En la búsqueda continua de estrategias para mejorar la salud y promover la longevidad, el ayuno intermitente ha surgido como una tendencia popular en el mundo de la dieta y la nutrición. Sin embargo, un nuevo estudio presentado en las Sesiones Científicas de Estilo de Vida y Cardiometabólicas de la Asociación Americana del Corazón ha arrojado luz sobre posibles riesgos asociados con este enfoque, especialmente en lo que respecta a la salud cardiovascular.
Créditos: American Heart Association
El estudio, liderado por el Dr. Victor Wenze Zhong y su equipo de la Universidad de Shanghai Jiao Tong, analizó datos de más de 20,000 adultos estadounidenses para evaluar los efectos de la alimentación restringida en el tiempo, una forma de ayuno intermitente, en la salud del corazón. Los resultados fueron sorprendentes y preocupantes: aquellos que limitaron su ingesta de alimentos a menos de 8 horas al día mostraron un 91% más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en comparación con aquellos que consumieron alimentos durante un período de 12 a 16 horas al día.
Este hallazgo desafía la percepción común de que el ayuno intermitente es una estrategia de dieta segura y efectiva para mejorar la salud cardiovascular. Aunque algunos estudios anteriores han sugerido beneficios asociados con esta práctica, el presente estudio destaca la necesidad de una mayor cautela al adoptar este enfoque, especialmente para aquellos con condiciones de salud preexistentes.
Los riesgos del ayuno intermitente
El ayuno intermitente implica limitar el período de tiempo durante el cual se permite comer, con variantes que van desde un horario de alimentación de 4 horas hasta uno de 12 horas dentro de un período de 24 horas. La forma más común de ayuno intermitente es el horario 16:8, en el cual los individuos comen todas sus comidas dentro de una ventana de 8 horas y ayunan durante las 16 horas restantes del día. Aunque esta práctica ha ganado popularidad debido a su presunto impacto positivo en la pérdida de peso y la salud metabólica, sus implicaciones a largo plazo para la salud cardiovascular no habían sido completamente exploradas hasta ahora.
El Dr. Zhong y su equipo analizaron datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) de 2003 a 2018, así como información sobre las tasas de mortalidad en Estados Unidos hasta diciembre de 2019 del Índice Nacional de Muertes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Sus hallazgos revelaron no solo un aumento significativo en el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular entre aquellos que practicaban la alimentación restringida en el tiempo, sino también una asociación negativa entre esta práctica y la supervivencia en personas con enfermedades cardíacas o cáncer.
Este estudio ha planteado preguntas importantes sobre los posibles mecanismos biológicos detrás de estas asociaciones y la generalización de sus hallazgos a diferentes poblaciones y contextos. Aunque se necesita más investigación para comprender completamente estos aspectos, los resultados actuales subrayan la importancia de una aproximación más cautelosa y personalizada a las recomendaciones dietéticas, particularmente para aquellos con condiciones de salud preexistentes.
Es crucial destacar que si bien el ayuno intermitente puede ofrecer beneficios a corto plazo, como la pérdida de peso y la mejora de los marcadores metabólicos, sus posibles riesgos a largo plazo para la salud cardiovascular deben ser considerados cuidadosamente. Los pacientes deben ser conscientes de la asociación entre la alimentación restringida en el tiempo y el riesgo aumentado de muerte por enfermedad cardiovascular, y se les recomienda buscar orientación médica antes de realizar cambios significativos en su dieta y estilo de vida.
Si bien la dieta y la nutrición son áreas en constante evolución de investigación, los hallazgos de este estudio sugieren que el ayuno intermitente puede no ser la panacea para la salud cardiovascular que se pensaba anteriormente. Se necesitan más estudios para comprender completamente los efectos de esta práctica en la salud a largo plazo y para informar recomendaciones dietéticas más precisas y personalizadas en el futuro.