Por: Alide Flores Urich Sass*
* Especialista en asuntos internacionales con experiencia en gestión de proyectos, consultoría e investigación. Instagram: @afus_fus
A la mañana siguiente de haber secuestrado el barco, los miembros del PLF amenazaron con matar a los pasajeros británicos y a 11 estadounidenses abordo.
Para evitar una tragedia, el presidente Ronald Reagan desplegó fuerzas de asalto altamente entrenadas de los SEAL de la Marina de EE. UU. para un posible intento de rescate para liberar el barco de sus captadores antes de que pudieran dañar a alguno de los pasajeros o a la tripulación del Achille Lauro.
El crucero se dirigió al puerto sirio de Tartus, donde los terroristas exigieron negociaciones. Siria se negó a permitir que el barco anclara en sus aguas, lo que provocó más amenazas por parte de los secuestradores.
Esa tarde, dispararon y mataron a Leon Klinghoffer, un estadounidense judío de 69 años, que estaba confinado en una silla de ruedas debido a un derrame cerebral. Su cuerpo fue empujado por la borda en la silla de ruedas.[1]
Finalmente, el barco se dirigió de regreso hacia Port Said en Egipto, donde, después de dos días de negociaciones, los secuestradores acordaron abandonar el barco y se entregaron a los egipcios a cambio de un pasaje seguro a Túnez. El 10 de octubre, los cuatro individuos abordaron un Boeing 737 de Egypt Air pensando que todo iba a salir a su favor.
Sin embargo, el presidente Reagan aprobó un plan para interceptar el avión, siguieron al avión mientras se le negaba el permiso para aterrizar en Túnez.
Después de que también se le negara el permiso para aterrizar en el aeropuerto de Atenas, se le ordenó al avión que aterrizara en Sigonella, la base aérea de la OTAN en Sicilia[2], y el piloto accedió aproximadamente dos horas después de haber despegado.
Secuestro: confrontación diplomática y el destino de los secuestradores
En este punto, Estados Unidos capituló ante el ministro Craxi permitiendo que los sujetos culpables fueran puestos bajo custodia italiana después de recibir garantías de que serían juzgados por asesinato.
A los demás pasajeros del avión (incluido Zaidan) se les permitió continuar hacia su destino, a pesar de las protestas de Estados Unidos.[3]
El motivo por el cual Zaidan permaneció en el avión fue por el hecho de que contaba con inmunidad diplomática, irónicamente.
El gobierno italiano, concluyó que no tenía bases legales para detenerlo ya que él poseía un pasaporte diplomático iraquí y el avión estaba en una misión diplomática.
Así, Zaidan fue enviado a Yugoslavia y logró llegar a Túnez donde continuó operando. No obstante, bajo presión diplomática de Italia y Estados Unidos, Túnez terminado expulsándolo.
Alrededor de 1994, huyó a Bagdad, Irak, donde recibió refugio del dictador iraquí Saddam Hussein. Sorprendiendo a muchos, años más tarde, Zaidan apoyó los acuerdos de paz de Oslo, una serie de acuerdos firmados en 1993 entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), bajo la convocatoria de EE.UU, que buscaba una solución permanente ante el conflicto palestino-israelí.
Asimismo, condenó el terrorismo y en 1996, admitió que tomar el Achille Lauro fue “un error” y se disculpó por la muerte de Klinghoffer.[4] Mientras que el destino de los otros tres terroristas fue puesto en manos de un tribunal italiano en 1986 que los condenó y los sentenció a penas de prisión que iban de 15 a 30 años.