vino parece ser una pieza clave en un rompecabezas de maridajes, donde el respeto por los ingredientes locales y el toque innovador de su cocina resplandecen.

Y es que la conexión entre la naturaleza y la mesa se siente en cada plato, desde las verduras de temporada hasta las carnes de caza, todo complementado con vinos que han sido seleccionados con meticulosa precisión por Ignacio. Así que la riqueza de su oferta culinaria, unida a la hospitalidad familiar de los Arzuaga, convirtió este viaje en una experiencia inigualable, que captura el verdadero espíritu de la Ribera del Duero.

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