En una reciente emisión de mi programa Eddy Warman de Noche en el 88.9 FM, abordamos un tema que ha intrigado a generaciones enteras y que sigue siendo de gran relevancia en la actualidad: ¿Por qué son los adolescentes tan temerarios?
En esta fascinante conversación, la psicoanalista Delia Hinojosa, desentrañó los misterios detrás del comportamiento arriesgado y, en ocasiones, desafiante de los jóvenes durante esta etapa crucial de sus vidas. Pero eso no es todo; la aventura radiofónica también nos llevó a adentrarnos en el delicado tema de la sexualidad en los adolescentes, de la mano de la experta Edelmira Cárdenas. Profundizamos en las complejidades de la mente adolescente, explorando las motivaciones detrás de sus decisiones aparentemente impulsivas y desprovistas de temor.
Si te perdiste esta reveladora conversación, no olvides que puedes volver a escucharla.
La adolescencia es una etapa de la vida marcada por la búsqueda constante de experiencias nuevas y emocionantes. Uno de los aspectos más notables de esta búsqueda es la tendencia de los adolescentes a mostrar comportamientos temerarios y a ponerse en situaciones de riesgo.
A menudo, esto desconcierta a los adultos, que se preguntan por qué los jóvenes son tan propensos a desafiar los límites y a enfrentar peligros innecesarios. Comprender esta faceta de la adolescencia es esencial para ayudar a los jóvenes a navegar de manera segura por esta etapa crucial de su desarrollo.
Factores biológicos que afectan a los adolescentes
Tradicionalmente, se ha atribuido la culpa de los problemas comunes de los adolescentes, como cambios de humor abruptos, malhumor y comportamientos temerarios, a las hormonas “fuera de control” o a la crianza deficiente. Sin embargo, una investigación reciente arroja luz sobre la verdadera raíz de estos desafíos en la adolescencia: el cerebro.
Desarrollo del cerebro: Durante la adolescencia, el cerebro está experimentando un rápido desarrollo, especialmente en las áreas relacionadas con la toma de decisiones y el control de impulsos.
A menudo, el sistema límbico, que está involucrado en la búsqueda de emociones y recompensas, se desarrolla antes que la corteza prefrontal, que está asociada con la toma de decisiones racionales. Esto puede llevar a un desequilibrio en la capacidad de evaluar riesgos y recompensas.
Cambios hormonales: Las hormonas desempeñan un papel importante en la emocionalidad durante la adolescencia. Los cambios hormonales pueden aumentar la impulsividad y la búsqueda de emociones fuertes.
Factores psicológicos
Búsqueda de identidad: Los adolescentes están en un proceso activo de búsqueda de su identidad. Esto implica probar diferentes roles y comportamientos para entender quiénes son. A menudo, experimentar con comportamientos arriesgados es parte de este proceso.
Sensación de invulnerabilidad: Muchos adolescentes tienen una sensación de invulnerabilidad, lo que significa que subestiman los riesgos y creen que los problemas graves solo les suceden a otros. Esta percepción puede llevarlos a asumir conductas arriesgadas.
Búsqueda de emoción: Los adolescentes buscan emociones intensas y nuevas experiencias. Esto puede llevarlos a buscar situaciones emocionantes, incluso si son arriesgadas.
Factores sociales
Presión de grupo: La influencia de los amigos y el deseo de pertenecer a un grupo son poderosas durante la adolescencia. Los adolescentes pueden sentir la presión de sus amigos para participar en actividades arriesgadas para demostrar su valentía o encajar en un grupo específico.
Acceso a sustancias peligrosas: El acceso a drogas y alcohol puede aumentar la propensión a la temeridad, ya que estas sustancias pueden disminuir la inhibición y aumentar la disposición a asumir riesgos.
Falta de experiencia: Los adolescentes a menudo carecen de experiencia para evaluar adecuadamente situaciones de riesgo. No han tenido tiempo para aprender de sus propios errores y, a veces, pueden subestimar los peligros.
Es importante destacar que no todos los adolescentes son temerarios, y muchos son conscientes de los riesgos y toman decisiones prudentes. Sin embargo, entender estos factores puede ayudar a los padres, educadores y profesionales de la salud a guiar a los adolescentes hacia comportamientos más seguros y a fomentar la toma de decisiones responsables.