¿Los niños crecen más rápido en primavera?

¿Los niños crecen más rápido en primavera?

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Si al ver a tu hijo, sobrino, nieto o incluso a tu vecino sin la ropa de invierno te parece que ha crecido de repente, no es solo una impresión. Muchos padres han notado que, con la llegada de la primavera, los pantalones parecen encoger de un día para otro.

Y no es coincidencia. Diversos estudios han demostrado que los niños experimentan un crecimiento acelerado durante esta estación, lo que ha llevado a los científicos a investigar las razones detrás de este fenómeno.

Desde hace tiempo, los investigadores han analizado la relación entre los cambios estacionales y el crecimiento infantil. La evidencia sugiere que, en el hemisferio norte, los niños tienden a crecer más rápido en primavera y verano en comparación con los meses de invierno.

Factores biológicos y hormonales del crecimiento en primavera

primavera

La primavera no solo trae días más largos y temperaturas más agradables, sino también condiciones hormonales ideales para el crecimiento infantil.

Uno de los principales factores que influyen en el crecimiento acelerado durante la primavera es la hormona del crecimiento (GH). La producción de esta hormona está regulada en parte por la luz solar y los ciclos circadianos.

El crecimiento infantil está directamente influenciado por factores hormonales y biológicos que varían a lo largo del año. Uno de los principales responsables de este fenómeno es la hormona del crecimiento (GH, por sus siglas en inglés), una proteína secretada por la glándula pituitaria que regula el desarrollo óseo y muscular en los niños. La producción de esta hormona está regulada en parte por la luz solar y los ciclos circadianos.

El papel de la hormona del crecimiento (GH)

La GH se libera en pulsos a lo largo del día, pero su producción es más intensa durante la noche, especialmente en la fase de sueño profundo. La cantidad y frecuencia de su liberación pueden verse afectadas por diversos factores, como la actividad física, la alimentación y, lo más importante en este contexto, la exposición a la luz solar y los ritmos circadianos.

La influencia de la luz solar y los ciclos circadianos

A medida que los días se alargan en primavera y hay una mayor exposición a la luz natural, el cuerpo experimenta cambios en la producción de ciertas sustancias clave: Serotonina y melatonina

La serotonina, conocida como la «hormona de la felicidad», aumenta con la exposición al sol. Este neurotransmisor está asociado con la regulación del estado de ánimo, pero también tiene un impacto en los ciclos de sueño y la secreción de la GH.

En contraste, la melatonina, la hormona que regula el sueño y se libera en la oscuridad, disminuye durante el día. Una menor presencia de melatonina está relacionada con una mayor actividad metabólica y una mayor liberación de la hormona del crecimiento durante la noche.

Mayor actividad física

En primavera, los niños suelen pasar más tiempo al aire libre, corriendo, saltando y jugando. Este aumento en la actividad física estimula el desarrollo muscular y óseo, favoreciendo un crecimiento más rápido.

Además, la exposición al sol aumenta la síntesis de vitamina D, fundamental para la absorción de calcio y el fortalecimiento de los huesos.

Dieta y metabolismo acelerado

Los cambios en la dieta también pueden desempeñar un papel clave. En primavera, muchas familias incorporan más frutas y verduras frescas a su alimentación, lo que aporta una mayor cantidad de vitaminas y minerales esenciales para el crecimiento. Además, el metabolismo suele ser más activo en climas templados, favoreciendo un mejor aprovechamiento de los nutrientes.

Mayor regulación del sueño

Con un equilibrio más estable entre serotonina y melatonina, los niños pueden experimentar un sueño de mejor calidad, lo que se traduce en una liberación más eficiente de la hormona del crecimiento durante la noche.

Estudios han demostrado que los picos de GH son más altos cuando el sueño es profundo y sin interrupciones, lo que suele ocurrir con mayor frecuencia en primavera debido a un ritmo circadiano más estable.

Estudios y evidencias científicas

Diversas investigaciones han demostrado que el crecimiento infantil no sigue un ritmo constante a lo largo del año. Un estudio publicado en el Journal of Pediatric Endocrinology & Metabolism reveló que los niños pueden crecer hasta 1.3 veces más rápido en primavera que en invierno.

Además, un estudio realizado en 2015 con 760 estudiantes daneses, de entre 8 y 11 años, encontró que el mayor aumento en la tasa de crecimiento ocurrió entre abril y mayo. De manera similar, un artículo de 2022 que siguió el desarrollo de miles de niños en Texas, desde el jardín de infantes hasta quinto grado, también confirmó que la primavera y el inicio del verano son períodos de crecimiento más pronunciados.

Sin embargo, es importante señalar que la variabilidad en estos patrones depende de una combinación de factores genéticos, ambientales y de salud.

El crecimiento infantil está determinado por una variedad de factores, pero la primavera parece ofrecer un entorno particularmente favorable para su aceleración.

Por lo tanto, si notas que tu hijo necesita ropa o calzado de una talla más grande en primavera, ya sabes la razón: el buen tiempo no solo trae consigo días más soleados, sino también un impulso natural en su crecimiento.

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