A pesar de tener una población relativamente joven y ser la doceava economía mundial, así como la segunda de Latinoamérica, México se encuentra entre los países con los peores niveles de exceso de mortalidad causados por el virus SARS-CoV-2. El impacto del virus ha sido significativo, revelando una vulnerabilidad exacerbada por diversos factores.
Alta mortalidad en menores de 60 años y 200,000 huérfanos en México
México registró una alta mortalidad entre adultos jóvenes debido al COVID-19, con el 38% de las muertes en menores de 60 años, comparado con el promedio global del 20%. Esta alta tasa se atribuye en parte a la falta de apoyo a los sectores vulnerables de la economía informal, obligando a muchos a trabajar pese al riesgo.
La Comisión Independiente de Investigación, explicó que México esta entre los países con mayor número de niños huérfanos a causa de la pandemia, con 215,281 menores de 18 años perdiendo a uno o ambos padres.
Durante la segunda ola entre diciembre de 2020 y enero de 2021, la CDMX representó el 24% de las muertes en exceso, a pesar de tener solo el 7.3% de la población del país. Esto se debió en parte a la desobediencia de las indicaciones del semáforo epidemiológico, que recomendaba el cierre de actividades comerciales no esenciales debido a la alta circulación viral.
Para comprender mejor esta situación, Carol Perelman, química, bióloga y farmacéutica, e investigadoras de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 en México, conformada por 17 expertos de distintas disciplinas y es encabezada por Jaime Sepúlveda, director ejecutivo del Instituto de Ciencias de la Salud Global de la Universidad de California en San Francisco y exdirector del Instituto Nacional de Salud Pública de México, estuvo en mi programa para compartir los resultados de un modelo matemático y estadístico que evaluó variables determinantes.
Estas variables incluyeron desigualdades sociales, estructura demográfica, comorbilidades de la población, inversión del PIB en salud, acceso e infraestructura de los servicios de salud, proporción de la población en la economía informal y nivel de desarrollo económico.
El objetivo principal de este análisis, tuvo como objetivo desentrañar las razones detrás del alto exceso de mortalidad en México durante la pandemia, proporcionando una perspectiva integral sobre cómo diferentes factores han contribuido a este resultado negativo. La investigación destaca la necesidad de abordar estas vulnerabilidades para mejorar la resiliencia del país frente a futuras crisis sanitarias.
¿Qué dice el reporte de la Comisión Independiente de Investigación?
Del análisis se concluye que las condiciones estructurales de la prepandemia en México sólo justifican un exceso equivalente a medio millón de muertes respecto a la mortalidad normal. Es decir, cuatro de cada diez fallecimientos (37 %) se atribuyen a una mala gestión. El balance del devastador señala que el manejo de la emergencia sanitaria pudo haberse hecho mejor y que la muerte de al menos 300 000 mexicanos era evitable.
México ocupa el cuarto lugar mundial en exceso de mortalidad, con 808,619 decesos por encima de lo esperado en condiciones normales. Solo está por detrás de países con menores ingresos, como Perú, Bolivia y Ecuador.
Un análisis de las actas de defunción revela que 511,081 muertes se atribuyen al COVID-19 desde el inicio de la emergencia en 2020 hasta su conclusión el 9 de mayo de 2023. Este número supera significativamente las cifras reportadas por el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Respiratoria Viral (SISVER), que registró oficialmente solo 334,196 muertes.
Esto indica una subestimación del 35% de las muertes durante la emergencia, resultando en una información imprecisa que ha influido en la toma de decisiones sobre políticas públicas y comunicación de riesgos.
4 de cada 10 muertes eran evitables.
Se hace énfasis en tres rubros en concreto sobre la reducción de la gravedad: se minimizo y se subestimó, la falla en la comunicación, la seudociencia. En junio de 2020, las autoridades de salud consideraban un escenario «catastrófico» con 60,000 muertes, una cifra que representa solo el 7.4% del resultado final. Los modelos utilizados en ese momento resultaron ser erróneos y, a pesar del avance en el conocimiento científico, las estrategias no se ajustaron adecuadamente.
México se ha convertido en el país número uno de todo el continente americano en muertes de profesionales de la salud, debido al COVID-19, con un total de 4,843 fallecimientos. Esta cifra alarmante se atribuye a la falta de condiciones adecuadas para los profesionales de la salud y la negativa a proporcionarles la vacuna de manera oportuna.
La situación genera preocupación y críticas hacia las políticas implementadas para proteger a los trabajadores de la salud durante la pandemia, subrayando la necesidad urgente de mejorar las condiciones laborales y asegurar el acceso prioritario a la vacunación para quienes están en la primera línea de combate contra el virus.
Vacunación lenta en México
México fue uno de los primeros países en Latinoamérica en recibir dosis de la vacuna contra la COVID-19, iniciando su programa nacional de vacunación el 24 de diciembre de 2020. Sin embargo, la vacunación avanzó lentamente, alcanzando solo el 63% de cobertura con ambas dosis para octubre de 2022, sin datos disponibles a partir de esa fecha.
La estrategia de vacunación no siguió todos los lineamientos de la OMS. Se priorizó la vacunación de personas mayores en entornos rurales, en lugar de comenzar en áreas de mayor densidad poblacional y propagación del virus.
Aunque México fue uno de los ocho países con mayor tiempo de clases a distancia según la UNESCO, se decidió vacunar a maestros antes que al personal de salud privado.
Además, la atención pública en salud también se deterioró, con un 69% de la población acudiendo a servicios privados para tratar la COVID-19, lo que aumentó el gasto en salud en el decil más pobre en un 74%. Factores como la desaparición del seguro popular, la saturación hospitalaria y la alta letalidad en centros públicos como el IMSS fueron determinantes en esta migración al sector privado.
Gobierno mexicano descalifica informe sobre manejo de la pandemia
A pesar de que el informe sobre el manejo de la pandemia en México expresa en su carta de motivos que su objetivo es «aprender para no repetir», visibilizando aciertos, entendiendo los errores y omisiones, y realizando recomendaciones para fortalecer la preparación, prevención y respuesta frente a futuras crisis de salud, la reacción del actual gobierno ha sido de descalificación.
En sus conferencias matutinas, el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó el informe de “pasquín inmundo”. Asimismo, la doctora Claudia Sheinbaum, candidata a la presidencia de la república y ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, también lo rechazó.
Este informe no es un caso aislado y se suma a esfuerzos similares en otros países. Iniciativas académicas, independientes y gubernamentales en Gran Bretaña, India, Estados Unidos, Japón, España y Brasil, así como instancias internacionales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), presentará su propio informe a finales de mayo, forman parte de estos ejercicios de evaluación y aprendizaje global.
Recomendaciones para una mejor preparación, prevención y respuesta ante crisis de salud.
La comisión ha realizado tres recomendaciones clave para mejorar la preparación, prevención y respuesta ante futuras crisis de salud.
Estas recomendaciones se estructuran en cuatro ejes principales:
- Gobernanza: fortalecer los mecanismos de coordinación y toma de decisiones para asegurar una respuesta eficaz y eficiente.
- Gestión, vigilancia y comunicación: mejorar la gestión de recursos, la vigilancia epidemiológica y la comunicación clara y oportuna para mantener a la población informada y segura.
- Robustecer el sistema de salud: aumentar la capacidad y resiliencia del sistema de salud para enfrentar emergencias sanitarias con mayor eficacia.
- Mitigar el impacto social: implementar estrategias para reducir el impacto social de las crisis sanitarias, protegiendo a los sectores más vulnerables de la población.
Estas recomendaciones buscan crear un marco integral que permita enfrentar de manera más efectiva futuras emergencias en salud.
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