En un clima político y mediático tenso, México ha sido sacudido por una serie de filtraciones de números telefónicos pertenecientes a figuras públicas, tanto a favor como del gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Créditos: MSN
El escándalo tomó relevancia cuando el presidente López Obrador reveló públicamente el número telefónico de la periodista Natalie Kitroeff durante una conferencia matutina el pasado 22 de febrero.
Esto ocurrió en respuesta a un reportaje publicado por el New York Times que mencionaba una investigación sobre supuestas conexiones entre personas cercanas al presidente y el narcotráfico.
La acción del presidente generó críticas y condenas por parte de diversos sectores de la sociedad, quienes consideraron las filtraciones como una violación de la privacidad y un acto de intimidación hacia la periodista.
Sin embargo, el escándalo no se detuvo ahí. Figuras públicas adicionales reportaron haber sido víctimas de acoso telefónico tras la filtración de sus números. José Ramón López Beltrán, hijo mayor del presidente, denunció haber recibido mensajes de odio como represalia por su relación con AMLO. Asimismo, la candidata presidencial Claudia Sheinbaum también denunció haber sido objeto de acoso telefónico, acusando a la oposición de filtrar su número en un intento de desacreditar su campaña política.
Estos incidentes se suman a las filtraciones masiva de datos personales de más de 200 periodistas que asisten regularmente a las conferencias matutinas del presidente. La Fiscalía General de la República está investigando este caso, que supuestamente involucra a un extrabajador del gobierno de López Obrador, lo que ha avivado aún más las preocupaciones sobre la seguridad de la información en un contexto político polarizado.
Las filtraciones de números telefónicos y el posterior acoso han desatado una amplia discusión sobre la seguridad y privacidad de las figuras públicas en México, así como sobre la responsabilidad en el manejo de la información personal en un entorno cada vez más volátil.
Las repercusiones de estos eventos continúan siendo objeto de atención y debate en la esfera pública mexicana, destacando la importancia de proteger la privacidad y seguridad de los datos en un mundo digitalmente interconectado y políticamente cargado.
