Explora historias fascinantes de valentía, lealtad y habilidades en combate y de las “onna bugeisha» japonesas, pasando por las gladiadoras en la antigua Roma y las “agojie” del reino de Dahomey. Un legado para la historia militar que merece ser contado.
Créditos: History Facts, JSTOR Daily Magazine, Universidad British Columbia y Smithsonian Magazine
“Onna bugeisha”: mujeres Samurái

En la historia japonesa las mujeres samurái, conocidas como «onna-bugeisha», recibían entrenamiento en el manejo de armas y técnicas de combate.
Aunque la imagen del Samurái a menudo se asocia con el género masculino, las “onna bugeisha” desempeñaron un papel fundamental como guerreras femeninas.
Kawahara Asako: una gran guerrera Samurái
Muchas mujeres Samurái participaron activamente en conflictos militares como las Guerras Genpei en el siglo XII.
Sin embargo en 1868, un grupo de Samuráis marcó la historia de Japón al participar en la feroz Batalla de Aizu.
En ella, las fuerzas leales al Shogunato Tokugawa -regimen militar que gobernó Japón desde 1603 hasta 1868-, defendieron el castillo de Aizu contra las fuerzas imperiales.
De acuerdo con JSTOR Daily Magazine, una gran guerrera Samurái resaltó durante esta batalla.
Se trataba de Kawahara Asako quien sacrificó a su suegra y a su hija, para evitar que cayeran en manos del enemigo.
Empapada en sangre, marchó hacia el campo de batalla, lista para morir defendiendo su hogar y el castillo de Aizo, contra los invasores.
Enfrentándose al ejército enemigo que avanzaba en el otoño de 1868, las mujeres de Aizu, entre las que se encontraba Asako, tenían cuatro opciones: huir, retirarse, suicidarse o luchar.
Y aunque algunas se quitaron la vida para evitar ser capturadas, la gran mayoría se retiró y se dedicó a fabricar municiones y cuidar a los heridos.
Diana E. Wright, profesora asociada de la Universidad Eastern Washington, señala que tanto Asako como las guerreras “onna bugeisha» eran maestras de las artes marciales femeninas.
Wright asegura que “recibían un extenso entrenamiento en combate y se educaron para ser igualmente hábiles en las artes de la de la espada, el arco y la naginata”. La naginata es un arma de asta que cuenta con una hoja curva y afilada de un solo lado.
Asimismo Wright comenta que Asako era una “hábil luchadora, entrenada en armas tradicionales y en el uso de fusiles modernos. Realizaba salidas nocturnas con dos espadas y un arma para protegerse’.
También enseñaba a otras mujeres cómo fabricar municiones y supervisaba a los hombres que operaban los cañones.
A pesar de que le dispararon unas 1200 balas de cañón, se mantuvo en su puesto, sin tambalear.
Valientes defensoras de sus comunidades

Guerreras como Asako, se sitúan entre una larga tradición de mujeres en Japón que se unieron a las batallas junto a sus contrapartes masculinas, inmortalizando sus nombres.
Mientras que algunas fueron protagonistas de batallas en campo abierto, otras eran entrenadas para defender sus comunidades y sus hogares.
Sin embargo, tras la llegada de la era Edo (1603-1868), se vivió un período de paz en Japón.
Fue así como la necesidad de contar con un ejército de «onna-bugeisha» fue disminuyendo; convirtiendo a las guerreras Samurai en cuidadoras del hogar, dotadas de conocimientos de autodefensa.
Hay que recordar que valores como la lealtad, la valentía y la rectitud propios de la ética Samurai eran seguidos al pie de la letra por las «onna-bugeisha»; dejando un legado invaluable en la historia del legado samurái.
¿Gladiadoras en la antigua Roma?

Lo más intrigante sobre este antiguo deporte sangriento romano, en donde grandes hombres corpulentos que luchaban por su vida –como Maximo, en la película Gladiator– es que alguna vez fue llevado a cabo por valientes mujeres.
De acuerdo con History Facts, los detalles de sus hazañas son escasos en comparación con las de sus contrapartes masculinos, pero estudiosos e historiadores coinciden en que las gladiadoras tuvieron “su cuota de gloria en la arena.”
Mujeres de todas las clases empuñaban la espada
El portal especializado en Historia comenta que aunque la mayoría provenía de las clases bajas, incluidas las mujeres esclavas, algunas féminas de clases media y alta también empuñaron la espada y vistieron sandalias.
“A pesar de que su estilo de vida era mal visto por la sociedad romana, donde tenían muchas menos libertades que los hombres, eran definidas en relación con ellos.”
Pero ¿por qué mujeres adineradas decidían convertirse en gladiadoras?
El profesor de historia David S. Potter de la Universidad de Michigan asegura que para estas guerreras“era emocionante,era diferente e irritaba a sus padres».
Las gladiadoras “Amazon” y “Achillia”

De acuerdo con Siobhán McElduff, profesora de literatura latina y cultura romana de la Universidad de British Columbia, la evidencia más famosa de las gladiadoras en la antigua Roma es una escultura en relieve de “Amazon” y “Achillia”: dos gladiadoras que usaban estos “nombres artísticos” al momento de luchar.
Esta loza de mármol que data del siglo II d.C hallada en la ciudad de Halicarnaso (actual Turquía), se encuentra en el Museo Británico de Londres desde 1856.
Sin embargo, el esplendor de las gladiadoras terminó en el año 200 d.C. cuando el emperador romano Septimus Severus, prohibió los combates de estas mujeres guerreras.
Las “Agojie”: guerreras del reino de Dahomey

Corría la década de 1840, y el reino de Dahomey en África occidental, contaba con un ejército tan feroz que sus enemigos hablaban de su «prodigiosa valentía».
Se trataba de 6,000 mujeres guerreras conocidas como «Agojie», expertas en el arte de la guerra.
La revista Smithonian en el artículo La Verdadera Historia de las Guerreras detrás de ‘The Woman King, relata que “eran famosas por saquear aldeas bajo la oscuridad, tomar cautivos y cortar las cabezas de los resistentes para regresarlas a su rey como trofeos de guerra”.
Gracias a las “Agojie” el reino de Dahomey -hoy sur de Nigeria-, prevaleció sobre sus vecinos.
De hecho, estas guerreras trascendieron aen la Historia como «Amazonas», debido a sus similitudes con las mujeres guerreras de la mitología griega.
Ejército de mujeres guerreras
La reina Hangbe, que gobernó brevemente tras la muerte de su hermano a principios del siglo XVIII, podría haber introducido a estas mujeres guerreras como parte de su guardia personal en el palacio.
No obstante, las «Agojie» alcanzaron su punto máximo en el siglo XIX, bajo el gobierno de Ghezo, quien las incorporó formalmente al ejército de Dahomey.
Gracias a las guerras continuas en el reino, la población masculina disminuyó significativamente a tal punto, de tener que reemplazarlos por mujeres en el campo de batalla.
Sin embargo, la dominación militar de Dahomey y de las guerreras «Agojie», comenzó a disminuir en la segunda mitad del siglo XIX.
La batalla de 1851 con el grupo étnico Egba que se habían establecido en la región tras el declive del Imperio Oyo -considerado una ponencia durante los siglos XVII y XVIII-, resultó en la muerte de hasta guerreras 2,000 Agojie.
Posteriormente, a principios de la década de 1890, la guerra con los franceses amenazó la existencia misma del reino y de sus guerreras.
En 2021, Leonard Wantchekon, economista de la Universidad de Princeton y nativo de Benín que lidera la investigación para identificar a los descendientes de las “Agojie”, dijo al Washington Post que la colonización francesa “resultó perjudicial para los derechos de las mujeres en Dahomey, ya que los colonizadores prohibieron a las mujeres el liderazgo político”.
Nawi, la última “Agojie”

De acuerdo con la revista Smithonian Nawi, la última «Agojie» con experiencia en combate conocida, murió en 1979, con más de 100 años.
Sin embargo, las tradiciones de las “Agojie” continuaron mucho después de la caída de Dahomey, con los descendientes de las mujeres guerreras compartiendo historias sobre sus formidables antepasados y participando en rituales religiosos.
Wantchekon enfatiza en que cuando nos oponemos a las concepciones coloniales, y abrazamos la cultura de igualdad de género antes de la colonización, «abrazamos el legado de este grupo excepcional de líderes femeninas africanas que la historia europea intentó borrar».
Desde las «onna-bugeisha» en Japón, que desafiaron las expectativas de género para proteger sus hogares y comunidades, hasta las gladiadoras en la antigua Roma y las «Agojie» en el reino de Dahomey, la contibución de estas mujeres guerreras en diferentes culturas y épocas fue fundamental para lidiar con conflictos y guerras.
A pesar de los desafíos su legado perdura, recordándonos la importancia de desafiar las concepciones tradicionales de género y reconocer la contribución única de las mujeres en la historia militar.