La Corte Suprema lucha con el acuerdo de quiebra del fabricante de OxyContin, 6.000 millones de dólares en juego. El dilema y la presión del presidente Biden. La historia de los opiáceos que se cobró más de 600.000 muertes en Estados Unidos, y que llegó a Netflix.
Créditos: AP, El Español, La política online, Newtral, The objective

La Corte Suprema de los Estados Unidos luchó el lunes por un acuerdo a nivel nacional con el fabricante de OxyContin, Purdue Pharma , que protegería a los miembros de la familia Sackler, propietaria de la compañía, de demandas civiles por el costo de los opioides.
Los jueces parecían reacios a romper un acuerdo negociado exhaustivamente, pero también recelosos de recompensar de alguna manera a los Sackler.
El acuerdo alcanzado con los gobiernos estatales y locales y las víctimas proporcionaría miles de millones de dólares para combatir la epidemia de opioides. Los Sackler contribuirían con hasta 6.000 millones de dólares y renunciarían a la propiedad de la empresa, pero conservarían miles de millones más. La empresa saldría de la quiebra como una entidad diferente y sus beneficios se utilizarían para el tratamiento y la prevención.
El tribunal superior suspendió el acuerdo durante el verano, en respuesta a las objeciones de la administración Biden. Además, sostiene que la quiebra del fabricante de OxyContin y las protecciones para los miembros de la familia Sackler pueden seguir adelante
El plan de acuerdo del fabricante de OxyContin divide a las víctimas de la crisis de opioides. Ahora le toca a la Corte Suprema
Los argumentos duraron casi dos horas en una sala abarrotada. Afuera del tribunal, un pequeño pero ruidoso grupo de manifestantes se opuso al acuerdo de Purdue Pharma. “Qué vergüenza para Sackler”, decía una pancarta. “No hay inmunidad Sackler en ningún $$”, decía otro.
La cuestión para los jueces es si el escudo legal que proporciona la quiebra puede extenderse a personas como los Sackler, que no se han declarado en quiebra. Los tribunales inferiores han emitido decisiones contradictorias sobre esa cuestión, lo que también tiene implicaciones para otras demandas importantes por responsabilidad de productos resueltas a través del sistema de quiebras.
¿Qué es OxyContin y cómo se llegó producir tantas muertes?

OxyContin llegó al mercado por primera vez en 1996, y su agresivo marketing por parte de Purdue Pharma se cita a menudo como un catalizador de la epidemia de opioides en los Estados Unidos, persuadiendo a los médicos a recetar analgésicos sin tener en cuenta los peligros de la adicción.
El medicamento y la compañía con sede en Stamford, Connecticut, se convirtieron en sinónimo de la crisis, a pesar de que la mayoría de las píldoras que se recetaban y usaban eran medicamentos genéricos.
Según el Centro de Control y Prevención de la Enfermedad (CDC por sus siglas en inglés), de 1999 a 2021 han muerto 645.000 personas por sobredosis de opiáceos en Estados Unidos.
El organismo distingue tres olas diferenciadas en la llamada “epidemia de los opiáceos”. La última y actual, iniciada en 2013, tiene como protagonistas a los opioides sintéticos, principalmente el fentanilo. Pero la primera, la que dio origen a las demás, comenzó en los años 90 con el aumento de los opioides de receta, fundamentalmente el OxyContin de Purdue Pharma.
Sean Blake, el caso testigo de una víctima fatal del OxyConton

Sean Blake, un joven adolescente de Vermont, consumió por curiosidad una dosis de un analgésico fuerte que los médicos recetaban y vendían en farmacias: el OxyContin. Sin saber que esa sola dosis le haría adicto a los opioides y afectaría gravemente a su salud.
La madre de Sean, la doctora Kimberly Blake, ha dicho en testimonios que mientras que ella y sus colegas en un hospital se alarmaron y prohibieron usar el OxyContin, otros médicos en Vermont aprovecharon un plan de recompensas de los fabricantes de ese opioide sintético similar a la heroína, que daba atractivos bonos a quienes recetaran las dosis más altas de la droga.
Pero el OxyContin genera tolerancia, es decir que sus consumidores sienten deseo de aumentar la dosis, hasta que crean dependencia, y luego se pierde.
Sean Blake se repuso un año en abstinencia, entró a una escuela de submarinos en la marina, pero en unas vacaciones con sus padres volvió a consumir el opioide, se perdió durante meses en calles de Nueva York, y su madre después supo que había fallecido.
El joven Blake es uno de más de 500,000 estadounidenses víctimas de la crisis de opioides. La misma se inició con una campaña promocional de OxyContin, donde nunca se advirtió sobre los riesgos a los consumidores y terminó reclutando a médicos y farmacéuticos más interesados en ganar dinero y premios que en prevenir muertes.
Painkiller’: una miniserie para los que no conocen el OxyContin
La producción de Netflix explica la crisis de los opioides en EEUU y la familia que se enriqueció intoxicando a la gente.
La miniserie dura apenas seis capítulos y eso le juega a favor. Todo transcurre de manera tan rápida que no hay tiempo para reflexionar. Si no conoces el caso, es probable que te sorprendas.
Está basada en el artículo “La familia que construyó un imperio del dolor”, de Patrick Radden Keefe y el libro de Barry Meier, “Pain Killer: analgésico: un imperio de engaño y los orígenes de la epidemia de opioides de Estados Unidos”, esta serie se dedica a hacer un recuento de los hechos que llevaron a la mayor crisis de opioides del país.
Para ello echa mano de una gran interpretación de Uzo Aduba como la investigadora que descubre por casualidad los problemas de salud que produce un fármaco llamado OxyContin.