Gin-tonic: la bebida que curaba malaria y ahora cura penas

Gin-tonic: la bebida que curaba malaria y ahora cura penas

Comparte esta noticia

Si hoy te estás tomando un gin-tonic frío, con rodaja de limón y mucho hielo, pensando que es el trago oficial de la gente elegante en las terrazas, déjame contarte algo: este coctel nació como medicina. Sí, literalmente el gin-tonic fue receta médica antes de convertirse en el rey de los brindis modernos. Su historia está llena de mosquitos, soldados desesperados y una especie de “no hay de otra, si hay que curarse, que sea con estilo”.

Viajemos al siglo XIX: calor, jungla y mosquitos asesinos

Para entender el origen de esta bebida, tenemos que irnos a un escenario menos glamuroso que un rooftop en Polanco o en Ibiza. Imagina soldados británicos, uniformados, sudorosos, en medio de la India tropical, con temperaturas imposibles y un enemigo minúsculo pero mortal: el mosquito Anopheles, transmisor de la malaria.

En el siglo XIX, el Imperio Británico se expandía por el mundo, y aunque su ejército era fuerte, sus soldados caían como fichas de dominó por culpa de esta enfermedad. Fiebres altas, escalofríos, delirios, anemia… y un largo etcétera que quitaba las ganas de seguir conquistando.

La solución: una corteza amarga que salvó millones de vidas

Aquí entra el héroe menos esperado de toda esta historia: un árbol. Más específicamente, la corteza del árbol Cinchona, originario de Perú y Bolivia. Las culturas indígenas lo usaban desde hace siglos para tratar fiebres, pero fue en el siglo XVII cuando jesuitas europeos lo llevaron al viejo continente y descubrieron que funcionaba contra la malaria.

De esa corteza se extrae un alcaloide llamado quinina. Y aunque es milagroso para combatir la enfermedad, tiene un pequeño problemita: su sabor era más amargo que una ruptura por WhatsApp. Así que imagina decirle a un soldado agotado: «Toma esta pócima amarga que sabe a rayos para no morirte». No era la fórmula del éxito… todavía.

Los británicos hacen lo que saben hacer: mezclar alcohol con todo

Quienes no iban a aceptar resignados ese sabor espantoso eran los británicos, famosos por encontrar un pretexto para beber en cualquier situación. Entonces alguien —un genio anónimo que merece un monumento y una estatua frente al Big Ben— tuvo una idea histórica:

“¿Y si mezclamos esta medicina horrible con ginebra?”

¡BOOM! Historia creada.

En esa época, la ginebra ya era popular en Inglaterra. Era barata, accesible y muchos la consumían hasta como analgésico emocional. Entonces, en India, los oficiales británicos comenzaron a agregar ginebra a la tónica con quinina… y el resultado fue algo sorprendentemente bueno.

Pero como todo lo bueno siempre puede mejorar, también añadieron limón para prevenir escorbuto (otra enfermedad que aparecía por falta de vitamina C), y eventualmente hielo, porque nadie merece sufrir más calor innecesario. Y así, casi sin darse cuenta, crearon un cóctel que hoy llena bares de todo el mundo.

Del campo de batalla al glamour internacional

 

Con el paso del tiempo, la quinina dejó de usarse en dosis medicinales dentro de la tónica. Lo que hoy queda en una botella moderna es una cantidad tan mínima que no te salvaría de la malaria ni aunque te tomaras 10 litros. Pero el sabor amargo se conservó como homenaje al origen, y ese perfil se transformó en una firma del gin-tonic.

La bebida llegó a Europa, luego a América, y mucho más adelante se reinventó como un ícono moderno: elegante, versátil, personalizable. Se le puede añadir pepino, romero, pimienta rosa, piel de naranja, lavanda, frutos rojos… básicamente un pequeño jardín dentro del vaso.

Hoy en España —país que adoptó el gin-tonic como si fuera parte del himno nacional— lo preparan como una ceremonia: copa balón, hielo perfecto, gin premium, tónica servida con reverencia y toques aromáticos de chef Michelin. Nada que ver con el origen rudimentario y desesperado de los soldados en la India.

Gin-tonic: ¿bebida o experiencia espiritual?

Pero más allá del glamour, es fascinante pensar que cada trago tiene detrás una historia de supervivencia, ciencia y creatividad. Que un problema de salud global empujó a la humanidad a inventar una de las bebidas más queridas del planeta.

Datos curiosos para presumir cuando tengas el vaso en la mano

gin

La dosis original de quinina medicinal era tan fuerte que brillaba en la oscuridad… casi literal.

El gin surgió en los Países Bajos antes de hacerse famoso en Inglaterra.

El primer “gin tonic” documentado aparece en manuales médicos, no en recetarios de coctelería.

Hoy existen tónicas artesanales diseñadas específicamente para maridar con distintos estilos de ginebra.

La próxima vez que te sirvas un gin-tonic, recuerda que no solo estás bebiendo algo cool: estás participando de una historia que involucra colonias, botánica, medicina, mosquitos asesinos y la creatividad humana.

Porque aunque nació como obligación amarga… hoy es un placer refrescante.

Y si alguien te juzga por ordenar otro, solo di: “Lo hago por respeto a la historia. Salud.”

También puedes leer: La lengua: La huella secreta que todos llevamos en la boca

Suscríbete a nuestra lista de envíos
Recibe en tu casilla de correo las últimas noticias y novedades de nuestro portal.

Compartí esta noticia

Artículos relacionados

Últimas noticias

También puede interesarte

La producción de tequila y mezcal en México depende de un aliado insólito: los murciélagos magueyeros. ...
Si alguna vez te has preguntado qué diferencia a un flat white, un capuchino y un latte, la respuesta ...
El pozole no solo es uno de los favoritos de las mesas en todo el país, sino que también ...
En el México prehispánico, cuando el oro no era símbolo de riqueza, hubo una semilla oscura y pequeña que ...

¡Te invito a suscribirte a mi Newsletter!

Recibe noticias y artículos exclusivos sobre todo lo que te interesa: tecnología, estilo de vida, ciencia, automovilismo, vinos, y por supuesto, ¡gastronomía deliciosa!