En un día sombrío para el mundo del vino, nos despedimos con profunda tristeza de un pilar fundamental de la industria vinícola: Fernando Remírez de Ganuza. Su fallecimiento deja un vacío inmenso en el corazón de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y admirarlo.
Fernando fue mucho más que un bodeguero; fue un verdadero innovador, un revolucionario que desafió los límites del vino riojano en los años 90. Su dedicación incansable y su pasión por la excelencia transformaron la forma en que percibimos el vino de Rioja. Con su bodega homónima en Samaniego, Fernando sembró las bases de una nueva era para la región, demostrando que la calidad y la precisión eran tan importantes como la tradición.
Fernando era conocido por su generosidad y su amabilidad hacia todos los que tuvieron el placer de cruzarse en su camino.
Hoy, el mundo del vino llora la pérdida de un verdadero gigante. Fernando Remírez de Ganuza no solo deja un legado vinícola imborrable, sino también un ejemplo de integridad, pasión y humanidad. Su impacto perdurará en cada botella que lleva su nombre y en cada corazón que fue tocado por su gracia.
El legado de Fernando Remírez de Ganuza
Fernando Remírez de Ganuza fue un destacado bodeguero español, reconocido por su innovación y su contribución al mundo del vino, especialmente en la región de Rioja. Nacido en Meano, Navarra, Fernando se convirtió en uno de los grandes renovadores de la industria vinícola en España durante los años 90 del siglo pasado.
- Innovación en la vinificación: Fernando Remírez de Ganuza introdujo métodos innovadores en la elaboración del vino, como el uso de su propia mesa de selección para dividir los racimos y la crianza en barricas cuadradas.
- Compromiso con la excelencia: Siempre buscó la perfección en cada aspecto de la producción vinícola. Creía firmemente en la importancia de la calidad de la uva, la tecnología, la investigación y la experiencia en la elaboración de vinos excepcionales.
- Identidad y precisión: Sus vinos se caracterizaban por su identidad frutal y la expresión única de los viñedos de la Sonsierra y Rioja Alavesa. Buscaba la precisión en cada etapa del proceso, desde la cosecha hasta la crianza, con el objetivo de lograr la perfección en sus vinos.
- Legado en la Sonsierra: Su influencia se extendió más allá de su bodega en Samaniego, dejando un impacto duradero en la región de la Sonsierra y Rioja Alavesa. Su dedicación al trabajo en los viñedos y su compromiso con la calidad inspiraron a toda la comunidad vinícola.
Créditos: El País
